Antecedentes Importantes Que Hacen Esencia De La ética Desde Lo Antiguo. (Acontecimientos Que Se Produjeron Pricipalemete En Un Mundo De Guerra)
Enviado por AgusCastilla • 9 de Febrero de 2014 • 4.751 Palabras (20 Páginas) • 1.280 Visitas
IDEAS MORALES
Conceptos fundamentales de Hitler
Lo que en el léxico fascista se denominaba “expansionismo” y que en su estadio supremo se había caracterizado por la voluntad de conquista de un imperio colonial, era aquí, desde el principio, el programa inequívoco de una guerra de aniquilación en el Este con la finalidad de conseguir un imperio mundial autárquico por sí mismo y asegurado durante siglos. Pero el lenguaje de los catedráticos del imperio victorioso sanaba mansamente comparado con las expresiones del dirigente de un pequeño partido, pocos años después de la derrota en una guerra a escala mundial. Formuló su “testamento político” ante todo el mundo de la manera siguiente:
“No hay que permitir jamás la formación de dos potencias continentales en Europa. Ante todo intento de organizar en las fronteras alemanas una segunda potencia militar, aunque sea solamente en la forma de un Estado susceptible de alcanzar ese potencial, no sólo se tendrá el derecho, sino el deber de impedirlo por todos los medio, incluido el de la acción militar. No deberá considerase asegurado el Reich hasta que cada vástago de nuestro pueblo tenga su propio suelo”
Hitler no se cansó hasta 1933 de repetir este íntimo pensamiento suyo en discursos públicos, hasta tal punto que sólo los ingenuos podían clasificarlo como “una tesis propagandista” y considerarlo como tal.
“Nos derrumbaremos si no poseemos la fuerza suficiente para conseguir el suelo y la tierra que necesitamos”
“Nuestros antepasados, que no estaban infestados de pacifismo, resolvieron este problema mediante el envío de colonos a la antigua marca oriental y la conquista de territorios para el pueblo alemán... Este proceso tuvo un brusco final porque el pueblo alemán perdió la fortaleza. Y para conquistar terreno se necesita fortaleza. Esta reside en la unidad.”
La exclusividad con que Hitler se fundamentaba en esta conclusión fue el más importante impulso para el Éxito del nacionalsocialismo. El núcleo de aquella “fe” arrastró primero a decenas y luego a centenares de millones de sus partidarios. Pero aunque pareciera poco realista, no era ni mucho menos una convicción individual, como se comprueba. Lo que el NSDAP era en Alemania, era Hitler en el NSDAP: punto de convergencia y punto de lanza y así es como podía ser, más que cualquier otro político de la extrema derecha, al mismo tiempo oportunista y enigmático: Conocía sus objetivos y los media para conseguirlos.
Sobre este esquema elemental, pero sin cuyo conocimiento resulta imposible cualquier observación, se efectuó el desarrollo del nacionalsocialismo en los años que van hasta 1930, acrecentándose cada
vez más las similitudes en su aspecto exterior con el fascismo italiano, triunfante y en el poder.
IDEAS MORALES EN: ALEMANIA
La auténtica meta: el restablecimiento del “orden natural” nórdico
Los “superiores de la lucha de clases” dividieron el interior de la nación en numerosos sectores racionales insalvables y los que predicaban la comunidad nacional clasificaron a sus adeptos, con metro y compás, en humanos nórdicos, occidentales y orientales, pese a no caberles la menor duda de que el friso nórdico estaba más estrechamente emparentado con el vikingo inglés que con el silesio oriental. Sin embargo siempre que Hitler expuso de una manera precisa sus conceptos, no habló de pueblos y naciones, sino de “núcleos raciales”. Como el partido nacionalsocialista no era así, para él otra cosa que el “núcleo de la raza nórdica”, que se había aglutinado a sí mismo como unos fragmentos imantados, se evidencian con una consecuencia rotunda que su verdadera y eterna realidad no era el pueblo alemán, sino el núcleo humano de raza aria que escuchaba la palabra del pueblo alemán, bien fuera en Alemania o en otros países arios. Encontrar este núcleo, formado de manera adecuada y elevarle hasta un nivel dominante, primero en Alemania y luego en el mundo, para restaurar de esa manera el orden natural alterado desde hacía millones de años, era en definitiva el verdadero sentido de la política social. Igualmente debía considerarse como presupuesto subjetivo de aquella seguridad del “espacio vital”, que era obra de las confianzas en sí mismo a que había ligado la raza y condición precios para la continuación de su existencia.
Si fueran posibles todavía las dudas, quedarían excluidas por la consideración del denominado antisemitismo nacionalsocialista, que no era otra cosa que el aspecto negativo de la política social. Cierto que tenía, como la política social, puntos normales y positivos. Las prestaciones sanitarias del Estado y los brotes de natalidad resultan también ilegítimos a ojos de un liberal y si en la república de Weimar se dieron sentimientos anticatólicos, antiprotestantes, anticapitalistas y antisindicalistas, hubiera resultado curiosa la no existencia de tendencias antijudias.
Cuando los judíos, por causa de sus cualidades sociales, eran considerados como enemigos mortales desde tiempo inmemorial de “los pueblos arios” y origen primero de toda descomposición y toda ruina, sólo existía una solución consecuente: la aniquilación de la sustancia biológica, tal como Hitler había ya evocado en su conversación con Eckar y como exigían algunos sectores que no eran solamente los agrupados en torno al stürmer (periódico antisemita). Y de nuevo este concepto de aniquilación aparece como paralelo exacto a las doctrinas marxistas de la destrucción de la burguesía por la propia historia. Pero en este caso lo que tenía que aniquilarse no era tanto el judaísmo como hecho concreto, sino en grado bastante mayor el “espíritu” del judaísmo, con todas sus consecuencias. Entre otras consecuencias contaban sobre toda la democracia, socialismo, pacifismo y cristianismo; es decir, todas las fuerzas que habían debilitado y dividido la salud guerrera del núcleo social originario con sus predichos de unidad mundial y humanidad.
IDEAS MORALES EN: LOS CAMPOS DE CONCENTRACIÓN
Así se organizaba la “vida” de los recién llegados a Auschwitz como a Dachau, a Mauthausen o a Treblinka. Hombres y mujeres útiles trabajaban hasta el agotamiento definitivo en las fábricas de productos químicos y de material de guerra. Cierto número servían de cobayas a los médicos de las S.S., que experimentaban con ellos en enfermerías dignas de una películas de terror. Sobre este “ganado” humano se realizaron los experimentos médicos más espantosos: Congelación, castración, inoculación de tifus, de cáncer, experimentación de nuevos medicamentos, vivisección... A los ancianos, los niños y los enfermos se les llevaba a las cámaras de gas, que son la verdadera razón de ser de estos campos. En la primera época de
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