Analisis De La Realida
Enviado por mitzury06 • 29 de Agosto de 2013 • 1.488 Palabras (6 Páginas) • 417 Visitas
Los políticos saben que la planeación ardua representa la mitad del proselitista trabajo. La política, dicen los teóricos de todas las escuelas y corrientes, es una lucha por las palabras, por terminologías, por categorías mentales. El Barón de Jomini, militar teórico y práctico, dijo: “Un teatro general de operaciones sólo presenta tres zonas: una, a la derecha; una, a la izquierda; una, al centro”. Evitemos la lectura literal, leamos alegóricamente e interpretemos las palabras “derecha”, “izquierda” y “centro” con lentes estratégicos o connotaciones políticas.
¿Quiénes son de derecha? ¿Quiénes de izquierda? ¿Quiénes centralistas o defensitas o chovinistas o nacionalistas?. Pascal, desde su mística, creía que la opinión pública fue, es y será la reina de la sociedad. Pensemos. Una campaña política, así, tiene que ser dedicada a generar opiniones sobre lo que es la izquierda, la derecha o el centro. ¿Qué pasaría si se hace que los izquierdistas, de estirpe intelectual, no se sientan identificados con la clase obrera?, ¿Qué pasaría si ligo los valores nacionalistas con los valores derechistas? ¡Todo es una lucha de ideas, de palabras, de términos!
Los economistas han demostrado que la información que emiten las instituciones influye en la percepción del público, y sobre todo en épocas electorales, épocas en las que las masas necesitan, según las enseñanzas, noticias, datos, información, apoyos para estibar sus opiniones. La gran política, la que se preocupa más por los ideales que por las acciones, o por el discurso más que por el decurso de la vida pública o cosa pública, invierte sus recursos en la siguiente tarea: en la de provocar opiniones favorables para su partido. ¿Cómo? Siempre recordando que si no existe un lenguaje neutral, entonces tampoco existen opiniones neutrales, y menos instrumentos o encuestas neutrales.
Los AIE o Aparatos Ideológicos de Estado, por ejemplo, transmiten contenidos que educan al receptor para que éste se sienta “burgués”. ¿Qué significa ser “burgués” en los programas de televisión, radio y demás? “Vivir bien”, “Educación”, “Bienestar”, “Familia”, “Salud”, “Paz” (uso mayúsculas para señalar el nominalismo de la arenga política). Un obrero, una persona que descansa las fatigas cotidianas frente al televisor, termina aceptando tal estilo de vida “burgués”. Un político que desea generar opiniones primero genera instrumentos de medición que arrojen datos convenientes para su ideología, para su programa, para su agenda política.
El PRD convertido en promotor de Enrique Peña Nieto. Jesús Zambrano y Jesús Ortega transformados en propulsores de su peor adversario. Tomando decisiones –dentro del Pacto por México– que debilitan su posición y fortalecen las del contrario; haciendo declaraciones que le restan apoyos y se los transfieren a quien desea combatir pero termina por apuntalar. El PRD como conductor contraproducente; como actor autodestructivo; como partido paradójico que encabeza una izquierda empecinada en empoderar al PRI. Un PRD disfuncional que, en lugar de actuar como contrapeso eficaz al priismo, justifica su avance.
Realidad revelada en encuesta tras encuesta, en sondeo tras sondeo. El apoyo electoral al priismo crece mientras el apoyo electoral al perredismo disminuye. La popularidad del tricolor sube mientras la del sol azteca desciende. El respaldo a Enrique Peña Nieto se extiende mientras que el respaldo a lo que queda del PRD se va encogiendo. Lo que una izquierda nebulosa y desdibujada siembra, un priismo triunfalista y complaciente cosecha con creces. El comportamiento poselectoral del perredismo consensualista no le ha cerrado espacios al PRI. Al contrario; se los abre y cada vez más.
En días recientes, Jesús Zambrano ha dicho que el PRD está aquí para “decir sí”. Para pactar. Para consensuar. Para dejar de mandar al diablo las instituciones, porque sabe que esa posición crea más mexicanos dispuestos a defenderlas, ya que prefieren su reforma a su destrucción. El PRD está tratando de llenar sus filas de quienes quieren acuerdos para gobernar antes que vetos para obstaculizar. El maximalismo lopezobradorista de ayer ha sido reemplazado por el gradualismo perredista de hoy. La izquierda responsable le está poniendo la mesa al PRI que nunca lo fue cuando estuvo en la oposición. El Pacto por México que el PRD apoya está apuntalando a la presidencia que al mismo tiempo denuesta.
Y el PRD ha cambiado de postura por los temores que incitaba. Por el conservadurismo que despertaba. Por el rechazo por parte de los votantes moderados que producía. Porque al actuar como
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