Yehezkiel Lefkowitz
Enviado por JonathanRafaeel • 9 de Noviembre de 2014 • Informe • 1.206 Palabras (5 Páginas) • 286 Visitas
Yehezkiel Lefkowitz, quien se convertiría bajo el nombre de Oscar Lewis en uno de los antropólogos más polémicos de la segunda mitad del siglo XX, nació en Nueva York el 25 de diciembre de 1914. Su padre, Chaim Leb Lefkowitz, un estudiante rabínico de la ciudad de Sopotskin, uno de los pasos de la inclemente frontera entre Rusia y Polonia, había emigrado a Estados Unidos, donde oficiaba en una sinagoga de la calle 13 en el bajo Mahattan. En rigor, Lewis creció en las afueras rurales de Nueva York, en la pequeña población de Liberty, un área impregnada todavía por la cultura decimonónica del farmer del Este estadounidense. Cuando tenía cinco años, una afección cardiaca del padre obligó a la familia a gastar sus ahorros en la adquisición de una granja, que más tarde se convertiría en The Balfour, un hotel de unos cuantos cuartos cuyos precarios ingresos servían para su modesto sostén. El paradero recibió el nombre por los tratados con los que Lord Balfour había procurado que los judíos contaran con un lugar en Palestina al cual emigrar después de la Primera Guerra Mundial.
La niñez y la adolescencia de Yehezkiel transcurrieron así entre las lecturas caseras del Talmud, el rigor y el estilo protestantes de sus profesores y los menesteres de un hogar que colindaba siempre con la pobreza. Su biógrafa más connotada, Susan M. Rigdon, lo imagina como un “niño tres veces solitario”:1 en su familia, por la distancia de edades que lo separaba de sus hermanos; en Liberty, como un judío neoyorquino que creció entre farmers protestantes (la ciudad era el gran lugar, Liberty, el mal inevitable); y entre sus compañeros de escuela por el apoyo que debía brindar a la casa debido a la enfermedad del padre. En sus notas autobiográficas, Lewis se refiere escasamente a esa época, a veces solo para recordar los desacuerdos con su padre, o la extrañeza que sentía frente a sus condiscípulos, o al activista del Partido Comunista que solía trabajar en The Balfour durante los veranos, de quien escuchó sus primeras nociones de marxismo. Sea como sea, la soledad, incluso la excentricidad, serían signos distintivos de una carrera académica e intelectual que resultaría fulgurante.
Aburrido por la parsimonia de la high school de Liberty, Lewis concluyó su educación básica a la precoz edad de quince años, y se dirigió a Nueva York para continuar sus estudios. En 1930 ingresó al College of the City of New York, donde concentró sus estudios en las áreas de historia y filosofía. Sus profesores, historiadores de la talla de Philip Foner y Abraham Edel, dejarían una huella en su formación que más tarde sus críticos, particularmente en el campo de la antropología, impugnarían como “historicismo”. Desde entonces, para Lewis la antropología sería una disciplina cuyo rigor debería buscarse también en la historia, pues el mayor “error antropológico” consistía en “creer que una cultura había sido como es, y que seguiría siendo como se presenta ante los ojos del observador”.2
Fue en el departamento de graduados de la Universidad de Columbia donde inició propiamente su formación como antropólogo. Ahí, en las clases con Ruth Benedict y Ralph Linton, en las discusiones con invitados como Margaret Mead, figuras centrales en el pensamiento estadounidense, descubre la problemática que fija el centro de la mayor parte de su obra: la pregunta por la relación entre una cultura y las formas de la personalidad de sus individuos. Una pregunta que él, desde sus primeros trabajos, elabora de una manera muy personal. A diferencia de Jules Henry, Lewis siempre desconfió de la antropología conceptual: los arquetipos y las categorías, aunque inevitables, le parecían más bien “vendajes” que impedían observar
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