Análisis de discurso de feminismo

Una vez adjuntada el discurso que elegí, procederé mi ensayo.

El discurso me ha dejado impactada; no soy una persona que busca por sí misma a oradores importantes o lo que otra gente hace por el mundo, pero gracias a este trabajo, leí varios, y éste ha sido con el que más me he sentido identificada.

El discurso va de feminismo, una palabra que ciertamente ha sido tachada como un símbolo contra hombres, haciendo que las mujeres tengan imagen de personas irracionales que sólo se dedican a llevarla la contraria al sexo masculino. Esto es un problema social bastante serio y denso.

Por experiencia propia, he sido testigo de que a través de las redes sociales hay demasiados comentarios machistas, tantos que hasta ya han sido normalizados en chistes y bromas entre varones. Como si la situación no fuera peor, comienzan a burlarse de los comentarios hechos por mujeres que tratan de darle alto a sus burlas. Aunque no lo crean, apoyan indirectamente al machismo.

Menciono esto porque, si esto es un problema “menor”, no quiero imaginarme los problemas mayores.

Claro, esto es sólo una experiencia, pero leer el discurso de Emma me dejó pensando con algunos de sus puntos.

Yo desde un principio pensaba que el feminismo apoyaba a las mujeres para tener los mismos derechos que los hombres, pero Emma enfatizó que, para ella, era la igualdad de derechos y oportunidades en ambos, y no sólo hablando por el lado femenino, sino también por el masculino. Me pareció increíble que estuviera hablando por todos los hombres que sufren por el propio machismo.

Emma expuso muchos problemas que todos conocemos y que está en nuestra mente, pero nunca nos tomamos el tiempo de analizarlo más a fondo.

Por un lado, las mujeres vivimos bajo la mirada de la sociedad, en cómo debe ser una mujer: delicada, obediente, femenina, ni muy lista ni muy tonta, mientras que los hombres viven bajo el régimen de que son lo más importante, no importa si son muy listos o no, no deben mostrar afecto ni sentimientos “débiles” como la tristeza o el dolor. Por ambos lados vivimos presionados, y tal como dice Emma, hay que darle un alto.

En mi caso, no sé cómo es que he adquirido una actitud feminista. Mi padre es un machista de clóstet. Él nos educaba a mi hermana y a mí de manera en que supiéramos labores de casa y saber cómo complacer a nuestro futuro marido, mientras que mi madre nos enseñaba a que debíamos estudiar para trabajar y no dejar que un hombre nos mantenga.

De esta manera, mi hermana y yo aprendimos a complacer sólo a mi padre sin tener la ambición de casarnos, pues creemos que no lo necesitamos.

Parte del discurso habla sobre el salario igualitario y cómo es que, estando en un año tan moderno, siga siendo imposible.

No dudo que tenga modificaciones un tanto complicadas de llevar a cabo para que esto sea posible, pero no creo que sea tan difícil, digo, miles de varones entran a trabajar y sí reciben su dinero mientras que las mujeres siguen recibiendo menos. Creo que es hasta ridículo que sólo por existir siendo mujer me paguen menos aun si hago exactamente lo mismo que un hombre.

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