Carta A Papa
Enviado por memechopin • 19 de Octubre de 2012 • 7.386 Palabras (30 Páginas) • 511 Visitas
Orígenes del Chilam Balam.
El libro de los libros del Chilam Balam es un texto que se ve relacionado con la mitología y la religión maya, que era, como dijimos en un comienzo, algo muy influyente en sus vidas.
Para los mayas, los dioses escribían en el cosmos la historia y el porvenir del mundo, y gracias a su capacidad sensible lograron descifrar este lenguaje que usaban los dioses. a través de una escritura que es profunda, mística, y está poblada de imágenes de fuerte carga simbólica.
La literatura estaba al servicio de la religión, pues la relación con la divinidad fue para los mayas prehispánicos el eje de la vida comunitaria. La escritura misma era sagrada, y sólo la conocían unos cuantos hombres, por lo general sacerdotes, a quienes les eran revelados los designios de los dioses y las leyes divinas que mantenían el orden cósmico.
En aquel entonces, los textos sagrados se leían en los rituales y ceremonias litúrgicas como hoy sucede con los libros de otras religiones, como la judía o la católica. Además, eran anónimos, los autores eran transmisores de la voluntad divina y de la herencia espiritual de su pueblo.
Con la Conquista se perdió el conocimiento de la escritura maya
Estos libros se leían en las ceremonias religiosas secretas de los mayas, prohibidas durante la Colonia y castigadas con pena de muerte para todos los participantes, ya que para los sacerdotes cristianos eran textos paganos. Por ello, fueron celosamente guardados por las principales familias de cada comunidad y heredados de padres a hijos. De estos se obtuvieron copias que pasaron a manos de los sacerdotes de otros pueblos nativos, que dio como resultado que al nombre chilam balam se le agregara el nombre del lugar donde había sido escrito, por ejemplo Chilam Balam de Tizimín. Al chilam balam que llegaba a un pueblo se le agregaba otro material dependiendo del juicio del curador y según los sucesos locales.
Los más importantes y conocidos son el Popol Vuh de los Quichés; el Memorial de Sololá (conocido también bajo el título de Anales de los Cakchiqueles) y los libros del Chilam Balam de los mayas yucatecos, de los cuales el más conocido es el Chilam Balam de Chumayel.
Explicación del Chilam Balam.
Chilam significa "el que es boca"; es decir, el que profetiza; los chilames eran los sacerdotes que interpretaban los libros antiguos para extraer de ellos profecías, el conocimiento de los hechos futuros. Para los mayas, el arte de profetizar era posible porque creían que el tiempo era una sucesión de ciclos cósmicos y que los acontecimientos, dependiendo de estos ciclos, podían repetirse. Así, a los chilames se les consideraba intérpretes de los mensajes de los dioses.
Balam significa "jaguar" o "brujo", y es, en realidad, un nombre de familia. Se dice que Chilam Balam fue un taumaturgo, un sacerdote del pueblo de Maní que vivió poco antes de la Conquista y que tenía gran reputación como profeta. Cuentan que junto con otros sacerdotes, llamados Napuctun, Al Kauil Chel, Nahau Pech y Natzin Yubun Chan, predijo la llegada de una nueva religión; tras la Conquista, esto se interpretó como un aviso de la llegada de los españoles y del cristianismo.
Generalmente, las profecías se encuentran en los libros sagrados; de ahí derivó el llamarles genéricamente chilam balames. Cada poblado escribió su propio libro, por lo que existen chilam balames de numerosas poblaciones; entre ellas: Maní, Tizimín, Chumayel, Kahua, Ixil, Tekax, Nah y Tusik.
Diferentes textos del Chilam Balam.
Uno de los más importantes fue el Chilam Balam de Chumayel:
Procede del pueblo de Chumayel, Yucatán. Fue propiedad del Sr. Obispo Crescencio Carrillo y Ancona.. Pasó a la Biblioteca Cepeda en Mérida en 1915 de donde fue sustraído juntamente con otros manuscritos, antes de 1918.
El Chilam Balam de Tizimín:
Procede de la villa de Tizimín, Yucatán, y fue hallado allí a mediados del siglo XIX. El párroco de este lugar lo donó al Obispo Carrillo y Ancona en 1870, quien originalmente lo llamó Códice Anónimo. Hoy se encuentraen el Museo Nacional de Antropología (Ciudad de México), en donde se conserva juntamente con el de Ixil.
La única traducción completa del Chilam Balam de Tizimín es obra de Maud Worcester Makemson, quien con el título de The Book of the Jaguar Priest la publicó en 1951.
El Chilam Balam de Kaua:
Éste también fue de la colección del Obispo Carrillo y Ancona y formó parte del grupo de manuscritos que fue extraído de la Biblioteca Cepeda de Mérida, poco después de haber sido depositado en ella en 1915. No se conoce su actual paradero. Es tercero en importancia, el más voluminoso sin embargo, con 282 páginas; nunca ha sido totalmente traducido ni publicado. Sólo se le han sacado copias manuscritas o fotográficas y traducidas algunas de sus recetas médicas por Roys en 1931.
El Chilam Balam de Ixil:
Pío Pérez, en su miscelánea de extractos de Libros de Chilam Balam conocida ahora como “Códice Pérez”, describe este documento y menciona que el lugar de su procedencia es el pueblo de Ixil. No se sabe cómo pasó a manos del Obispo Carrillo y Ancona. Estuvo incluido en el mismo legajo del Libro de Tizimín, se halla ahora separado de éste en la Biblioteca del Museo Nacional de Antropología en la ciudad de México. No ha sido traducido, ni publicado, salvo en pocas copias fotostáticas y manuscritas. Contiene un recetario médico.
El Chilam Balam de Tekax:
Es semejante al de Káua, pero mucho más corto, pues solamente contiene 36 páginas. Es calendárico y médico. Nunca ha sido traducido ni parcialmente. Formó parte de la Colección de William Gates. Se ignora cual es su paradero. Existen de él copias fotográficas en algunas bibliotecas.
El Chilam Balam de Nah:
Procede de Teabo, Yucatán. Es también del mismo tipo de Káua, con 64 páginas e igualmente formó parte de la Colección de Gates. El material médico que contiene fue traducido por Ralph L. Roys al inglés y publicado en 1931. Se ignora dónde para actualmente.
El Chilam Balam de Tusik:
Fue descubierto en la aldea de Tusik, Quintana Roo, México, en 1936. Consiste en un cuaderno de sólo 29 hojas. Contiene algunos textos semejantes a los del Chilam Balam de Chumayel. Uno de éstos ha servido para cotejar la única copia de existía en el Chumayel del Lenguaje de Zuyua que se incluye en este libro. Posiblemente se encuentre aún en Tusik. Ha sido fotografiado, transcrito y traducido parcialmente, pero no publicado.
Códice Pérez:
Por su importancia este manuscrito debería ocupar uno de los primeros lugares; es porque en sí mismo ni es copia hecha por indígenas mayas, ni lo es de un sólo libro,
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