A través de la desinformación y la frivolización Reflexión acerca de la comunicación en la relación gobierno-población

ESCUELA [pic 1][pic 2]

NORMAL

SUPERIOR

DE MÉXICO

PROBLEMAS SOCIOECONÓMICOS Y POLÍTICOS DE MÉXICO

Título de la propuesta:

A través de la desinformación y la frivolización: Reflexión acerca de la comunicación en la relación

gobierno-población.

Nombre del alumno: Eduardo Javier Cortés Morales

Reflexión acerca de la comunicación en la relación gobierno-población.

Justificación.

La redacción del presente ensayo, tiene como propósito dar a conocer los puntos de vista que el alumno y autor desarrolló durante el estudio de la tercera unidad del curso “Problemas socioeconómicos y políticos de México” a través de un análisis a las acciones del gobierno y de la población en un periodo de tiempo definido, dando el contexto, definiciones, datos y fuentes necesarias, provistas durante la totalidad del curso antes mencionado.

Introducción.

En este escrito analizaremos la forma en la que el gobierno del estado mexicano se comunica con el grueso de su población, la actitud que toman frente a las problemáticas que atraviesa el pueblo en el día a día envuelto en la pandemia por COVID-19.

Para este ensayo, tomaremos como punto de análisis y crítica las declaraciones hechas por distintos miembros de la actual administración del país, así como sus decisiones y acciones en rubros políticos, económicos y sociales para luego mencionar la reacción de la población ante los mismos a través de una analogía entre el sistema biológico y el social, por último mencionaremos las conclusiones a las que ha llegado el autor durante la redacción del presente documento. Puntos a abarcar:

- Soberbia partido-crática durante la pandemia.

- Lo accidental y lo fortuito, la tragedia consuetudinaria.

- La enfermedad de nuestros tiempos.

- Conclusiones.

Soberbia partido-crática durante la pandemia.

Es de conocimiento público que el gobierno del Estado Mexicano del siglo corriente ha tenido una actitud polémica al momento de responder a las problemáticas contemporáneas, convierte lo que debería ser completamente trágico en una tragicomedia que se ha convertido en el sello de México, una de las caras más conocidas de la realidad actual.

Como grandes ejemplos de esta actitud en durante la gestión de la pandemia en el sexenio del presidente Andres Manuel Lopéz Obrador desde sus inicios y hasta la actualidad, podemos recordar como aseguró que el virus del COVID-19 se podía frenar solamente portando amuletos y fotos de santos, sus “detente” como él los llamó fueron el primero de muchos memes.

No mucho tiempo después, AMLO fue duramente criticado por no usar cubrebocas, no practicar una política de sana distancia o siquiera limitar el contacto físico con sus seguidores durante sus “giras de los domingos”, aún así, cuando se le cuestionó al epidemiólogo, y titular de la Subsecretaría de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo Lopez Gatell, el porqué el presidente no se realizaba la prueba para la detección del virus, este contestó “sería mejor para él contraer el virus, recuperarse casi de manera espontánea y quedar inmune, como ocurrirá con la mayor parte de la población”, así es como, a la fecha de este escrito (10/01/2022) el presidente informó a través de su cuenta de Twitter que había dado positivo por segunda vez a la prueba de COVID-19. 

No muy diferente fueron las reacciones del partido gobernante durante el accidente de la línea 12 del metro sobre la cual la Senadora por MORENA de Durango señaló que: “La responsabilidad que le toque a cada quién, por qué pasó, por qué sucedió, hubo algunas mañas por ahí que están haciendo que sucedan cosas…” para 

después explicar que por “mañas” se refiere a “No sabe uno si hay gente perversa, que hay mucho aquí en México, que en un descuido van y le mueven a la ballena para que se caiga…”, lo que, una vez más, fue objeto de crítica por parte de los medios, de burla por parte de la sociedad y a final de cuentas, una soberbia y una frivolización de los riesgos y las tragedias de la sociedad y es que, parece que ese es el medio de comunicación entre Gobierno y Población, la desinformación, la mala praxis, la el desinterés por la situación que el gobierno atraviesa.

Lo accidental y lo fortuito; la tragedia consuetudinaria. Pero los dos contagios del presidente, la tragedia de la línea 12 del metro, podemos considerarlos accidentes, que podían haber sido prevenidos, sin lugar a dudas, pero accidentes al fin y al cabo. Por otro lado, tenemos las acciones que el gobierno realiza con plena consciencia y que siguen afectando gravemente a la realidad de los ciudadanos, para este caso, podemos mencionar cómo el Producto Interno Bruto cayó 8.5% hacia el tercer trimestre de 2020; de la cual, concluido el cuarto trimestre de 2020 no se ha recuperado y que constituyó la peor caída desde la década de los años 30 en el siglo pasado.

Sumando a esta caída económica los dogmas neoliberales que han regido el gobierno actual desde sus comienzos como: la completa austeridad en el gasto público, visible en la lenta y baja inversión realizada por las autoridades para la obtención de las vacunas contra el COVID-19 y cuya principal compra parece haberse destinado a las dosis de Astrazeneca, con un precio aproximado de 3 euros, la más barata del mercado y de la cual se sabe que se adquirieron aproximadamente 79 millones de dosis; y aunque es público que México destinó un total de 1660 millones de dólares a la compra de 5 tipos de vacunas contra el virus, los detalles de la compra se han reservado; argumentando cláusulas de “seguridad nacional” y “secretos industriales”, contradiciendo el el discurso original del presidente, quien aseguró “total transparencia” en su momento.

Siguiendo con los dogmas regentes de la actual administración, podemos mencionar también la entrega de transferencias no condicionadas a ciudadanos en situación de necesidad, con miras a que participen en mercados que se asumen “de funcionamiento óptimo”, transfiriendo el ejercicio de la economía a la responsabilidad individual argumentando que “nada debe ser hecho por la fuerza, sino todo por la razón”, mismo argumento con el que rechazan la idea de aumentar los impuestos, pero todo sin proveer al pueblo de las herramientas y los conocimientos necesarios para administrar una riqueza artificial de manera eficiente, drenando así el presupuesto del gobierno sin combatir la crisis real.

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