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COMUNICACIÓN DE LAS MALAS NOTICIAS


Enviado por   •  2 de Agosto de 2021  •  Ensayo  •  1.609 Palabras (7 Páginas)  •  106 Visitas

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         COMUNICACIÓN DE LAS MALAS NOTICIAS

La comunicación eficaz y centrada en el paciente es clave para una atención de calidad. La buena comunicación es tanto un imperativo ético, necesario para el consentimiento informado y la participación efectiva del paciente, como un medio para evitar errores, mejorar la calidad y lograr mejores resultados de salud.  Cuando el paciente y los miembros de la familia soportan el sufrimiento debido a eventos hostiles, pueden negar la condición actual como una forma de proteger su integridad. Los familiares de los pacientes al final de la vida valoran la comunicación de alta calidad sobre el pronóstico y la atención. Los pacientes en la fase terminal de su enfermedad suelen tener dificultades para comunicarse, por lo que sus familiares necesitan información clara para tomar decisiones. La comunicación honesta y oportuna puede dar tiempo a los familiares para decir adiós y mejorar los resultados psicológicos y la satisfacción con la atención al final de la vida (1).

La importancia de la comunicación en el cuidado de la salud ha sido reconocida desde hace mucho tiempo dentro de la práctica médica como la base de una buena atención. Muchos médicos han experimentado alguna vez el sentimiento de no haber sabido transmitir bien la gravedad de un paciente a unos familiares afligidos por el sufrimiento y la incertidumbre. Es un sentimiento frustrante, porque haciendo las cosas técnicamente bien el paciente y/o la familia no lo percibe de la misma manera. Estas disfunciones en la comunicación, especialmente cuando se comunican malas noticias, erosionan la confianza de las familias y están en el origen de los recelos, incomprensiones, desencuentros, quejas o incluso demandas judiciales que vemos con creciente frecuencia en algunos hospitales.

Comunicar malas noticias es una frecuente y difícil tarea con la que tienen que enfrentarse los profesionales sanitarios, a pesar de lo cual ha sido considerada como una competencia menor comparada con los otros aspectos técnicos de la práctica médica, y para lo que no se ha previsto una formación específica de comunicación en los planes curriculares, tanto de pre como de postgrado. Los profesionales no se sienten preparados para esta compleja y desagradable tarea, y esto es fuente de ansiedad (2).

Los desafíos en la comunicación de cuidados paliativos ocurren durante dos fases, la entrevista médico-paciente y las malas noticias. La comunicación de malas noticias es una de las actividades más difíciles para los equipos de salud. Una mala noticia, es toda información que altera la vida de una persona de manera drástica y en el ámbito de la salud-enfermedad están asociadas a un diagnóstico terminal o mal pronóstico de una enfermedad. Por esto, la manera en la cual el equipo de salud proporciona este tipo de información puede afectar la comprensión de esta misma, el ajuste psicológico e incluso la adherencia al tratamiento del paciente. Por tanto, mantener una comunicación abierta es muy importante para desarrollar una buena relación terapéutica (3).

Se debe tener en mente que la comunicación de malas noticias y todo el proceso que conlleva detrás, es un antes y un después en la vida de las familias, es algo que no van a olvidar. Sobre la dificultad de esta responsabilidad, algunos profesionales refieren que comunicarlo a una familia que conocen poco, será complicado por la incapacidad para prever sus reacciones, mientras que el conocer mucho a la familia para otros profesionales, supone un problema pues el vínculo creado puede dificultar esta trasmisión de información.

Cuando el profesional de salud se enfrenta a la realidad del paciente, cuando observa el dolor, el sufrimiento y la desesperanza, se puede extrapolar al planteamiento que es posible que esto les surja a todos. Se enfrenta a la muerte de otros, enfrentarse a la propia muerte y al ver la muerte cercana, se la ve real y posible. Esto sin embargo es algo que se debe superar porque en el caso de dejarse llevar por los sentimientos de angustia, la respuesta será de huida y por tanto se tiende a evitar tratar estos temas con el paciente y familia lo que provocará un desamparo en el ámbito psicológico y por tanto no se está realizando unos cuidados ni integrales ni de calidad (4) (5).

Los estudios revelan que los profesionales de la salud, principalmente el médico, aprenden a lidiar con la enfermedad, pero no con el enfermo. Esto dificulta la comunicación, pues en muchos casos impide que el profesional perciba cuánto afecta al paciente la forma de revelar el diagnóstico y el pronóstico en el transcurso de la enfermedad y del tratamiento propuesto, así como a los miembros de la familia e incluso al propio médico.

Enfermarse y la posibilidad de morir atormentan a un cuerpo antes saludable y pueden causarle al paciente y a su familia reacciones extremas al sufrimiento. Al recibir la mala noticia, es común que el enfermo y sus familiares entren en estado de shock y tengan emociones intensas (dolor, ira, llanto, negación, ansiedad, miedo, inutilidad) que muchas veces se dirigen al equipo de salud, expresadas con denuncias de maltrato, negligencia, desinterés, exigencias exageradas u hostilidad. Para que se puedan manejar, estas reacciones deben ser identificadas correctamente por el profesional (6).      

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