10 Caras innovación

Kelley (2006) y esta lectura, llegaron a mi cuando más lo necesitaba. Fue una  lectura totalmente gratifcante, ya que de cierta manera fue un encuentro 1:1 de mi  diseñadora estratégica amateur, que empezó a interesarse en estos temas desde hace  aproximadamente unos 4 años, y la diseñadora estratégica que soy y sigo formando  hoy en día. Puedo afrmar que fue un encuentro duro. Me dio visibilidad acerca de  los temas que desde entonces tendría que haber tomado en cuenta para mejorar la  experiencia con clientes, equipo y proyectos.  

Cada línea, cada palabra, lo conectaba con los éxitos y bastantes fracasos del pasado  y con algunas de las referencias que he acumulando con el tiempo. Un documento  completo que de cierta forma encapsula y sigue alimentando las horas de lectura,  videos y exploración individual que venían de un lugar de muchísima curiosidad y  de preguntarme constantemente: ¿será que podés vivir de esto?, ¿será que algún día  vas a hacer una carrera?, ¿Qué estas haciendo?, tu sos diseñadora gráfca, ¿y si mejor  regresás a hacer gráfco y publicidad?  

Kelley trae a la mesa algo que yo había considerado hace mucho. Ser antropóloga.  Puedo afrmar que es mi carrera frustrada. A mis 16 me entusiasmaba muchísimo la  idea de estudiar antropología (junto a mi mejor amiga), y debo afrmar que me alejé  de ese pensamiento por un contexto social en donde no era seguro para una mujer,  estar viajando por la Sierra de los Cuchumatanes, analizando las repercusiones que el  conficto armado interno sigue teniendo 25 años después en Guatemala. No es que  me arrepienta de haber elegido ser diseñadora, pero al encontrarme con el primer  capítulo, no pude evitar recordar a la Carmen del 2012 y su emoción por la exploración  y curiosidad por el mundo.  

Mucho podría discutir algunas de las referencias que tengo sobre documentación de  aprendizaje. Mis referencias iban más sobre el rigor metodológico, la triangulación de  métodos de investigación para encontrar la “verdad”. La convergencia en pruebas de  usuario, análisis de material escrito e investigación, que plantean la pareja O’gradyh  (2006). También tenía arraigada la idea de que la investigación para el diseño se hacía  para tener un fundamento en la toma de decisiones. El enfoque de una investigación,  era tener un acercamiento adecuado a un problema, basándose en una serie de  herramientas y métodos que se pueden emplear para tener mayor contexto como  lo plantea Penin (2018) y muchos otros autores desde bastante antes. Si bien estas  afrmaciones son ciertas, Kelley agrega un factor que estaba pasando por alto. La  humanización del proceso. Un interés genuino que va mucho más allá del proyecto  y se centra en observar a la persona, sin ningún tipo de prejuicio o estereotipo (El  Antropólogo). Un cambio de perspectiva alrededor de los prototipos y pruebas. Dejar  de lado la idea de “probar el concepto esperando que funcione” y vocalizarlo de  manera contraria: “Que la persona pruebe la idea, a ver si mejora su experiencia” (El  Experimentador).  

Con lo que respecta a la etapa de síntesis; de nuevo, si bien tenía nociones sobre  clusterizado, análisis de tensiones de comportamiento etc. No había incluido dentro del  radar el simple hecho y habilidad de conectar ideas. Hacer asociaciones y conexiones

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entre conceptos que aparentemente están desvinculados, para así pensar en nuevas  posibilidades. Ser un colaborador con forma de T, como Kelley lo llama (teniendo  empatía entre disciplinas y teniendo conocimientos sobre diferentes áreas). No para  ser un sabelotodo, sino para facilitar la colaboración con muchos otros perfles que  seguramente enriquecerán los equipos de trabajo.  

Adentrándonos hacia los perfles que relaciono con management de proyectos. La  mente del saltador de obstáculos me hubiera servido mucho hace dos años. En el 2018  me encontraba en una de las etapas más retadoras que he tenido como profesional.  Estaba cerrando la licenciatura en diseño gráfco y me había convertido en la líder  de estrategia de producto y servicio de SMT (una consultora de productos y servicios  en entornos digitales); y aunque mi jefe tenía mucha fe en mi perfl, yo realmente no  entendía la mitad de lo que hacía. Era EL trabajo soñado. Lo había visto únicamente  en libros y vídeos. En cualquier otra empresa en Guatemala, hubiera terminado  usando Photoshop y After Efects por 10 horas diarias, que no tiene nada de malo,  pero recordemos la personalidad inquieta e hiperactiva de alguien que quería ser  antropóloga.  

Mi encuentro con SMT fue mágico y perfecto en el tiempo. Me han preguntado muchas  veces si no hubiera sido mejor rechazar tal oferta y esperar a tener más experiencia en  eso de ser “estratega de innovación”. Mi respuesta siempre es la misma. No. Aunque  no sabía mucho y todo lo que conocía era una relación romántica entre mis libros,  mis anteojos y yo; no sería quien soy hoy si no hubiera pasado por ahí, a pesar de las  difcultades que luego vendrían.  

Todo mi fanatismo por Tim Brown y IDEO se volteó hacia una época obscura y de  muchísimas complicaciones que venían de mis pocos años de experiencia en estos  temas. Si bien tenía background sobre como lidiar con clientes y entregables meramente  gráfcos, no puedo explicar lo difícil que fue encontrarme con la burocracia de las  empresas y corporativos (sumando el hecho que era una mujer de 22 años y los clientes  no me tomaban enserio). Al igual que Drew, me dijeron que dejara ir mil ideas, mil  experimentos y mil propuestas. No tenía la oportunidad de validar conceptos. Había  leído mucho sobre la importancia de reiterar las ideas y hacer pruebas de usuario, pero  el famoso abogado del diablo me perseguía todos los días, a todas horas. Me encontré  fnes de semana completos, haciendo sesiones de friends & family, para así tener un  pequeño acercamiento de lo que yo había leído que era una sesión de validación  formal. Muchas horas extra con tal de apegarme rigurosamente a lo que el famoso  doble diamante del British Design Council (2005) me indicaba. Sesiones de convergencia,  divergencia, convergencia otra vez. Palabras rimbombantes que confundían a mis  stakeholders y solo veían a alguien que no quería entregar un producto inmediatamente.  

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