Arbol del Posconclicto.

LAS VÍCTIMAS DEL POSCONFLICTO

Colombia lleva más de cincuenta años enfrascada en una guerra fratricida, que, al parecer, tiende a superarse con los acuerdo de la Habana que se trata del Posconflicto.

Ha sido mucha la sangre que ha corrido por campos, pueblos y ciudades en medio del conflicto, en donde la peor parte la ha llevado la población civil.

Las víctimas del conflicto armado interno que ha padecido nuestra patria, son innumerables, incluyendo a todas las capas sociales, niños, mujeres, ancianos, comunidades indígenas y afrodescendientes, pero el mayor número de víctimas lo ha puesto el pueblo raso y dentro de él, los campesinos.

La población Colombiana ha sido víctimas de muertes selectivas, masacres, desapariciones forzadas, secuestro y otra serie de delitos que vulneran flagrantemente los Derechos Humanos y el derecho Internacional Humanitario.

Por ejemplo, muchas poblaciones han sido restringidas el ingreso de alimentos, medicamentos y combustibles por parte del Ejercito Nacional que cree que son vituallas para los grupos subversivos que se mueven en la región.

Ciertamente las víctimas del conflicto armado se les ha escuchado algunas ocasiones, pero no basta con escuchar sus lamentos, sus soledades y desamparo, sino que es imperativo que se les tenga en cuenta como protagonista dentro del proceso de conversaciones adelantadas y durante la fase del proceso de paz que han denominado posconflicto.

Las victimas quieren no solamente conocer la verdad, la cual puede tener muchas aristas, sino que se les repara integralmente los perjuicios que se les ha ocasionado tanto desde el punto de vista material como sicológico o moral.

En otra palabras, a las victimas ha de decírseles la verdad de lo que ha ocurrido con su seres queridos; para ellas es absolutamente necesario que haya justicia, que se les repare y se les garantice que lo luctuosos hechos que han tenido que padecer no volverán a repetirse.

Pero la reparación a las víctimas no puede consistir en que a la comunidad se le construya una escuela o un puesto de salud, toda vez que esto son obligaciones sociales del Estado.

De todas maneras, las víctimas, deben aprender a perdonar a sus victimarios, para que pueda darse una verdadera reconciliación entre los colombianos y así iniciar una nueva era, en un país con proyecciones esperanzadoras.

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