COLUMNA “LO DEL PAPA” Escrito por: Antonio Caballero

COMENTARIO

COLUMNA “LO DEL PAPA”Escrito por: Antonio Caballero

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1. En la columna “Lo del papa”, escrito por Antonio Caballero. Escritor, periodista y caricaturista colombiano con un Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar. El autor propone “la religión ha servido, siempre como disfraz virtuoso de la política” como tesis, basándose en que “todos los políticos tratan de aprovechar la movilización de esas masas embrutecidas de droga religiosa en beneficio propio” y sustentándolo con que a causa de la religión e inspirándose en esta se ha desatado las más mortíferas guerras en la historia humana. Cataloga a las diversas religiones como drogas del pueblo y que estas han sido las “drogas más populares de la historia”.

2.  Es evidente el inconformismo que presenta el autor en su escrito, su idea pretende transmitir ese inconformismo haciendo referencia en el contexto que se lleva para así entrar en la mente de sus lectores y de una u otra forma concientizar al lector el porqué de su inconformidad. Utiliza una brillante analogía con las drogas y la religión, donde busca transmitir el mensaje de que hay algo que no se debería estar haciendo, hay algo que implícitamente está prohibido, pero de igual forma se está efectuando, hay algo que está consumiendo el pueblo y lo está hundiendo en un abismo con una difícil salida, tal y como pasa cuando se inicia el consumo de drogas, una vez comienza es difícil parar. Claro está que aquí los llamados “jíbaros” son los políticos que sacan partida de esto relacionándolo a su profesión llegando a fomentar y adaptar la religión como una droga creando así una dependencia, la cual, como es sustentado en el texto, embrutece al pueblo. El sesgo es un aliado en este caso, las personas ven lo que se les quiere mostrar mas no lo que realmente se debería ver. Se toma como referencia a dos políticos con mucha historia en el país, el senador y ex presidente Álvaro Uribe y el actual presidente y ex ministro de defensa Juan Manuel Santos. Estos dos personajes, critica el autor, iniciaron una competencia para ver quién salía más favorecido de la visita del papa cuestionando sus reales intenciones sobre este acontecimiento y tildándolos de hipócritas, donde previamente se había declarado iba a ser una visita específicamente pastoral sin ser nada político. Los misiles duros fueron hacia Álvaro Uribe donde es excesivamente notorio su desagrado hacia el senador de la república, hasta un punto que a forma de critica viene con sentidos dobles y mensajes entre líneas “se plantó en Bogotá entre la muchedumbre –rodeado, es de suponer, de sus habituales 300 guardaespaldas (muchos de ellos, también es de suponer, llevados a la fuerza; pues también es de suponer que 100 o 200 sean evangélicos o carismáticos o de alguna otra secta piraquívica, como suele ocurrir entre los profesionales de ese oficio, cuando en cambio los sicarios narcoparamilitares siguen siendo por lo general devotos católicos)–, se plantó Uribe a codazos, digo, en la primera fila de la multitud… Y quiso la suerte que el papa, a quien no habían prevenido de cuál era la esquina en donde lo esperaba el Mesías de los paramilitares –o a lo mejor porque sí estaba advertido– estaba mirando para el otro lado del papamóvil cuando pasó por delante del senador y sus 300 gorilas” solo faltó un “Uribe paraco, lo odio”. Es claro que el senador no es de su agrado. Los argumentos expuestos son claros en la descripción del escrito y a su forma de ver son acertados y perfectamente contextualizados a la realidad que vive el país donde se está divido por grupos de creencias y donde cada grupo tiene su líder o “Dios”, este líder busca aumentar la cantidad de seguidores con la ayuda de esta poderosa arma del sesgo.

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