Ética ¿para Qué?

RESUMEN

CAPÍTULO 2

REALIDAD Y RESPUESTA POSIBLE

ÉTICA… ¿PARA QUÉ?

Generalidades y ubicación

La actualidad mundial con todo y la globalización nos va a presentar siempre una dualidad de criterios y opciones para el diario vivir. Esta dualidad nos pone ante la necesidad imperante de plantear día tras día y a cada momento la pregunta ¿es ético? ¿para qué sirve el enfoque ético?, de tal forma que cada proceder en las diferentes áreas del diario vivir está muy de la mano con estas preguntas.

Basta ver la realidad mundial de pobreza vrs riqueza para darnos cuenta al dilema diario que enfrentamos. Guerra vrs paz, honradez vrs corrupción, principios y valores vrs antivalores, ecología vrs destrucción del medio ambiente, en fin todo presenta dos caras, algunas veces estamos de un lado de la acera y otras por conveniencia o sin esta, estamos del otro lado.

Ahora bien, el que existan dos frentes no quita que lo correcto y de lo que mucho se habla sea de lo ético que debe ser nuestro comportamiento diario, para así ser aceptados también dentro del entorno de una sociedad cada día más complicada.

Existen 5 grandes elementos protagónicos dentro de este enfoque de lo ético y el actuar diario que son:

1. La conciencia: que nos permite estar en “tono” con la concepción de valores, normas, procedimientos y actitudes para el convivir en sociedad.

2. Tolerancia: ligada 100% al respeto que se debe tener para una convivencia pacífica y armoniosa.

3. Responsabilidad: El ser humano no puede obviar su característica de ser responsable.

4. Desvincular ética de éxito: No podemos ser éticos sólo cuando nos conviene o por una cuestión de ética, hay que desvincular una de otra y convertir la ética en un estilo de vida.

5. Objetivo y criterio central: Volver a ser humano, con todo lo que esto implica, promover valores, identidad, solidaridad y respeto.

A diario vemos y escuchamos noticias relacionadas con el mundo político y todos los alcances que éste tiene. Hablamos de corrupción, de interponer sus prioridades personales a las de las naciones, de libertad pero restringida, de irresponsabilidad, y más. Todo esto es parte de esa dualidad de criterios.

El ser humano está en un constante conflicto entre lo que debe hacerse y lo que se hace, y este conflicto origina en cada quien interrogantes al respecto. ¿Por qué hacer el bien y no el mal?, ¿qué es correcto y qué no?, ¿hasta dónde llega mi libertad?, entre otras.

Veamos así que el tema ambiental se ha convertido también en un asunto de doble moral, están de un lado los descuidados radicales a quienes no les importa seguir dañando el planeta y del otro unos cuantos que, también radicales, luchan día a día con esfuerzos casi aislados por reciclar, no contaminar, criticar la producción contaminante, etc. En el medio de éstos estamos una gran masa que cuando nos conviene hacemos lo propio por no contaminar, pero que también por conveniencia nos olvidamos del discurso ético en pro del planeta y usamos aerosoles, no separamos desechos, y así entonces contribuimos a la destrucción de la tierra.

La misma globalización ha traído consigo un arraigar más esta doble moral, dejar la ética como algo no inherente al ser humano sino de conveniencia de éste. Algunas veces criticamos el mercantilismo ingrato que mata a los pequeños productores locales, y otras tantas preferimos lo importado a lo nacional porque dudamos de la calidad de lo nuestro, ya sea por desconocimiento o porque nos han vendido muy bien la idea de que “lo de afuera es mejor”.

La ética por tanto debe enfocarse más en el ser humano, debe existir y prevalecer una ética ciudadana, por encima de la ética política, ambiental, laboral, etc. Cuando vemos realmente al ser humano, y nos comportamos como en realidad corresponde

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