Brindis Por El día De Las Madres
Enviado por ramironovoa2014 • 3 de Noviembre de 2014 • 645 Palabras (3 Páginas) • 455 Visitas
BRINDIS POR LAS MADRES
Buenas tardes con todos los presentes Hay tareas que a veces se las recibe con desagrado, algunas por obligación…....pero otras representan una distinción como la que me ha tocado en esta tarde. Pues realmente me es grato dirigirme a UDs para recordarles que todos recibimos una bendición al nacer, pues fuimos ungidos por Dios con el don de la vida. Pero es también preciso recordar que ese milagro sólo pudo ser posible porque hubo una mujer que nos acobijó en su ser con abnegación, sacrificio y por sobretodo con infinito amor.
Porque fué amor lo que recibimos cuando nos dijeron por primera vez con su dulce voz HIJO MIO! Porque fueron ellas las que sufrían con nuestras tristezas y reían con nuestras alegrías. Por eso es preciso brindar por quien nos regaló el don preciado de la vida. Por ese bendito ser que nos llevó de la mano cuando no podíamos caminar, Por aquella que nos consolaba y reconfortaba en su regazo, Por los que disfrutan la fortuna de tener a su lado a su Querida Madre, Por Uds que saben que el amor de madre es eterno y que va mas allá de la distancia y el tiempo y cuyo recuerdo no se borra jamás, Por eso, os invito a alzar sus copas y elevar el corazón para decir: “QUE NUNCA NOS FALTEN! Y QUE SIEMPRE ESTÉN CON NOSOTROS AQUÍ EN LA TIERRA O MIRÁNDONOS DESDE EL CIELO”….... SALUD MADRECITAS.
BRINDIS
Brindar es dar gracias. Es expresar los sentimientos y deseos más profundos que embriagan el alma en un momento especial.
Día de la madre. Los versos de Guillermo Aguirre y Fierro deben volver a los labios de todos los corazones. Porque “El brindis del bohemio” es un canto de amor a la madre. Y todos los que nos llamamos seres humanos, porque lo somos, moramos en el paraíso del vientre materno antes de llegar a este mundo.
Brindar por la madre es dar gracias al cielo por esa mujer, toda amor, que ha dejado de existir para sí. La que nos arrulló en sus brazos y nos dio en pedazos, uno por uno, el corazón entero. La que nos enseñó de niño lo que vale el cariño, exquisito, profundo y verdadero. La que tanto ha llorado y sufrido por su pequeño. La que ya no tiene en la vida otra ilusión que vernos llegar a buen puerto.
Brindar por la madre. Por la que sufre nuestras penas y extravíos más que nosotros mismos. Por esa dulce combinación de ternura y valor, de fidelidad y entrega. Por esa mujer que acompaña y vela, aconseja y calla, consuela y corrige, canta y llora, sufre y goza. Brindar por quien nos llevó de la mano en nuestros primeros pasos y después nos ha dejado volar alto con nuestras propia alas, sin dejar de ser una dulce compañía en el viaje fugaz de la vida.
Y quien crea que no puede brindar por su madre, se equivoca. Porque si la madre está ya en el cielo, en realidad no está lejos. Porque si alguien cree que su madre le ha olvidado, está loco; una madre no puede olvidar
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