Breve historia de las letras guanipenses
Enviado por MOOMIITOO • 25 de Febrero de 2015 • Trabajo • 2.137 Palabras (9 Páginas) • 412 Visitas
Breve historia de las letras guanipenses
La historia de lo que conocemos como El Tigre actual arrancó el 23 de febrero de 1933, en un banco de sabana donde sólo había paja pelúa, chaparros y mantecos. Cualquier fuente natural de agua quedaba a unos diez kilómetros de distancia del lugar donde reventó el pozo OG-1 (O de oficina, G de Gulf). De inmediato se formó lo que se llamó Campo e’ Lona, primera referencia nominal del incipiente poblado.
Cuatro años más tarde se fundó el campo petrolero con el nombre de Campo Oficina, nombre derivado de la oficina del telégrafo que operaba en la ahora San José de Guanipa, desde 1928. Dicho campo petrolero aún existe, con sus características iniciales y es patrimonio cultural e histórico de la ciudad.
En las afueras del campo, surgió el primer barrio llamado Pueblo Ajuro, que aún existe, referencia muy bien documentada en la novela Oficina N° 1 de Miguel Otero Silva. En 1939 El Tigre ya era municipio con nombre oficial y en 1948 fue elevado de categoría, para entonces era el distrito Simón Rodríguez, nombre ilustre y además muy acertado para la futura ciudad que ya había iniciado sus pininos en el quehacer periodístico con varios intentos que finalmente tuvieron éxito en el diario Antorcha, dirigido por don Edmundo Barrios, aparecido por primera vez en 1954. En este diario se divulgó el primer cuento escrito en El Tigre, Guanipa pantá, de Mauro Barrios. En 1961 se publica en Buenos Aires, Argentina, la novela Oficina N° 1, ya mencionada, que narra con lujo de detalles los inicios de aquel poblado petrolero. Esperamos sólo 28 años para tener nuestra primera novela, algo insólito en el panorama literario venezolano. Por ejemplo, Maracaibo tardó más de cuatrocientos años para tener su primera novela.
La historia literaria de El Tigre se puede dividir en varias etapas. La primera, una incipiente, que va desde la aparición de los primeros periódicos hasta el inicio de la década de 1960, donde sucedieron dos hechos importantes: la publicación de la novela mencionada de Otero Silva y la irrupción literaria de un barinés, Ramón Boscán Ávila, residenciado en El Tigre desde 1939 hasta 1967, cuando se trasladó a Barquisimeto. Después de Otero Silva, fue el escritor que más se ocupó de relatar hechos y vivencias de esta ciudad petrolera. Prosista y poeta, escribió Fueron hombres de mar (1967), Mis pasos por la noche (1967), El Tigre, querida ciudad de mis recuerdos (1989).
En la década de 1970 aparece el primer grupo literario, sin un nombre en particular, donde sus miembros se reunían, hacían peñas literarias y formaron la Asociación de Escritores de Venezuela, seccional Anzoátegui Sur. Allí estuvieron Isbelia Henríquez de Ruiz, Luis Octavio Bedoya, Flor Rivas de León, Luisa Rivera Montaño, América Brito Carrera, José Araguatamay, Isbelia Alcalá de Alfonzo, Gustavo Perdomo y Hernán Iro, entre otros. Isbelia Henríquez de Ruiz fue la primera mujer en publicar un libro en El Tigre, el cual se tituló Mis tres primeros cuentos infantiles y un relato (1974), hecho que fue reconocido públicamente en 2011. Ella es autora de once libros más, en su mayoría de poesía.
En la década de 1980 surgieron nuevas voces, todas fuera de la Asociación de Escritores, entre quienes podemos mencionar a Helí Colombani, Benito Irady, Ramón Ordaz, Néstor Rojas, Fidel Flores, Earle Herrera, Santos López, Tarek Williams, Enrique Dalton y Marcos González. Este último propició la realización de un concurso literario coauspiciado por el diario Antorcha y el Ateneo de El Tigre. Dicho concurso fue ganado por numerosos personajes del quehacer literario venezolano, entre los cuales están: Lourdes Sifontes Greco, Chevige Guayke, Luis Felipe Castillo, Pedro Suárez, Francisco Arévalo, Dina Pieri, Néstor Rojas, Miguel Mendoza Barreto, Harry Almela, Milton Quero, José Canache La Rosa, Yolanda Correa, entre otros. También, Marcos González fue el director, promotor y editor de una revista literaria llamada Escarabajo, la cual salió en diez números desde 1988 hasta 1995 y constituye una notable referencia de esta etapa literaria.
En la misma década, se publicó el Diccionario general de la literatura venezolana, realizado por el Instituto de Investigaciones Literarias Gonzalo Picón Febres, de la Universidad de Los Andes, en la ciudad de Mérida, en 1987, que incluye a los escritores Julio César Sánchez, Isbelia Henríquez de Ruiz, Flor Rivas de León, Benito Irady y Ramón Ordaz, lo que viene a ser el primer reconocimiento nacional a los escritores tigrenses. La realización de dicho diccionario estuvo a cargo de Lubio Cardozo y Juan Pintó.
En la década de 1990, comienzan a sonar José Pérez, Carlos San Diego y el nombre de quien esto escribe. Y en la década inicial del siglo XXI surge toda una nueva generación, donde han destacado en una primera oleada voces como las de Mariela Ramírez, Enrico Espino, David Barrios, José Miguel Fernández, Patricia Posani, Zabny Carreño y en una segunda oleada, década de 2010, Rosario González, Stívaly Maestre, Leyda Páez, Leonardo Alfonzo, Humberto Almenar, Armando Franco, Rolihetzi Pérez, quienes han participado en talleres literarios, en tanto que otros lo hicieron al margen de éstos, como Roberto Fasciani, Liliana Fasciani, Carlos Figuera, José Vicente Jiménez.
El primer escritor nacido en El Tigre (1948) documentado hasta ahora es Julio César Sánchez, graduado en letras por la Universidad de Los Andes, en Mérida, con maestría en la Universidad Simón Bolívar, de Caracas. Autor de La palabra aparente (1977). En tanto que Juan Rivas Pulido (1949) es el primer crítico literario de formación académica, narrador y novelista, autor de una copiosa obra literaria, de elevada proyección; también ha sido el más editado electrónicamente con importantes novelas como El juego del gato maula, Al lugar donde fuéredes, Viernes de Venus, Tan ciego como Homero y Por escrito (este último, producto de su trabajo desarrollado en el diario Mundo Oriental sobre cien libros para comentar). También nacieron en la ciudad José Pérez, Saúl Figueroa, Néstor Rojas, Tarek Williams Saab, Miguel Cabello, Juan Raydán, Ramón Ordaz, Marcos González e Isbelia Alcalá de Alfonzo.
Otros autores nacieron fuera de la ciudad, pero llegaron a ella muy niños o jóvenes y desarrollaron su vida intelectual en El Tigre, donde podemos mencionar a Carlos San Diego, cuyo verdadero nombre es Carlos Ostos, nacido en San Diego de Cabrutica, estado Anzoátegui, poeta de la tierra y de la ancestralidad, autor de Baldíos y Los mare mare, donde se adentra con filosofía propia en nuestras raíces indígenas; Isbelia Henríquez de Ruiz, nacida en El Chaparro; Flor Rivas de León, de Ciudad
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