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PROYECTO FINAL DE INTERVENCION EDUCATIVA PARA PREVENIR LA OBESIDAD INFANTIL


Enviado por   •  22 de Mayo de 2018  •  Documentos de Investigación  •  4.327 Palabras (18 Páginas)  •  299 Visitas

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SECRETARÍA DE EDUCACIÓN PÚBLICA

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA NACIONAL

UNIDAD UPN 211

SEDE ACATLAN DE OSORIO PUEBLA

PROYECTO FINAL DE INTERVENCION EDUCATIVA PARA PREVENIR LA OBESIDAD INFANTIL

AUTOR: BRENDA ROMAN ESPINOZA

ASESOR: ENRIQUE NAJERA GARCIA

LICENCIATURA EN INTERVENCIÓN EDUCATIVA

CURSO: INTERVENCION EDUCATIVA

SEGUNDO SEMESTRE

ACATLAN DE OSORIO PUE. A  17 DE MAYO DE 2018

INDICE

1. INTRODUCCIÓN..................................................................................................3

2. MARCO TEÓRICO...............................................................................................4

2.1. La obesidad infantil............................................................................................4

2.2. Causas de la obesidad infantil……….......…………………………………………5

2.3 Consecuencias de la obesidad infantil……………………………………………..7

2.4 Programas de intervención…………………………………………………………..8

3. PROYECTO DE INTERVENCION EN EL CONTEXTO NO FORMAL…………10

3.1 Planteamiento del problema………………………………………………………..10

3.2 Justificación…………………………………………………………………………..10

3.4 objetivo general……………………………………………………………………...10

3.5 objetivos específicos……………………………………………………………..…10

4. RECURSOS HUMANOS Y MATERIALES………………………………………...10

4.1 Recursos humanos………………………………………………………………….10

4.2 Recursos materiales………………………………………………………………...10

5. MARCO METODOLOGICO………………………………………………………….11

6. RESULTADOS………………………………………………………………………..14

7. CONCLUSION………………………………………………………………………...19

8. BIBLIOGRAFIA………………………………………………………………………..20

9. ANEXOS……………………………………………………………………………….21

1. INTRODUCCION

Con el presente proyecto se pretende prevenir la obesidad infantil y las enfermedades asociadas a ella, mediante la promoción de hábitos alimenticios saludables y la adherencia al ejercicio físico, con la participación de su entorno más cercano.

Es por todos sabido que la obesidad es considerada actualmente una epidemia global, con importantes consecuencias para la salud y que la prevalencia de sobrepeso y obesidad infantil se ha triplicado en los últimos 40 años. En Mexico, el 7,4% de los menores de seis años son obesos, cifra que crece a un 19,4% en los escolares de primer año básico; en el caso de los adolescentes, 30% está con sobrepeso u obesidad (Minsal 2010).

La consecuencia más importante de la obesidad infantil es su persistencia en la adultez y el desarrollo de comorbilidades. Sobre el 60% de los niños que están sobrepeso en el período prepuberal, y 80% de los que lo están en la adolescencia, estarán sobrepeso en la adultez temprana (2-4). Resistencia insulínica (RI), diabetes mellitus tipo 2 (dmii), hipertensión arterial, síndrome metabólico (SM), apnea obstructiva del sueño, baja autoestima y peor calidad de vida son las comorbilidades más frecuentes en los niños y adolescentes obesos (5-9). La obesidad adulta se asocia con altas tasas de hipertensión arterial, dislipidemia y resistencia insulínica, factores de riesgo para enfermedad coronaria, principal causa de muerte en México y gran parte de los países desarrollados (10, 11).

La actividad física es esencial para el normal crecimiento y desarrollo de los niños  y juega un rol importante en la prevención.

El objetivo de las intervenciones en pacientes con sobrepeso u obesidad es la prevención del desarrollo de estas comorbilidades. El tratamiento de la obesidad en los niños requiere de modificaciones en la dieta, la actividad física y cambios de hábitos en toda la familia. Este manejo es difícil, por lo que se requieren estrategias para mejorar, entre otros factores, los actuales niveles de actividad física y así lograr disminuir la obesidad infantil y sus complicaciones.

El proyecto es impulsado en las colonias puesto que considero el espacio familiar al que los niños están muy aferrados permitiendo esto infinitas oportunidades para formar a los niños y niñas en hábitos alimentarios saludables y fomentar la práctica diaria de actividad física cambiando sus hábitos desde casa.

