CASO PRACTICO DEUDA EXTERNA, INFLACIÓN Y CRISIS FINANCIERA EN ARGENTINA
Enviado por Arq Carlos Enrique • 22 de Julio de 2021 • Informe • 2.594 Palabras (11 Páginas) • 394 Visitas
CASO PRACTICO ENUNCIADO CLASE 2
CASO PRACTICO DEUDA EXTERNA, INFLACIÓN Y CRISIS FINANCIERA EN ARGENTINA
UNIDAD 1
CARLOS ENRIQUE PATERNINA CONTRERAS.
.
CORPORACIÓN UNIVERSITARIA DE ASTURIAS.
ESPECIALIZACIÓN EN GERENCIA DE PROYECTOS.
ELECTIVA 1
JULIO 2021
CASO PRACTICO ENUNCIADO CLASE 2
CASO PRACTICO DEUDA EXTERNA, INFLACIÓN Y CRISIS FINANCIERA EN ARGENTINA
ELECTIVA 1
CARLOS ENRIQUE PATERNINA CONTRERAS.
.
PROFESOR
WILLIAM MORENO
CORPORACIÓN UNIVERSITARIA DE ASTURIAS.
ESPECIALIZACIÓN EN GERENCIA DE PROYECTOS.
JUNIO 2021
ENUNCIADO
La crisis argentina de 2001 fue la peor crisis financiera en la historia argentina. Como resultado de la crisis financiera, la mayoría de la gente perdió mucho dinero y la población sintió que habían sido traicionados por su propio gobierno. Aún más, durante el 20 y el 21 de diciembre en 2001, 27 manifestantes fueron muertos por la Policía Federal en la Plaza de Mayo. ¿Exactamente quién es el culpable y qué causó la crisis?
En general, hay cuatro razones principales que pueden explicar la crisis. Para muchos porteños, el problema empezó con el ex-presidente Carlos Saúl Menem y más específicamente con sus decisiones económicas durante su segundo periodo como presidente (1995-1999). También, se puede decir que la alta inflación y la hiperinflación de los noventa contribuyeron al pánico final en 2001. La enorme deuda internacional del país no ayudó a la situación económica de ninguna manera. Finalmente, la crisis brasileña en 1999 tuvo un gran impacto en la salud de la economía argentina, ya que ésta sintió los efectos de la crisis brasileña, hasta llegar a su propia crisis en 2001. Con el tiempo, en 2002 la cotización del dólar respecto al peso abandonó su paridad de un peso por dólar. Básicamente, el cambio de una tasa fijada a una tasa flotante fue lo que salvó al país. Desde 2003 bajo la presidencia de Néstor Carlos Kirchner Ostoic, la economía argentina ha ido recuperándose.
En fin, la crisis puede ser vista como una lección para las economías de mercado, es decir, un país no puede mantener una tasa fija, el flujo libre de capital y el control de su política monetaria, todo al mismo tiempo.
Carlos Saúl Menem fue el presidente argentino desde 1989 a 1999. Antes de los 90’s, la economía argentina experimentaba mucha inflación. En el verano de 1989, la inflación fue del 200% y 3000% anual. Era obvio que esta “hiperinflación” era un problema y por eso, los consejeros económicos necesitaban mejorar la situación. En 1991 bajo la presidencia de Menem, el gobierno fijó el peso argentino uno a uno con el dólar y estableció la Ley de Convertibilidad. Esta ley limitó el crecimiento de la base monetaria, y como resultado, la tasa de inflación cayó muy rápidamente. En 1992, la tasa de inflación fue del 24,9% y cayó al 10,6% en 1993. En 1994, la tasa de inflación fue del 4.2% y cayó al 3,4% en 1995 y luego al ,2% en 1996. La Ley de Convertibilidad estaba funcionando y la economía argentina se estaba recuperando. Aún más, el Producto Bruto Interno (PBI) de Argentina aumentó un 35% de 1990 a 1994. También, la tasa fijada permitió importaciones muy baratas porque había un constante flujo de dólares en circulación.
En teoría, el problema fue la continuación de esta política después de la relección de Menem en 1995. Menem y sus consejeros económicos continuaban aplicando la Ley de Convertibilidad después de su relección en 1995. En las economías, si un país elige una tasa fija, pierde su capacidad para controlar su política monetaria. Como resultado, el país no puede controlar sus tasas de intereses si es necesario. Menem y sus consejeros continuaban aplicando la tasa fijada con el dólar, aunque la economía era muy estable. En teoría, Menem debería haber abandonado la tasa fijada, a una tasa flotante; pero ese no fue el caso. Esta dependencia con el dólar creó mucha especulación por parte de los inversores extranjeros y los argentinos. Como consecuencia de la continuidad de la Ley de Convertibilidad después de 1995, muchas de las exportaciones argentinas llegaron a ser no-competitivas. Esta ley privó al país de su propia política monetaria independiente. Por eso, el país no pudo establecer sus tasas de intereses cuando era necesario, y era muy vulnerable a los cambios en los precios mundiales.
En enero de 1999, Brasil experimentó su propia crisis económica donde el valor del real brasileño se devaluó y, en efecto, la economía argentina sufrió también. Antes de 1999, el 30% de las exportaciones argentinas iban a Brasil. La economía argentina dependía mucho de exportar a Brasil. Como resultado de la devaluación en el real brasileño, Argentina experimentó una caída de sus ingresos provenientes de Brasil. En 1999, bajo el mandato del presidente argentino Fernando de la Rúa, el PBI cayó un 4% y Argentina entró en una recesión.
La gran deuda internacional de Argentina en los noventas contribuyó a la crisis en 2001 también. En el año 2000, su deuda externa fue de $125 millones, la cual constituyó la mitad de su PBI en ese momento. Como una consecuencia de esta deuda inmensa, la balanza de capital de Argentina aumentó también. En los noventas “el valor del dólar por las exportaciones argentinas creció un 7,7%. Eso no fue suficiente porque la deuda externa creció un 9% cada año”. Como resultado, la economía argentina pareció ser muy débil e inestable para la inversión extranjera. Por eso, muchos inversionistas extranjeros especulaban sobre la condición de la economía argentina y en 2001, $20 billones en capital extranjero dejaron la economía. Esta reducción de la inversión en la economía argentina, creó también mucha especulación en la población argentina también. Temiendo un pánico económico y una devaluación en el valor del peso argentino, la gente convirtió sus pesos por dólares en grandes cantidades y después, puso sus dólares en los bancos extranjeros. Este fenómeno se llama “capital flight.” Como resultado, en diciembre de 2001 el gobierno argentino estableció un decreto (el 1570/2001) que entre otras cosas, impedía sacar más de $250 semanales, al que el periodista económico Antonio Laje le llamó “el corralito.” El corralito permitió que sólo pequeñas cantidades de dinero salieran de los bancos a un tiempo. Inicialmente, durante los primeros meses, los argentinos sólo pudieron obtener 250 pesos cada semana de los bancos y los cajeros automáticos. El objetivo del corralito era evitar la salida masiva de dinero del sistema bancario, frenar esa temida corrida bancaria y evitar el colapso del sistema monetario en su conjunto.
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