ACTO MORAL
Enviado por valeecarreon • 16 de Marzo de 2015 • 440 Palabras (2 Páginas) • 232 Visitas
Y evidentemente, atribuyen responsabilidad a la persona que lo realiza, tanto por la intención o motivo, como por las consecuencias.
Los actos, ya sean humanos o del hombre, tienen un cierto valor ontológico independiente del valor moral. El valor ontológico o metafísico de la conducta humana se refiere al hecho real, a la existencia, a la objetividad del acto. En cambio el valor moral depende de ciertas condiciones subjetivas y propias de la persona que ejecuta dicho acto, como la intención, la libertad, el grado conciencia, etc. El valor moral se encuentra solo en los actos humanos y el valor ontológico se encuentra en ambos. Todo acto humano tiene un elemento psíquico que también es motivo de una valoración moral, este es el "Fin" o "intención" que es el objetivo o finalidad por la cual se realiza un acto humano, por medio del fin o intención dos actos humanos idénticos pueden diferir notablemente por el autor que realizó cada acto. También requieren de la deliberación, este es un momento esencial de la conciencia y también requiere que se consideren las consecuencias de la acción, es decir, el modo como una acción personal beneficia o perjudica a los demás. Estos actos humanos pueden valorarse como buenos o malos, dignos o indignos, desde el punto de vista moral, en cambio los actos de hombre son ajenos al ámbito moral. Los actos caracterizan la moral, verdadero resorte de la vida humana que, como la Ética estima, convierte al ser humano en causa innegable de su propio actuar. Corresponde a la ética, ayudar a encontrar el significado de la vida en general, entonces se nos presenta la filosofía, pues la pregunta por el significado de la vida corresponde a la más profunda preocupación del ser humano, y en definitiva, ésta es la pregunta por la posibilidad de consentir en última instancia a ser-hombre, a desarrollarse y a completarse.
El filósofo (todos lo somos cuando reflexionamos con profundidad sobre estos temas de la vida) deja de ser un espectador desinteresado y sube a la montaña de la dialéctica para ver el todo. Podemos darnos cuenta, que el filósofo está en el drama del mundo, también tiene que decidir y hacerse. En el vaivén entre el triunfo y el fracaso “inquieto está nuestro corazón” decía Agustín de Hipona, por eso el mayor peligro del filósofo es la in-autenticidad. De este modo, como hay dos clases de actos, se presentan dos clases de vida, vida humana y vida inhumana, y es nuestra decisión saber cuál es la que vamos a vivir, teniendo en cuenta que la vida ética se realiza con la confianza en la fuerza
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