Agresividad infantil. Teorías Explicativas de Comportamiento Agresivo

Agresividad Infantil

La agresividad es referida a cuando hacemos daño a una persona u objeto. La conducta agresiva es intencionada y el daño puede ser tanto físico como psicológico.

En el caso de los niños, la agresividad se presenta generalmente en forma directa, por medio de un acto violento físico, como verbal: insultos, garabatos, entre otras. También lo podemos encontrar agresividad indirecta, donde se agrede contra objetos de la persona que está en conflicto: romper pertenencias.

Los arrebatos de agresividad, son un rasgo normal en la infancia, pero algunos niños persisten con sus conductas agresivas y en su falta de dominio del mal genio. Estos niños se sienten frustrados ya que viven el rechazo de sus compañeros al no poder evitar su conducta.

Teorías Explicativas de Comportamiento Agresivo

Las teorías del comportamiento agresivo se engloban en: Activas y Reactivas.

Activas: El origen de la agresión se produce en los impulsos internos, lo que se significa que la conducta es innata, que se nace con ella. Dentro de los defensores de esta teoría encontramos: psiconalíticos y etológicos.

Reactivas: El origen de la agresión se encuentra en el medio ambiente que rodea al individuo. Dentro de éstas podemos hablar de las teorías del impulso que dicen que la frustración facilita la agresión pero que no es una condición de ella. La teoría del aprendizaje social, afirma que las conductas agresivas pueden aprenderse por imitación u observación de la conducta de modelos agresivos.

El niño puede aprender a comportarse de forma agresiva porque imita a los padres, adultos u otros compañeros. Es lo que llamamos modelamiento: cuando los padres castigan mediante violencia física o verbal, cuando el niño vive rodeado de modelos agresivos adquiere un repertorio conductual caracterizado a responder agresivamente a situaciones conflictivas que puedan surgir con aquellos que lo rodean. De acuerdo a este modelamiento, la mayoría de los adultos estamos enseñando a los niños que la mejor forma de resolver los conflictos es gritando.

Factores influyentes en la conducta agresiva

Uno de los factores que influyen en la emisión de la conducta agresiva es el factor sociocultural del individuo, siendo el más importante, la familia, quienes no tan solo son encargados de entregar modelos y refuerzos, sino que son responsables de la conducta agresiva y del tipo de disciplina que se les entregue. Padres poco exigentes como con actitudes hostiles que desaprueban constantemente al niño, fomentan el comportamiento agresivo en los niños.

Otro factor importante, es la incongruencia entre los padres, es decir, cuando desaprueban la agresión castigándola con agresión física o amenazante hacia el niño. También encontramos incongruencia cuando una actitud a veces es castigada y otras veces es ignorada, o bien, cuando uno de los padres regaña al niño y el otro no lo hace. Las relaciones deterioradas entre los propios padres provocan tensión que pueden incluir al niño a comportarse de forma agresiva.

En el comportamiento agresivo influyen factores orgánicos que incluyen factores tipo hormonales, mecanismos cerebrales, estados de mala nutrición, problemas de salud específicos.

¿Un niño es agresivo o no?

Ante una conducta agresiva, lo primero que se debe hacer es identificar los anteceentes y consecuentes del comportamiento. Los antecedentes nos dirán como el niño tolera la frustración, las situaciones frustrantes que soporta. Las consecuentes nos dirán lo que logra el niño con la conducta agresiva.

Solo evaluando los antecedentes y consecuentes no es suficiente para lograr una evaluación completa de la conducta agresiva que manifiesta un niño, también debemos evaluar si el niño posee habilidades cognitivas y conductuales necesarias para responder a las situaciones conflictivas que puedan presentársele. Además, es importante saber como interpreta el niño una situación, ya que una puede provocar un comportamiento u otro en función de la intención que el niño le de. De esta forma evaluamos si el niño presenta deficiencias en el procesamiento de la información.

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