2. MARCO TEÓRICO

2.1 LA OBESIDAD INFANTIL

En palabras de Segura (2005) la obesidad es una enfermedad crónica, compleja y multifactorial que suele iniciarse en la infancia y en la adolescencia. Desde 1998 la OMS considera la obesidad una epidemia global. Hoy en día podemos afirmar que es un creciente e importante problema de salud pública al ser el desencadenante de numerosas enfermedades como por ejemplo: como la diabetes, la enfermedad cardiovascular y la hipertensión. La obesidad en las sociedades desarrolladas es, junto con la caries dental, el trastorno nutricional más frecuente en la infancia y la adolescencia (Fernández, 2005) El Grupo Internacional de Trabajo para la Obesidad (IOTF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) han calificado la obesidad como la epidemia del siglo XXI por las dimensiones adquiridas a lo largo de las últimas décadas, su impacto sobre la morbimortalidad, la calidad de vida y el gasto sanitario (OMS, 2000, 2003; IOTF, 2004) A estas edades a la obesidad se le debe dar la importancia que tiene y no solo considerarla una enfermedad cuyo problema principal simplemente es estético, de apariencia física, ya que estudios longitudinales (Bogalusa Heart Study; 1970 British Cohort Study (BCS70); Whitaker) demuestran que la obesidad en el niño es un factor de riesgo de continuar siendo obeso en la vida adulta. A continuación se muestra un listado con los efectos adversos y riesgos de la obesidad infantil para la salud a corto plazo: 1. Salud física a. Pseudomicropene b. Pseudoginecomastia (crecimiento de mamas en niños y crecimientode mamas prematuro en niñas) c. Trastornos de la alimentación (anorexia o bulimia) d. Aumento de riesgo cardiovascular e. Riesgo de enfermedad coronaria junto a sus tres factores de riesgo principales: hipertensión arterial, alteraciones en el perfil lipídico y diabetes tipo II f. Alteraciones metabólicas, que pueden estar asociados con los trastornos endocrinos que se observan en la obesidad (déficit de hormona del crecimiento, hiperleptilemia) g. Problemas respiratorios h. Problemas osteoarticulares i. Alteraciones en el sistema inmunológico (aumento en la susceptibilidad a infecciones) j. Problemas digestivos k. Problemas renales l. Alteraciones cutáneas m. Problemas oncológicos asociados TRABAJO DE FIN DRADO 2014 7 2. Salud mental. Tal y como afirmaba Bartrina (2005) las consecuencias psicosociales de la distorsión de la imagen física para el niño obeso pueden ser tan importantes e incluso más que las físicas a. Baja autoestima b. Dificultad para establecer relaciones interpersonales c. Miedos e inseguridades d. Desorden de conductas alimenticias e. Tristeza f. Discriminación g. Depresión h. Ansiedad i. Patrones anormales de conducta entre los que se pueden destacar: distracción de las capacidades académicas, dificultad para manejar impulsos, desarrollo de carácter agresivo, predisposición al suicidio) Continuando con Bartrina (2005) y teniendo en cuenta las posibles limitaciones en los datos existentes, parece que es más probable que los niños obesos sean adultos obesos en comparación con los niños normopeso, aunque paradójicamente la mayor parte de los adultos que son obesos en la actualidad no fueron niños obesos. La obesidad infantil tiene especial significado a partir de la segunda década puesto que si no se corrige antes, adoptándose unas pautas más saludables en cuanto a la alimentación y a la actividad física, es muy probable que en la edad adulta ese niño sufra obesidad. Los adolescentes con sobrepeso tienen un 70% de probabilidades de llegar a ser adultos con sobrepeso u obesos. Esto se incrementa al 80% si uno o ambos progenitores son obesos o tienen sobrepeso (Burrows, 2000). La evaluación precoz de la obesidad infantil es importante porque es el mejor momento para intentar evitar la progresión de la enfermedad y la morbilidad asociada a la misma. La edad escolar y la adolescencia son unas etapas cruciales para la configuración de los hábitos alimentarios y otros estilos de vida que persistirán en etapas posteriores, con repercusiones, no sólo en esta etapa en cuanto al posible impacto como factor de riesgo, sino también en la edad adulta incluso en la senectud (Bartrina y cols., 2005 ).

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