ANÁLISIS DEL CORPORATIVISMO EN MÉXICO
Enviado por beto_29 • 7 de Octubre de 2014 • 1.647 Palabras (7 Páginas) • 655 Visitas
Sistema Político Mexicano
EL CORPORATIVISMO MEXICANO
Por Adalberto Morales Quiroz
México ha tenido un régimen político autoritario culminada la Revolución Mexicana, un periodo donde el poder se centró en la figura máxima del Presidente de la Nación. Las decisiones de la Presidencia durante después de la revolución estuvieron encaminadas a la reconstrucción del país, al desarrollo económico-social.
Pero fue hasta 14 años después, cuando el Presidente Lázaro Cárdenas impulso la estrategia de un régimen nacional-popular incluyente. Esto quiere decir que la población fue dividida en sectores sociales para realizar un pacto con el Estado. De esta manera los sectores de campesinos, obreros, comerciantes y militares, acordaron con el gobierno una estrategia para que el país progresara.
Cuando Miguel Alemán llegó al poder, cambió la idea del sexenio anterior colocando un corporativismo excluyente. Al corporativismo lo entiendo como un sistema de cerebro-cuerpo, es decir, solo hay una dirigencia que envía los mensajes iguales para cada sector. Así funciona la relación Estado-sindicato. Este último entendido como la organización que intermedia entre el sector y el Gobierno.
Pero desde el Cardenismo los sectores no estuvieron conformes con las decisiones del Gobierno. Las movilizaciones sociales se agudizaron con Miguel Alemán en el poder. Los más desconformes eran los ejidatarios y os obreros, a quienes se les negaban recursos de producción y se les reducía el salario. Pero el Estado tenía un plan bajo la manga, llamado Cláusula de exclusión, convirtiendo así a los distintos sindicatos en mecanismos de control de sus integrantes. Un movimiento totalmente autoritario. Lo más importante para el Gobierno era mantener el conflicto a nivel de dirigencia y no con movilizaciones sociales.
Debido al cambio de régimen nacional-popular a uno corporativo, tanto campesinos como obreros se vieron acorralados por el Estado. La CNC y la CTM quedaron a la merced del Gobierno autoritario. Sin embargo las movilizaciones no pararon, y el Estado debía implementar medidas como el uso de la disolución social para calmar los ánimos de los sectores desconformes. Así el Presidente ordenó el encarcelamiento de algunos líderes sindicales. El sexenio de López Mateos tuvo una estrategia basada en la exclusión y la represión. Esto le permitió controlar el sistema clientelar de los sindicatos. Pero ni así las movilizaciones sociales dejaron de surgir.
Para la década de los setenta la clase media surge y se apoya con los empresarios para exigirle al Gobierno mejores condiciones para los sindicatos obreros y campesinos. Echeverría quería renovar el apoyo de los sindicatos al Estado, pero con la gran modernización del país en esa época surgieron nuevos sectores de jóvenes obreros, que se expresaron en descontento con el régimen del Presidente sobre los sindicatos.
Debido a política de apertura de Echeverría algunos sindicatos se independizaron de las organizaciones oficialistas. Ya que el Estado no tenía argumentos necesarios para aplicar disolución social, no le quedó de otra más que aceptar lo que estaba pasando. En ese sexenio el Gobierno se debilitó. Estallaron más movilizaciones a las que se sumaron electricistas, médicos y empresarios. El Gobierno fracasó en su intento de democratizar a los sindicatos para volver a controlarlos, pues los que se habían independizado eran una piedra en el zapato para el PRI en futuras elecciones políticas.
Quiero decir que el distanciamiento entre los sindicatos y el Estado podía hacer que el PRI perdiera su magnífico poder en el país en un futuro no muy lejano. Fue en este período donde se dio en su más notoriedad la decadencia del corporativismo.
Con López Portillo en el poder, el Estado intenta recuperar la confianza de empresarios y calmar las movilizaciones sociales dadas en el sexenio anterior. También buscó recuperar el apoyo de sindicatos oficialistas, descontentos con la apertura política que permitió que surgieran sindicatos independientes. Por ello el Gobierno negó el registro de estos últimos.
Con la reforma política aplicada en el sexenio de López Portillo, a las movilizaciones sociales y la independencia sindical se les adjudicó el adjetivo de ilegales. La reforma sirvió para restaurar el casi monopolio de las organizaciones oficialistas. La imposición de los topes salariales fue vital para aplacar a los sindicatos independientes y reafirmar la relación del Estado con los sindicatos oficialistas.
Con la recuperación de la economía en 1979 las organizaciones oficialistas, como la CTM sugirió a sus sindicatos que exigieran un incremento en el salario por parte del Estado. Sin embargo, en 1982 se da un golpe muy duro en ambos tipos de sindicato: la crisis económica.
Esta crisis fue un punto de ruptura en la relación Estado y sindicatos. El cambio de modelo económico produjo un cambio de bases financieras y políticas de las corporaciones. El modelo neo-liberal adoptado por el país a causa de la globalización debilitó a las organizaciones. Miguel de la Madrid implementó un modelo de flexibilidad del trabajo en las empresas, lo que causó un cambio de relación con los sindicatos: de corporativo a clientelar, algo más apegado al consumismo. Esta estrategia hizo que el PRI perdiera
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