ANTROPOLOGÍA DE SAN PABLO

ANTROPOLOGÍA DE  SAN PABLO

1. PUNTOS CENTRALES DE LA ANTROPOLOGÍA PAULINA

En las cartas de San Pablo,  se pueden rescatar unos puntos importantes sobre la concepción que tenía él sobre el hombre. Entre los tres principales puntos se encuentran:

1. Cristo es la verdadera imagen de Dios. (Col 1,15)

“Él es Imagen de Dios invisible, Primogénito de toda la creación.”

San Pablo, reconoce el primado de Cristo, que es la Verdadera imagen de Dios, y que el hombre participa de la imagen de Cristo y por tanto, llega por medio de Él a ser verdaderamente imagen de Dios. Hijos adoptivos en Cristo. En el CVII, se afirma que “Cristo manifiesta plenamente el hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación”.^[1] Por esta razón el hombre ha conocido su dignidad de “hijos de Dios”.

1. Adán, es solo figura del que tenía que venir, porque la verdadera imagen del hombre es Cristo. (Rom 5,12-21)

“Por tanto, como por un hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, ya que todos pecaron; (…) Si por el delito de uno murieron todos ¡Cuánto más la gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un hombre, Jesucristo, se han desbordado sobre todos! (…) En efecto, así como por la desobediencia de un hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno todos serán constituidos justos”.

San Pablo, muestra una antítesis entre Adán y Cristo. Presenta a Adán como autor de la muerte, por el pecado cometido; y a Cristo lo presenta como el autor de la vida, que es quien nos justifica. Gráficamente[pic 1]

1. El hombre está destinado a pasar del hombre viejo al hombre nuevo. (Rom 6, 2-14)

“Los que hemos muerto al pecado ¿Cómo seguir viviendo con Él? ¿o es que ignoran  que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su  muerte? Fuimos, pues, con Él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo resucitó de entre los muertos por  medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva (…) sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con Él, a fin de que fuera destruido el cuerpo de pecado y cesáramos de ser esclavos de pecado (…)”.

El hombre –afirma San Pablo- ha sido muerto al pecado con el bautismo, por tanto nace a una vida nueva, la cual debemos cuidar para seguir viviendo con Cristo. San Pablo exhorta a dejar la vida de pecado, puesto que todo hombre bautizado ha renacido, e imitando a Cristo resucita a la nueva vida. El hombre ha sido restaurado gracias a Cristo, que es la verdadera imagen de Dios. Hemos sido liberados. El hombre es libre en Cristo. El pecado esclaviza al hombre.

En las cartas de san Pablo, podemos analizar – como se dijo anteriormente – su concepción sobre el hombre. Podemos clasificar su antropología en dos categorías: Antropología del Hombre Viejo, y Antropología del Hombre Nuevo.

1. ANTROPOLOGÍA DEL HOMBRE VIEJO

En varios versículos de sus cartas, san Pablo se refiere a la condición del hombre viejo o la vida de Adán, es decir, del hombre antes de la venida de Cristo. El hombre vivía en oscuridad, sin  el cumplimiento de una ley, es decir, llevaban una vida desordenada, debido a su caída por el pecado original. Los textos que reflejan su visión del hombre antes de la venida de Cristo son:

Gál 4, 8: Pero en otro tiempo, cuando no conocían a Dios, servían a los que en realidad no son dioses

Col 1,21-22: Y a ustedes, que en otro tiempo eran extraños y enemigos, por sus pensamientos y malas obras, los ha reconciliado ahora, por medio de la muerte en su cuerpo de carne, para presentarlos santos, inmaculados e irreprensibles delante de Él.

Col 3, 5-7: Por lo tanto, hagan morir en sus miembros todo lo que es terrenal: la lujuria, la impureza, la pasión desordenada, los malos deseos y también la avaricia, que es una forma de idolatría.  Estas cosas provocan la ira de Dios sobre los rebeldes.  Ustedes mismos se comportaban así en otro tiempo, viviendo desordenadamente.  

Ef 2,1-3: Ustedes estaban muertos a causa de las faltas y pecados  que cometían, cuando vivían conforme al criterio de este mundo, según el Príncipe que domina en el espacio, el mismo Espíritu que sigue actuando en aquellos que se rebelan. Todos nosotros también nos comportábamos así en otro tiempo, viviendo conforme a nuestros deseos carnales y satisfaciendo las apetencias de la carne y nuestras malas inclinaciones, de manera que por nuestra condición estábamos condenados a la ira, igual que los demás. 

Ef 2, 11-12: Por eso, recuerden lo que ustedes eran antes: paganos de nacimiento, llamados «incircuncisos» por aquellos que se dicen «circuncisos», en virtud de un corte practicado en la carne. Entonces ustedes no tenían a Cristo y estaban excluidos de la comunidad de Israel, ajenos a las alianzas de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. 

Dentro de esta clasificación podemos señalar tres aspectos que San Pablo trata: El pecado, la Ley y el Hombre.

        2.1)        El Pecado.

En romanos se expresa que el hombre antes de la venida de Cristo, era pecador y que a pesar de sus esfuerzos por vivir justamente, nunca iba a poder conseguir la gloria prometida.

Rom 3,23: Todos han pecado y están privados de la gloria de Dios.

Rom 1,18-23: En efecto, la ira de Dios se revela desde el cielo contra la impiedad y la injusticia de los hombres, que por su injusticia retienen prisionera la verdad. Porque todo cuanto se puede conocer acerca de Dios está patente ante ellos: Dios mismo se lo dio a conocer,  ya que sus atributos invisibles –su poder eterno y su divinidad– se hacen visibles a los ojos de la inteligencia, desde la creación del mundo, por medio de sus obras. Por lo tanto, aquellos no tienen ninguna excusa: en efecto, habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron ni le dieron gracias como corresponde. Por el contrario, se extraviaron en vanos razonamientos y su mente insensata quedó en la oscuridad. Haciendo alarde de sabios se convirtieron en necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible por imágenes que representan a hombres corruptibles, aves, cuadrúpedos y reptiles.

...