CAJAMARCA, LA CIUDAD DEL ETERNO FRÍO
Enviado por isabeldiaz • 8 de Diciembre de 2017 • Informe • 650 Palabras (3 Páginas) • 236 Visitas
CAJAMARCA, LA CIUDAD DEL ETERNO FRÍO
Cajamarca es una ciudad de muchos paisajes dignos de fotografía (cosa que hice en casi todo el viaje). Diría que es, en general, un ámbito rural, ya que hay más campos que edificios. Las casas tienen un aspecto antiguo y rústico y la gente es muy amigable, aunque los precios siempre son altos. Nuestro viaje tuvo una finalidad académica, por ello fuimos con el profesor Edu.
Llegamos entre las 4:30 y las 5:00 am, ya que tuvimos que esperar nuestra movilidad por un buen tiempo mientras el frío entraba hasta los huesos tanto que incluso llegué a extrañar el frío y la brisa de Chiclayo. Al llegar al hotel, nos distribuyeron las habitaciones y nos dieron unas horas para instalarnos y descansar. El primer día dimos un recorrido por la “ciudad”, fuimos al Cuarto de rescate, Iglesia Santa Apolonia, Complejo de Belén y más lugares, tantos que ni siquiera recuerdo. En la noche decidimos ir a un parque cercano al hotel y, aunque hacía frío, la pasamos bien.
El segundo día dejamos la ciudad y fuimos a lo que es el campo. Llegamos a Granja Porcón que, en realidad, no parecía una granja, sino un mini-zoológico; allí tuve un montón de Dejavús, ya que la había visitado de pequeña. Regresando al tema, vimos de todo: Osos, monos, aves, tigres, leones, etc. Tomé varias fotos, pero las eliminé ya que mi almacenamiento no daba para más, y mientras veíamos un león escuchamos a mi compañero Gustavo gritar: “¡Mi celular!” y luego de que se hiciera un autoexamen por todo el cuerpo, fue a buscar su teléfono junto con Melina, otra de mis compañeras. Al pasar entre 30 y 50 minutos, concluyeron la búsqueda con un “No está”.
Después de almorzar, fuimos a las Ventanillas de Otuzco, donde me di cuenta de que sí hay algo más cansado que escalar los alrededores de Santa Apolonia o una clase de futbol con el profesor Daniel. Estuvimos escalando un buen rato, hasta que una voz que se nos hizo conocida se escuchó de nuevo, esta vez con un: “¡Mi billetera!”. Sí, Gustavo había perdido su billetera con 50 soles y su D.N.I.; y después de que él y Junior fueran a buscarla, concluyeron que tampoco estaba. Para finalizar, fuimos a los baños del inca. Esperamos por un buen rato, hasta que Melina y yo entramos. Estuvimos charlando y después de casi una hora de baño, salimos. Al llegar al hotel, casi todos estuvimos de acuerdo en hacer una pijamada, la cual no duró mucho para mí, ya que una hora después me quedé dormida.
Al tercer día, fuimos a Cumbemayo, donde pensaba que mis piernas morirían y donde mi claustrofobia aumentó. Los cerros siempre estaban de bajada, y llegué a resbalarme un par de veces. Tomé varias fotos, hasta que mi memoria sucumbió nuevamente. El frío sólo lo sentí al principio, luego la temperatura aumento. Después de ir a almorzar y de empacar de nuevo, fuimos de regreso a la agencia, donde a las 3:00 p.m. partimos a Chiclayo. Aunque en mi opinión, debimos tener más cuidado puesto que la mayoría, incluyéndome, llegamos enfermos a Chiclayo. Me di cuenta, entonces e increíblemente, de que extrañaba el frío de Cajamarca, ya que el frío de Chiclayo me descompensó terriblemente, además de tener que esperar a mis padres media hora. Sin embargo, igual me la pasé bien.
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