Voto De Los Residentes En El Extranjero
Enviado por xasmyne • 22 de Octubre de 2013 • 3.948 Palabras (16 Páginas) • 366 Visitas
En México, el derecho al voto de los residentes en el extranjero se hizo efectivo en la pasada elección presidencial del 2 de julio de 2006, aunque sólo se pudo votar por vía postal de acuerdo con lo que marca la normatividad electoral y después de cubrir una serie de requerimientos y tramites burocráticos, que desmotivaron enormemente la participación ciudadana De esta forma, emitieron su sufragio sólo 32, 261 electores de un padrón estimado por el Instituto Federal Electoral (IFE) de 4.2 millones de posibles votantes, en una de las regiones de inmigración de referencia mundial (México/Estados Unidos de Norteamérica) en materia tanto de flujos migratorios como de desigualdad social.
Ahora bien, los resultados dados a conocer por el IFE, señalan que Felipe Calderón obtuvo el 57.42 por ciento de los votos, seguido por Andrés Manuel López Obrador, quien alcanzó el 33.43 por ciento. El candidato de la Alianza por México, Roberto Madrazo, obtuvo el 4.1 por ciento de los sufragios, mientras que Patricia Mercado, del Partido Alternativa, alcanzó el 2.68 por ciento y Roberto Campa, del Partido Nueva Alianza, el 0.39 por ciento de los votos, como se muestra en el cuadro No. 1.
Cuadro No. 1
Candidato Partido o Coalición Número de Votos en el Extranjero* % de Votación validad Número de Votos en México % de Votación
Andrés Manuel López Obrador Alianza por el Bien de Todos 11,088 33.43 14,756,350 35.31
Roberto Madazo Pintado Alianza por México 1,360 4.1 9, 301,441 22.26
Felipe Calderón Hinojosa Partido Acción Nacional 19,016 57.42 15, 000,284 35.89
Roberto Campa Partido Nueva Alianza 128 0.39 401, 804 0.95
Patricia Mercado Alternativa Socialdemócrata y Campesina 887 2.73 1, 128, 850 2.70
Fuente: Instituto Federal Electoral, IFE. * No se incluyen los votos nulos.
¿Qué explica estos resultados? ¿Por qué los emigrantes se inclinaron mayoritariamente a favor del candidato del PAN? ¿Cuáles eran los supuestos teóricos sobre la posible inclinación de dichos sufragios, previos a la elección? ¿Qué pasó durante el proceso electoral en materia de proselitismo político? En el presente escrito se analiza, a la luz de las diferentes teorías sobre el voto y el comportamiento político de los residentes en el extranjero, el caso de la pasada elección presidencial de 2006, tratando de dar respuesta a estas interrogantes.
ENFOQUES TEORICOS
Las teorías sobre el comportamiento político de los emigrantes en el extranjero y, en lo particular, sobre su comportamiento electoral, apuntan sobre tres posibles conductas. La primera señala que el comportamiento, las actitudes, los valores y las opiniones políticas de los residentes en el extranjero son muy similares a las predominantes en su lugar de origen. Esto es, la cultura política y la preferencia electoral de los emigrantes guarda una correspondencia con la existente en su lugar de origen (Calderón y Martínez, 2002), ya que lo que se presenta es una especie de espejo de lo que pasa en el país de procedencia. De esta forma, por ejemplo, si su núcleo de origen, familia y comunidad en México tiende mayoritariamente a votar por un determinado partido, esa conducta electoral se repetirá por los emigrantes en el extranjero. En este sentido, la estancia y experiencia de los mexicanos en el extranjero no genera un cambio en la conducta y comportamiento electoral de los emigrantes. Esto implica que no hay una real integración cultural y, de cierta manera, política al nuevo país de residencia y a su paradigma político (Huntington, 2004).
Esta teoría, si bien explica algunos patrones culturales y políticos de las comunidades migrantes no considera que se genera ciertos cambios en el comportamiento político de las comunidades de origen del migrante, durante el tiempo que éstos se encuentran fuera del país. Esto es, varias comunidades y núcleos de población de origen del migrante han experimentado, con el tiempo, ciertas transformaciones, como la alternancia en el gobierno y cambios en la conducta y lealtad electoral, lo que repercute también en su cultura política. Además, este enfoque teórico descarta toda posibilidad de influencia del paradigma político predominante en el nuevo país de residencia del emigrante, lo cual resulta poco creíble si lo analizamos en una perspectiva de largo plazo, principalmente con los individuos que radican en el exterior por largos períodos de tiempo.
La segunda teoría, contrapuesta a la primera, apunta que los migrantes experimentan un proceso de socialización política en el nuevo país de residencia que los hace cambiar de actitudes, valores y, en lo general, de cultura política, lográndose una real integración y apropiación no sólo cultural, sino también respecto del paradigma político predominante, de tal forma que si ellos radican en un país con un sistema político democrático, tenderán a adoptar pautas de conducta propias de un sistema democrático (DeSipio, 1996). En este mismo sentido, los emigrantes en el extranjero tenderán a inclinar su voto a favor de la opción política que más se ajuste al paradigma político e ideológico que predomina en su nuevo lugar de residencia (De la Garza, 1996).
Esta teoría, si bien aporta algunos elementos para un mejor entendimiento del comportamiento electoral del emigrante, deja de lado todo el aspecto cultural, inercial y de hábito de votación de los electores que han adquirido en su país de origen. Sin embargo, estudios recientes sobre el comportamiento electoral apuntan que tanto la inercia (el hábito y costumbre de votación que se ha formado a través de los años), así como la circunstancia (la nueva realidad y coyuntura política que se vive en el nuevo país de residencia) influyen en la decisión final del elector (De la Heras, 1999).
A partir de estas dos concepciones teóricas, podemos desarrollar una tercera teoría, de orientación ecléctica, la cual apunta que los emigrantes en el extranjero modifican su cultura política en parte, pero que también conservan varios rasgos y actitudes propios de la cultura política y hábitos de votación predominantes en su lugar de origen. En este sentido, esta orientación teórica señala que sí existe un impacto e integración con la cultura predominante en el nuevo país de residencia, pero también existen patrones culturales propios de su lugar de origen que generan una nueva cultura política. Esto es, los emigrantes no se asimilan totalmente a la cultura política del nuevo país de residencia, aunque sí toman algunos patrones y marcos de referencia que incide en su comportamiento político, pero siguen conservando ciertos valores, actitudes y conductas propias de su país de origen. Entonces, lo que realmente se genera es una nueva subcultura política híbrida en los emigrantes, que bien podríamos
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