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¿Alineados O Alienados? Análisis Del Caso Español Según La Visión De Habermas Y La Teoría Crítica


Enviado por   •  24 de Junio de 2012  •  2.564 Palabras (11 Páginas)  •  928 Visitas

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Resumen

Partiendo de la idea de opinión pública desarrollada por Habermas, y de algunos postulados de la Escuela de Frankfurt, se analizará el fenómeno de las movilizaciones surgidas recientemente en España como consecuencia del descontento general a las políticas de ajuste implementadas por este país posteriormente a la crisis financiera del año 2008. El objetivo del presente trabajo, es encontrar puntos de contacto con estas corrientes de pensamiento e indagar en las causas que dieron origen al conflicto.

Introducción a la concepción de opinión pública en Habermas

Según la concepción de Habermas, la opinión pública se da a través del debate racional de los ciudadanos en un espacio en el que la entrada está abierta a todos:

[…] el espacio del libre juego de la opinión pública es el motor de la política democrática […] “la soberanía popular” (entendida a partir de la libre formación de opinión y voluntad común) ocupa un lugar central en los requisitos procedimentales que deben exigirse para la legitimación en las prácticas y las decisiones políticas.

Este autor considera que la publicidad crítica, ejercida por la sociedad civil respecto de los aparatos del Estado, constituye un elemento fundamental de la vida política democrática. Sólo a través de ella, se pueden expresar los conflictos reales de la sociedad y la superación de los mismos por medio de la generación de consensos y voluntades comunes.

Sin embargo, es consciente del proceso de apropiación de ese espacio de debate común que ha tenido lugar a partir del momento en que los medios de comunicación comenzaron a ser utilizados para la “autopresentación publicística de intereses privados privilegiados” . En este sentido, comparte las ideas con la escuela de Frankfurt y en especial con Horkheimer y Adorno en sus tesis desarrolladas en el libro Dialéctica de la Ilustración. En este libro, Adorno desarrolla la idea de Industria Cultural (IC) como forma de dominio de masas en cuanto que, la cultura pensada como individualidad del sujeto, es invadida por la estandarización y la producción en serie que él mismo contribuyó a crear a partir de sus propias necesidades:

El proceso de Ilustración es […] un proceso de progresiva racionalización, abstracción y reducción de la entera realidad al sujeto bajo el signo del dominio […] este proceso, que quiso ser un proceso liberador, estuvo viciado desde el principio y se ha desarrollado históricamente como un proceso de alienación, de cosificación.

Es en esta evolución, en que la necesidad del hombre por dominar la naturaleza y constituirse en amo y señor por medio de la ciencia, no es una forma ya de aspirar a “la felicidad del conocimiento”, a la verdad, como habían postulado los Ilustrados. Por el contrario, la Ilustración, ha sido víctima de su propia lógica.

El proceso de su emancipación frente a la naturaleza externa se revela, de ese modo, al mismo tiempo como proceso de sometimiento de la propia naturaleza interna y, finalmente, como proceso de regresión a la antigua servidumbre bajo la naturaleza. El dominio del hombre sobre la naturaleza lleva consigo, paradójicamente, el dominio de la naturaleza sobre los hombres.

En este contexto, el rol de los medios de comunicación es el de manipular e imponer el poder de los económicamente más fuertes sobre la sociedad. Los individuos son vistos como autómatas, como simples receptores del mensaje y consumidores clasificados por “niveles”, sin posibilidad alguna de ocupar un rol crítico en la sociedad. Según los autores, todo atisbo de espontaneidad queda truncado por el control represivo que ejerce el aparato del estado a través del uso de los medios de comunicación. En palabras de Habermas, “La publicidad crítica es desplazada por la publicidad manipuladora” . En palabras de Horkheimer y Adorno: “La industria cultural absolutiza la imitación. Reducida a mero estilo, traiciona el secreto de éste: la obediencia a la jerarquía social.”

Habermas se separa de esta corriente de pensamiento considerando que, por un lado, “las opiniones públicas pueden manipularse, pero ni pueden comprarse públicamente, ni tampoco arrancárselas al público mediante un evidente ejercicio de presión pública” . El autor considera que, en última instancia, la legitimación de las decisiones políticas y la regulación de la cohesión social dependen de la autonomía de los ciudadanos para expresar sus voluntades en el espacio de la opinión pública y que en definitiva “la coacción reprime y enmascara, pero no elimina las contradicciones, sino que las incrementa”.

Por otro lado, a pesar del escepticismo reinante, su propuesta es la de un modelo de política deliberativa como camino para superar las debilidades de las democracias actuales. Según él, este grado de descreimiento surge de un espacio público en estado de reposo, pero que es susceptible de ser modificado en los momentos de movilización. En este sentido expresa:

[…] En los instantes de movilización empiezan a vibrar las estructuras en las que propiamente se apoya la autoridad de un público que se decide a tomar posición. Pues entonces cambian las relaciones de fuerza entre la sociedad civil y el sistema político.

Las movilizaciones surgidas recientemente en España y otros países europeos, parecen asimilarse a estos instantes de los que habla Habermas. La posibilidad de que estos movimientos se constituyan como verdaderos espacios de debate público y consenso de voluntades que permitan un cambio en las relaciones de poder reinantes, son difíciles de predecir. En última instancia, la pretensión de este trabajo, es delinear su origen antes que su posibilidad de perduración en el tiempo.

Sobre el surgimiento del 15M

“…Hemos guardado un silencio bastante parecido a la estupidez…” (Proclama insurreccional de la Junta Tuitiva en la ciudad de La Paz, 16 de julio de 1809)

El 15 de mayo del corriente año el disgusto del pueblo español se vio reflejado en una manifestación masiva de ciudadanos que salieron a las calles de Madrid a decir BASTA a una clase política que, en palabras de ellos, no los representan. Este movimiento se venía gestando desde hacía varios meses a través de blogs y redes sociales y fue dispersándose por toda España hasta encontrar su punto de ebullición semanas antes de las elecciones a primarias abiertas y municipales de ese país. En ese instante, miles de ciudadanos de todas las edades se convocaron en la Puerta del Sol con una idea común: expresar su disgusto a la clase dirigente por las medidas de corte ortodoxo adoptadas

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