20 años De La Constitucion

INFORME SOBRE LOS 20 AÑOS DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1991

Nuestra constitución es como una prostituta: manoseada por todos, violada, apedreada, arrinconada, escupida, maltratada, acuchilleada, forzada en sus interpretaciones, volteada al derecho y al revés, "conejeada", acomodada al gusto del cliente de turno, y en especial, del más poderoso.

Pretendía ser inocente y buena, llena de derechos y garantías, y especialmente, de esperanzas. En un principio, eso trajo: entendimos que era la ley de leyes, que existía y que teníamos unos derechos fundamentales que el estado garantizaría. De no hacerlo, la solución era una tutela que podía ser verbal o escrita, sin mayores formalidades, para ser resuelta en diez días hábiles. No ha sido así.

Tratándola como a una prostituta se empeñaron en encontrarle ‘curvas’ dentro de los múltiples intereses y puntos de vista que necesariamente tenía que reflejar porque fue concebida en el siglo XX, para una sociedad que trataba de abrirse paso para ponerse a todo con sus pares avanzadas de ultramar.

LAS CONSTITUCIONES EN EL MUNDO

En el mundo, las constituciones son un lineamiento general dentro del cual se deben enmarcar las demás leyes y al cual están sometidos los tres poderes fundamentales –ahora se están incluyendo dos más: el electoral y el de control-. Como marco general no puede moldearse para vestir a cada mandatario porque se desnaturaliza, se prostituye. Por eso hay que blindarla, ponerle un cinturón de castidad que impida ese fácil acceso.

Las demás leyes son generales, y se pueden ir cambiando a medida que las condiciones sociales, en su dialéctica constante, cambian. Y para aplicarlas al caso concreto están los jueces. Ellas las particularizan, las acercan al ciudadano. Solo algunos valientes jueces se han atrevido a hacerlo. Y las dos primeras cortes constitucionales los apoyaron, creando un revolcón que estremeció a cortes y jueces anquilosados, atados a quienes los nombraban, a quienes les representaban el ingreso a mundo de privilegios, esquivando las responsabilidades. Por eso han atacado con tanta ferocidad a la tutela, desnaturalizando ese primigenio derecho de amparo que nos debían desde la Conquista por primera vez se garantizó por escrito en la Carta Política del 91.

EL DESBALANCE

Es cierto que las reformas han desbalanceado la Constitución Política de Colombia. Pero también lo es que ese desbalance no se mejora con más reformas constitucionales ni legales que nos ponen a pensar en ‘los huevos del gallo” o “los tres huevitos”. Nuestros problemas no son legales. Son sociales.

Tenemos demasiadas leyes y reformas que nunca podrán abarcar todas las situaciones que se presentan. Esa es la tarea del operador jurídico, del juez, que no solo puede sino que debe acercarse al ciudadano. Dejemos las Cortes en paz,

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