Andres Flay

o: 40% de las gestaciones son no deseadas. En América Latina, una alta proporción de los embarazos se presentan como embarazos no deseados: 60% en Perú, 50% en Colombia, 56% en Chile y 40% en México [1] .

Esta situación es particularmente frecuente en países con procesos de transición demográfica de una fertilidad alta a una más baja, lo cual ocurre cuando las mujeres deciden controlar su fertilidad pero encuentran barreras físicas y sociales que les impiden tener acceso a los métodos anticonceptivos.

Dadas las restricciones legales en la mayoría de los países Latinoamericanos, las mujeres de menores ingresos con embarazos indeseados tienen dificultades para encontrar apoyo emocional y orientación oportuna.

Debido a las condiciones de clandestinidad y precariedad en que se practica el aborto, existen muy pocos estudios confiables sobre su incidencia en la región. Sin embargo, es ampliamente conocido que los abortos ilegales en países como México, Ecuador, Paraguay, Bolivia y Perú se practican en lugares clandestinos e inadecuados, a donde acuden las mujeres de más bajos recursos, como ocurre en la mayoría de países en desarrollo.

Estos abortos con frecuencia los realizan personas poco calificadas y en condiciones de alto riesgo para las mujeres, y terminan en complicaciones o en muertes por infección o hemorragia. En México, se calcula que 42% de los abortos se complica y en Perú esta cifra asciende al 47% [2] .

La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que en el mundo se practican aproximadamente 20 millones de abortos de alto riesgo cada año, y que el 99.9% de la mortalidad materna por aborto ocurre en los países en desarrollo.

La incidencia de muertes por aborto en la región sigue siendo excesivamente alta: En Perú se estima que se producen 60 por cada 100,000 nacimientos vivos; en Ecuador 40; y en Bolivia cerca de 150 [3]. El aborto inducido en condiciones de ilegalidad es una de las cuatro principales causas de mortalidad materna en muchos países.

La falta de acceso de millones de mujeres latinoamericanas a información y servicios oportunos y de buena calidad en salud sexual y reproductiva continúa siendo un problema endémico en América Latina y el Caribe, a pesar de algunos esfuerzos de los gobiernos, las agencias de cooperación internacional, las ONG locales y los mismos trabajadores de la salud.

La falta de educación sexual, las inequidades de género, los tabúes sociales, los mandatos religiosos y la negación política, convierten a la reproducción no regulada y al embarazo no deseado en bombas de tiempo que afectan las condiciones sociales y la salud pública de la población en la mayoría de países del continente [4]. A la ausencia de políticas estatales claras, firmes y sostenidas, y al concomitante desgreño administrativo, se suman las condiciones

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