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Celos Señales De Alarma


Enviado por   •  13 de Febrero de 2012  •  1.227 Palabras (5 Páginas)  •  663 Visitas

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Celos: señales de alarma

Son conocidos como el demonio o el monstruo de los celos y los que así los llaman tienen razón: se adueñan de las personas que los padecen y les hacen cometer las tonterías e injusticias más tremendas.

Alicia Misrahi de La Maleta Roja

Pero los celos no tienen vida propia, se producen en personas que se sienten inseguras de sí mismas o que, en el fondo y pese a su aparente seguridad, piensan que no merecen a su amado o amada.

La cultura popular sobre el amor asume que es bueno sentir un poco de celos cuando se quiere a alguien o que si tu pareja tiene celos es porque te quiere. ¡Error! Si damos alas a los celosos, les estamos dando carta blanca para que en el futuro nos ahoguen. No es una broma, los celosos patológicos pueden arruinar la vida de las personas a las que dicen amar y volverse violentos.

Entre personas razonables y equilibradas, los celos son pasajeros y uno mismo puede desecharlos y no darles más importancia. Tan simple como sentir esa punzada y pensar: "uy, qué tonto soy".

Señales de peligro

Si te descubres a ti misma o a tu pareja en dos o más de estas actitudes, significa que algo empieza a ir muy mal y puede ir a peor.

- No pierdes oportunidad de mirar su móvil y leer sus mensajes o de contestar sus llamadas.

- Si le llaman por teléfono, en cuanto cuelga preguntas airadamente quién era. Te enfadas porque "sabes" que te miente.

- Cuando está en el ordenador, vas a verle a menudo para fiscalizar qué está haciendo. No te cortas, miras la pantalla y le acusas de haber cerrado una ventana en cuanto te has acercado.

- Siempre que se comunica con el exterior, sospechas que está coqueteando y algo más con un tercero en discordia. Le regañas amargamente por ello.

- Consideras que tu pareja es infiel hasta que demuestre lo contrario (cosa que, francamente, no podrá hacer jamás porque ya le has condenado).

- Una de tus frases favoritas es: "mi novio puede ir donde quiera, pero donde va él voy yo".

- Cuando llega a casa le preguntas dónde ha estado y con quién. No le crees.

- Si sale con sus amigos, te plantas en el lugar dónde ha ido de fiesta con la excusa de que "es divertido".

- No soportas que salga con sus amigos y consigues que no lo haga, pero tú sales con los tuyos y te molesta que él se enfade.

- Exageras los peligros del mundo o de una situación para que descarte la idea de realizar una actividad sin ti.

- Te entrometes en su forma de vestir y dices que va provocando.

- Te plantas por sorpresa en sus reuniones, a la salida del trabajo o en cualquier otra de sus actividades cotidianas no porque te apetece verle sino para controlarle.

- A menudo le echas en cara con enfado que mira a otras mujeres o a otros hombres.

- Le acusas de ser infiel cada dos por tres y no porque le hallas pillado en la cama con otra sino porque ves indicios delatores en cada situación y momento.

- Si le mira una persona del otro sexo, le abroncas porque estaba coqueteando.

- Has conseguido integrarlo totalmente en tu círculo y que no vea a sus amigos o, por el contrario, has dejado toda tu vida para seguirlo en la suya.

- Interrogas a sus amigos en busca de "la verdad".

- Haces escenas en público para afearle sus supuestas infidelidades y ponerlo en evidencia. Le gritas sin compasión.

- Registras sus cosas con cierta regularidad en busca de pruebas de que te engaña.

- Si llega diez minutos tarde, sospechas que viene de retozar y revolcarse con un sex symbol en un hotel

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