ADMINISTRACIÓN “Donas Redondas”
Enviado por Victor Gamarra Rodriguez • 4 de Diciembre de 2019 • Biografía • 2.161 Palabras (9 Páginas) • 227 Visitas
SUMATIVA II
FACULTAD DE ECONOMÍA Y NEGOCIOS
ICO-123 ADMINISTRACIÓN II
FECHA: 29 de Noviembre de 2019
ALUMNO : Víctor Raúl Gamarra Rodríguez______________________________
DOCENTE : Renato Ignacio Bustamante García___________________________
Instrucciones Generales:
- Lea cuidadosamente cada una de las preguntas que a continuación se presentan.
- La prueba solemne consta de 1 parte (Caso práctico: Donas Redondas)
Sección Examen | Tipo de Pregunta | N° de Preguntas | Ponderación sobre nota final | Rendimiento mínimo exigido |
PARTE I | Caso Práctico | 4 | 100% | 50% |
- Sus respuestas incorrectas no tendrán descuento.
- Usted debe entregar su prueba desarrollada a través del link habilitado en el aula virtual (“Subir Sumativa 2 aquí”)
- El plazo límite de entrega es el lunes 02 de diciembre a las 23:59 hrs.
- NO SE REVISARÁ NINGUNA RESPUESTA EN LA QUE SE DETECTE PLAGIO.
Parte I: CASO PRÁCTICO (20 puntos c/u, 80 puntos en total)
“Donas Redondas”
“Donas Redondas” es un café muy acogedor, que está ganando mucha popularidad en la ciudad de Santiago por ofrecer una gran variedad de Donas de todos tipos y sabores, así como el complemento ideal que es una gran variedad de bebidas calientes y frías. Esta idea nació de Martina Guerra, una administradora desempleada que empezó vendiendo donas (rosquillas) en un parque.[pic 2]
Martina Guerra fue una de las afectadas de la crisis económica global del 2008. La empresa donde trabajaba como administradora tuvo que reducir su personal, y de un momento a otro no sabía cómo iba a hacer para mantenerse y no consumir su escuálido finiquito mientras encontraba un trabajo.
La inspiración llegó mientras paseaba en el parque con su hija. Una señora vendía golosinas únicamente a los niños, pero no vendía dulces a los padres, así surgió la pregunta que le quitó el sueño a Martina, ¿por qué no vender un dulce que les guste a grandes y niños? Afortunadamente, su hija estaba allí para ayudarle. Decidieron buscar un dulce que les gustara a ambas, y fue la “dona[1]” el resultado de la elección conjunta con su hija.
En ese momento, Martina no sabía cómo hacer una dona, pero mientras aprendía podía empezar el negocio comprándolas al por mayor.
Hizo un pequeño estudio previo para saber: dónde se vendían las donas al por mayor y su costo, cuánto se puede cobrar por las donas en la calle, saber si a la gente le gustaban las Donas, y por último, buscar un lugar donde venderlas.
Se dio a la tarea de revisar las redes sociales para ver quiénes venden donas y dulces, qué dulces se ofrecen, a qué precio, y qué es lo que tienen de especiales. Esto le dio una idea inicial, pero sabía que si los iba a vender ella misma, tenía que escoger dónde empezar a vender.
Después de algunos días, se decidió por empezar a vender sus Donas en el parque cerca de su casa, donde había surgido la inspiración. Era un lugar con flores, con jóvenes paseando con sus perros, niños en bicicleta y personas leyendo…. Parecía el sitio ideal para probar.
Se propuso vender los días viernes, sábado y domingo ya que había observado que en esos días era cuando mayor cantidad de gente paseaba o permanecía en el parque.
Llevó un total de 200 Donas, servilletas, y un cartel con el nombre “Donas Redondas” y por supuesto el permiso que ya había gestionado previamente su hermano, que era abogado y la asesoró. Las vendió en 3 horas. Sus clientes eran padres, niños, motociclistas, ciclistas, taxistas, parejas. Todos parecían estar contentos con la idea de comer un dulce en el parque sin tener que moverse mucho.
Al pasar las semanas, Martina se dio cuenta que debía salir a vender todos los días, y decidió llevar 400 donas los fines de semana, además que ya estaba fabricándolas ella, y resultaron ser aún más sabrosas que las primeras compradas al por mayor, porque pudo imprimirles un sabor y textura diferentes, que fue muy valorada por los clientes.
Después de 6 meses, a “Donas Redondas” le iba tan bien, que Martina decidió alquilar un quiosco para tener un lugar fijo y no cargar con todo el material de ida y vuelta todos los días. Además, así podía vender otros productos relacionados como jugos, bebidas, caramelos, galletas, bocadillos salados, etc.
Las ventas fueron tan buenas, que “Donas Redondas” comenzó a observar un nuevo tipo de cliente: aquel que compraba por docenas. Comenzaron, de a poco, a llegar abuelos que compraban muchas mini donas para sus nietos; profesores y apoderados que las encargaban para reuniones y actividades de colegio, jefes de empresas que querían comprar bocadillos para las reuniones, también encargos de organizaciones sociales para alguna actividad, etc., lo que significó un incremento importante de la demanda.
Hasta ese momento, todo parecía de maravilla. Sus pequeñas donas le daban los resultados que quería pero, lo que Martina no sabía era que, tener un local implicaba muchas más tareas de las que podía manejar con una hija a su cargo.
El pago del arriendo, pago de facturas por insumos y materias primas, pago de los permisos de manipulación de alimentos, atender pedidos de las rosquillas, preocuparse de la elaboración del producto (de noche), y atender las redes sociales, entre otras actividades, hacía que su pequeño negocio se complicara cada días más.
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