Baldomera
Enviado por sheitalita • 7 de Mayo de 2013 • 475 Palabras (2 Páginas) • 303 Visitas
al vez a todos nos ocurrió
abandonarnos a la tentación
de la queja. Y esta es una actitud
fácil para adoptarse: la
política es corrupta, la sociedad
está derrumbándose, la religión está
en crisis, los delitos se multiplican, la
estupidez se extiende y así mismo una
larga serie de lamentaciones. Pues bien,
si bien sin pecar de ingenuidad o de indiferencia,
se tendría que optar por un
comportamiento diverso. Esto es lo que
proponía en sus Diálogos el celebre
maestro Confucio ya cinco siglos antes
de Cristo con este aforismo: “si estás
sumergido en la oscuridad, vale más una
candela que mil flamantes protestas contra
la oscuridad”.
La queja estéril es de costumbre el
escondite de los perezosos que sostienen
ser liberados de sus males pero no mueven
un dedo para comenzar a reaccionar
ellos mismos. Las protestas infinitas, el
disenso verboso, la queja permanente
ocultan una apatía y una debilidad de
espíritu y no son ciertamente señal de
indignación sino de cobarde consentimiento.
Este es el momento para reencender
aunque sea sólo una chispa de
luz y depositar una semilla de esperanza.
El mar está compuesto por un número
inmenso de gotas y sólo así se revela su
grandeza. No nos detengamos sólo para
censurar, pongámonos en movimiento
para transformar el mundo.
También hoy, muchas personas están
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talvez frente a un teléfono a la espera de
un timbrazo: en sus casas enmudecidas
por el sufrimiento, a veces parece que ya
no hay lugar para una presencia humana
ni divina. Es el silencio de la soledad, del
abandono.
Inútilmente se espera una señal de
Dios y de los hombres. Hoy somos nostálgicos
de la voz de un ángel, es decir de
una persona que nos ame, que nos
recuerde con ternura y sinceridad. Un
poeta español, Pedro Salinas, afirmaba
que “las manos de los que aman los
transforman en ángeles”.
Cada ser humano que se deja tocar
por la ley del amor no deja morir al vecino
solo, desesperado, sino
...