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Black Mirror en relación a la comunicación


Enviado por   •  21 de Julio de 2019  •  Ensayo  •  5.896 Palabras (24 Páginas)  •  293 Visitas

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UNIVERSIDAD CENTRAL DEL ECUADOR

Teorías de la Comunicación III

Nombre: Isabel Aguilar

Curso: 4° “A”

Comunicación y Posmodernidad

La sociedad y la comunicación están sujetas a cambios constantes. Por lo tanto, comprender dichos cambios es necesario repasar los diferentes aportes que han realizado varios autores en torno a este tema. Por lo tanto, el objetivo de este texto es, en primera instancia entender el contexto histórico social de los medios de comunicación con relación a las categorías de lo público y lo privado, sustentando las ideas con el libro “Los media y la modernidad” (Thompson, 1998). En segunda instancia, a partir del libro “Cultura y simulacro” de Jean Baudrillard (1978), analizar la relación de la hiperrealidad con las sociedades contemporáneas.

También se toma en cuenta el libro “Culturas Híbridas” de Néstor García Canclini (1990) para explicar el efecto de la modernidad y el impacto que esto tiene sobre la comunicación, como también sobre las tendencias culturales de la sociedad. Finalmente, explicar las propiedades de la categoría poder y su relación con el discurso, en base al libro de Van Dijk (2009).

Cabe resaltar, que las ideas se concatenan con escenas de los capítulos de la tercera temporada de Black Mirror, una serie estadounidense y británica creada por Charlie Brooker. Esta serie mantiene una posición crítica ante las modificaciones que han tenido o pueden tener las tecnologías. La relación entre las ideas de los autores y las escenas de los capítulos se realizó a partir de un análisis inductivo de cada capítulo. Los capítulos utilizados fueron: Nosedive (caída en picada), Playtest (Partida), Man Against Fire (El hombre contra el fuego) y Hated in the Nation (Odio nacional).

“La capacidad de las redes para introducir nuevos actores y contenidos en el proceso de organización social, con relativa independencia de los centros de poder, se incrementó a lo largo del tiempo con el cambio tecnológico, y más concretamente con la evolución de las tecnologías de la comunicación”. (Castells, 2006, p. 30).

No encontramos sumergidos en la vida pública. Hoy en día es normal tener acceso a mucha información proporcionada por la red. Nos hemos convertido en fuentes públicas de información personal. Somos seres que compartimos todo a través de internet, sin ninguna preocupación. Se ha convertido en costumbre comunicarnos a través de pantallas, antes que mantener una conversación presencial. Este tipo de interacción se ha normalizado, por tanto, es parte de la cotidianidad de todos.

Lo público y lo privado

Es necesario contextualizar a lo público y lo privado, ya que “tiene una larga historia en el pensamiento social y político occidental.” Como también se ha hecho presente en los debates filosóficos de la antigua Grecia, cuando los ciudadanos se reunían a discutir la vida de la polis, a través de la búsqueda del bien común. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, la significación de lo público y lo privado ha ido alterándose y adaptándose. A mitad del siglo XVI en adelante, el Estado empezó a tener mayor afinidad en relación con lo público. Por otro lado, lo privado hacía alusión a aquellas actividades o “esferas de la vida” que se encontraban destituidas del Estado. Por consiguiente, desde el siglo XVIII hasta el siglo XIX aparece la distinción entre sociedad civil y Estado.

La emergencia de procesos capitalistas se dio dentro de un conjunto de estructuras legales y políticas, las cuales fueron modificadas continuamente por los Estados. A finales del siglo XIX, la disgregación entre lo público y lo privado, se ha convertido en un escenario complicado. Thompson afirma que los individuos privados pertenecen a organizaciones y grupos que influyen en la política gubernamental. También, se ha tomado en cuenta, como punto central de los debates políticos, con la finalidad de “ampliar los servicios públicos, invirtiendo o rechazando acuerdos del sector público mediante la privatización.” (Thompson, 1998, pág. 164)

Luego, el dominio privado se constituye por organizaciones que administran al territorio exclusivo del mercado económico y se encuentra orientado a la retribución de beneficios. El dominio público, en cambio, se conforma por grupos o instituciones estatales que pertenecen a la parte judicial y legislativa, como también, el sector militar, la policía y el servicio civil enfocado a organizaciones de beneficencia.

También, se puede apreciar una segunda concepción acerca de lo público y lo privado. Es decir, lo público se refiere a lo observable, por lo tanto, es todo aquello que puede distinguirse, ya que se exterioriza y se dirige hacia una persona o personas. Por otro lado, lo privado, no es sino lo que no se puede observar, lo que se encuentra oculto y restringido. Por ello, el autor afirma que “Un acto público es un acto visible, un acto expuesto a la mirada de otros; un acto privado es invisible, un acto realizado secretamente y detrás de puertas cerradas.” (Thompson, 1998, pág. 166)

De esta manera, si una persona que se encuentra al mando de un Estado quiere afirmar su poder público debe aparecer ante el pueblo, sin embargo, este acto era completamente planificado, por tanto, no se revela de manera pública las bases sobre las que se construyen sus decisiones y sus políticas. Es así, que el estado mantiene una doctrina de secretismo, en donde se sostiene el poder de quien manda y resulta conveniente ocultarlo al pueblo, para tener mayor sostenibilidad. “Aquellos que estaban en posiciones de poder encontraron nuevas maneras de mantener el secretismo y nuevos argumentos para llevarlo a cabo.” (Thompson, 1998, pág. 168)

Lo público sin lugar: el surgimiento de la propiedad pública mediática

La razón por la que se han reconstituido las fronteras entre la parte pública y la parte privada es debido a el desarrollo de los medios de comunicación, es decir, la transformación y recorrido que se dio desde la imprenta hasta los medios electrónicos más recientes. Sin embargo, mucho antes de los media, el compartir un espacio común era parte de la propiedad pública, dicho de otro modo, “un acontecimiento se convertía en acontecimiento público al presentarse ante una multitud de individuos físicamente presentes.” (Thompson, 1998, pág. 169)

Además, aparece el término “co-presencia”, que se refiere a la interacción cara a cara. Por tanto, la característica principal de la co-presencia es “la reunión de individuos en un lugar común” (Thompson, 1998, pág. 169), lo que implica una reunión dialógica. En suma, el perfeccionamiento de los media ha establecido formas de propiedad públicas nueva, completamente distinta de la propiedad pública tradicional basada en la co-presencia.

Sin embargo, el alcance que proporcionan los media ha provocado que el hecho de compartir un lugar común ya no sea elemento principal de la propiedad pública, es decir, deja de vincularse con los individuos, las acciones o acontecimientos. Por dichas razones, un acontecimiento público, se convierte en público a través de distintos dispositivos electrónicos que permiten compartir acciones o acontecimientos a personas que no se encuentran físicamente presentes.

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