Ética Espiritual
Enviado por marvinrasta • 29 de Enero de 2014 • Ensayo • 4.429 Palabras (18 Páginas) • 293 Visitas
Ética Espiritual...
Es una de las profundidades que conforman al Espíritu, lo que encierra a los Valores Espirituales y estos a su vez integran a las Virtudes Espirituales, que van más allá de los valores morales impuestos y creados por los hombres y otras civilizaciones... para la mente racional y poco profunda... difícil de asimilar, para el espíritu y el alma con un camino de trabajo psico-espiritual es totalmente comprensible y natural.
La Ética Espiritual hay que llevarla internamente y que esta sea un reflejo en lo externo, pero la ética no se entiende a un nivel solo racional, el que tiene Ética Espiritual es aquel que tiene un estado de Conciencia verdaderamente amplio, podríamos decir que la Ética Espiritual es un grado de Conciencia y para llegar a esta se necesita un trabajo interno de ampliación de Conciencia constante.
Ética ciudadana.
En referencia a la ética, ésta es una praxis íntima que se articula y coordina en muchas acciones a través de la política. La ética y la política no son simplemente teorías que deben estudiarse en el ámbito de la academia, sino que configuran nuestra manera de ser como integrantes de una sociedad que busca su realización a través de la concretización de los sueños y esperanzas humanos dentro de ella. Todos los días tomamos opciones éticas o políticas, porque nuestra existencia se realiza desde el ámbito social y no desde la individualidad; el ser humano es por excelencia un ser con el otro, para el otro. La sociedad actual está signada por un período constante de crisis que conlleva al deterioro de las relaciones sociales en lo referente a los valores y actitudes de los individuos. La palabra clave para distinguir nuestra época es “crisis”, y lo ético no escapa a esta realidad. Por ello, es necesario elaborar una reflexión que sea capaz de impulsar los espacios requeridos por las sociedades modernas para que las relaciones humanas se distingan por la búsqueda del bien común y las transformaciones sociales se realicen pensando en el ser humano y no en ideologías que han degenerado la razón de ser de la vida social y política de los pueblos, que no es otra que la de llevar a los individuos a su plenitud como seres humanos en una convivencia fraterna, cívica y responsable.
Ética nacional.
En distintos ámbitos y de variadas formas se habla de una crisis de valores en nuestras sociedades.
A la par que esa crisis invade con repercusiones preocupantes todo el tejido social, últimamente ha tomado fuerza la pedagogía de los valores y la pedagogía de los Derechos Humanos, a fin de contrarrestar los efectos de esa crisis, de contribuir a defender, difundir, aplicar y construir los valores éticos, humanos, cívicos y morales que garanticen el desarrollo de una sociedad para una convivencia social sana, solidaria, participativa y creativa.
Los esfuerzos e ideales del proceso educativo orientado a la construcción de los valores chocan con los referentes negativos y destructores que irrumpen en los distintos estamentos de un país como el nuestro, organizado bajo los criterios de la democracia y de la gobernabilidad.
La etapa de la formación de valores en la juventud se caracteriza por el grado elevado de concientización en los jóvenes así como de duda, de críticas, de búsqueda, de sentido de finalidad. Se acrecienta en el joven sentido y necesidad de la autonomía personal.
La pedagogía en esta etapa no busca implantar un conjunto de valores, sino desarrollar en la mente del joven una sensibilidad y un discernimiento morales conducentes a conformar en él una especie de “ley interior”.
Conciencia ciudadana.
Porque a nuestro parecer es aquello que más necesitamos. Y ¿qué es la conciencia ciudadana después de todo? Podríamos definirla como esa actitud que debería surgir de forma innata en nosotros derivado de nuestra crianza, de ciertos principios morales que nos impulsen a mantener una cohesión en nuestra sociedad lo bastante fuerte como para hacer agradable la convivencia. Sin embargo… ¿sientes que esto es así en realidad?
Podemos hacer algo sencillo: ¡Observar qué pasa en 1 minuto desde cualquier esquina de la ciudad!. ¿Qué crees que verás?: vehículos parados sobre el rayado peatonal, motos circulando sobre la acera, a contra vía, sin placa, sin usar casco, con más de dos personas en la moto o llevando una carga. Hay ruido en toda la ciudad, cornetas tocadas desenfrenadamente, carros y buses contaminando el ambiente, personas de mal humor, peatones corriendo esquivando los carros que no le dan paso….
Suena bastante caótico ¿no?, lo es… El problema más grave es que nosotros mismos somos los causantes de este desorden, no respetamos las leyes y tampoco nos preocupamos por conocerlas, exigimos para nosotros y no cumplimos para los demás. Tampoco corregimos nuestras actitudes en casa; enseñamos esto a los más pequeños y el ciclo continua hasta no acabar. ¿Te has identificado con alguno de los ejemplos que dimos? Si la respuesta es sí, pues es momento de cambiar, de pensar en el futuro de tu ciudad, de tus familiares, de tus amigos y de ti mismo. Dicen que el viaje más largo inicia con el primer paso. Y tú ¿qué paso darás hoy?
Valores nacionales
Son aquellas características positivas que el país, como un todo, ostenta, practica y defiende, tanto a nivel interno como externo.
Valores nacionales
Los valores son guías de conducta, pero por su carácter simbólico y la enorme carga emocional que conllevan, no se transforman necesariamente al mismo ritmo que los continuos cambios que se están produciendo en el mundo.
Existen valores —inclusive los nacionales— que han sido compartidos durante largos años por amplios sectores de la población. Los nuevos valores, que enfatizan por ejemplo el logro individual y social y la productividad y eficacia, que irían más de acuerdo con los proyectos modernizadores, no pueden simplemente imponerse; se requiere que sean promovidos entre los individuos y grupos para conseguir su aceptación. Se permean en el medio social y en ello influyen las estructuras políticas, jurídicas, sociales, económicas y culturales.
La generación y transmisión de los valores corre a cuenta de diversos agentes
socializadores, tales como los órganos del Estado, la familia, las iglesias, los medios de comunicación, entre otros; lo que provoca contradicciones, tanto al interior de cada una de estas instituciones, como entre sí.
Ética y confianza publica
Construimos nuestras vidas en base a relaciones de confianza. Las culturas de las que somos miembros -organizacionales, sociales, políticas- definen sus cualidades en base a la confianza de sus individuos.
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