BIBLIOGRAFIA
Enviado por NATAHEL • 14 de Septiembre de 2011 • 1.464 Palabras (6 Páginas) • 704 Visitas
LA MECÁNANICA DEL CAMBIO POLÍTICO EN MÉXICO
En primer lugar, la transición a la democracia en México es un periodo histórico. La transición democrática vive un proceso de mayores proporciones, su tema de fondo es el de una sociedad modernizada que ya no cabía ni quería hacerlo en el formato político /9*de partido hegemónico. La historia de la lucha política en México durante los últimos veinte años puede resumirse de la siguiente manera: Partidos políticos en plural, distintos y auténticos acuden a las elecciones, en ciertos comicios ganan algunas posiciones legislativas y en otras conquistan posiciones de gobierno, desde ahí, promueven reformas que les dan más derechos, seguridades y prerrogativas, los partidos así fortalecidos vuelven a participar en nuevas elecciones donde se hacen de más posiciones y lanzan un nuevo ciclo de exigencias y reformas electorales. A este proceso cívico que se auto-refuerza lo hemos llamado “La mecánica del cambio político en México” en un libro reciente. No fue sólo una estrategia pensada por algún partido, ideólogo, o personalidad política. Dos, se abre la puerta de la competencia electoral mediante el registro condicionado a las fuerzas políticas más significativas de la izquierda mexicana hasta entonces marginadas, en especial al partido comunista. Cuatro, por primera vez el Estado asume la obligación de otorgar recursos para el sostenimiento de todos los partidos políticos. Cinco, con su registro ante la autoridad electoral federal, los partidos políticos adquirieron automáticamente la posibilidad de asistir a las diferentes elecciones de los otros modelos de la vida política: estatal y municipal. Fue una lenta pero sistemática colonización del Estado nacional por muchos partidos políticos en plural. De manera que la transición no puede ser entendida desde el mirador, un sólo cambio o una sola elección. Echemos una rápida mirada a ese proceso de colonización del Estado. Las elecciones estatales se convirtieron en un gran periodo de ensayo, error y experiencia democrática. Fue un proceso al mismo tiempo político y cultural. El Congreso de la Unión, los congresos locales, los ayuntamientos, todos ellos se convirtieron en instancias cruzadas por la pluralidad, surgidas de procesos electorales normales, en convivencia, tensión y colaboración. Antes del dos de julio, el cambio político había arrojado un mapa gobernativo y de representación nuevo. Los meses previos a julio el PAN gobernaba ya al 29.6 % de la población en los estados, el PRI al 46.7%, el PRD al 20.7%, el Partido del Trabajo al 0.52% y el Partido Verde Ecologista de México al 0.36%. Los efectos de la esfera electoral saltaron a la esfera gobernativa y de ahí a la experiencia de millones, el reparto efectivo del poder era un dato real y constatable, y fue mucho más; era evidencia del avance democrático ante los ojos del electorado de que las suposiciones tenían un espacio abierto, el sufragio un poderoso instrumento de cambio político, y de que el cambio por la vía electoral era posible. Mi quinta preposición es ésta: la transición mexicana que estuvo fuertemente centrada en el tema electoral fue en realidad mucho más que electoral. México descubriría que lo electoral era mucho más que una esfera pactada y circunscrita, pues en realidad lo electoral afecta e impacta muchos otros ámbitos. Al amparo de los procesos judiciales, y la exceda existencia de partidos cada vez más poderosos se fueron poniendo en el paisaje político, jurídico y cultural del país. Con la entrada de diputados de diferentes partidos a la Cámara también se modificó el trabajo y el debate legislativo, los partidos y sus figuras centrales cobraron visibilidad pública. La recurrencia de procesos electorales empezó a cambiar también las estrategias de los partidos (sobre todo de la izquierda) y su propia cultura política. Por eso el cambio en la esfera electoral fue en realidad botón y vehículo para un aprendizaje democrático de mucho mayor alcance. Por la vía de las elecciones México entró a un régimen político totalmente distinto y de carácter democrático. Son tareas acaso más complejas de más larga “lata” y más difíciles que la construcción electoral. Esos votos se distribuyeron de la siguiente manera: el candidato presidencial de Alianza por el cambio obtuvo 42.52 % de los votos, el candidato por el PRI obtuvo el 36.10%, el de Alianza por México el 16.64%, y los otros tres candidatos el
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