Ciencia Política: la historia de una disciplina. Gabriel A. Aldman

Reporte de lectura.

Ciencia Política: la historia de una disciplina.

Gabriel A. Aldman.

El texto circunscribe dos cuestiones primordiales de la ciencia política: las propiedades de las instituciones políticas y los criterios que usamos para valorarlos; éstos han fundamentado la raíz para la búsqueda de criterios de cómo se comporta la política, de qué se usa para medirla y de las mejores formas de gobierno existentes.

Emerge entonces, una evolución del estudio del ¿qué gobierna?, referido especialmente a aquellos organismos públicos, así como los problemas que los rodean; e igual a sus principales actores, que fabrican, la funcionalidad de estos organismos en la sociedad. Equivalentemente, en un uso más axiológico, de valor, surge el intento de cimentar criterios del ¿cómo se gobierna? Que establece visiones políticas y de estudio en criterios prescriptivos de las formas ideales de gobierno; y la medición funcional de instituciones ya establecidas.

Ambos usos, el qué y cómo se gobierna, son definidos en distintas épocas históricas, desde los griegos hasta la contemporaneidad, principalmente durante el S. XX donde se registrarían tres “chispazos” ascendentes en estos estudios:

• Chispazo de Chicago, fundado en las décadas entre guerras (1920- 1940), expresado a través de estudios empíricos concretos, donde era posible el aumento genuino del conocimiento político, mediante una estrategia de investigación interdisciplinar, la introducción a metodologías cuantitativas y su apoyo a la investigación organizada.
• Décadas tras la Segunda Guerra Mundial, germina de forma más enérgica la ciencia política “conductista” por todo el mundo, -especialmente en la ciencia estadounidense-; las mejoras en las subdisciplinas más tradicionales y la profesionalización.

El esfuerzo de la guerra creó grandes recursos de conocimiento experto en la ciencia social que, al acabar el conflicto, volvieron a nutrir las crecientes instituciones académicas de las décadas de pos-guerra. El currículo de la ciencia política y del personal de sus departamentos se expandió rápidamente como respuesta a esta concepción ampliada de la disciplina y de la difusión de la educación superior. Campos como las relaciones internacionales o la política comparada crecieron de forma tan rápida como el campo de la política americana, y su nueva etapa de crecimiento implicó su acercamiento a la cuantificación y a los enfoques interdisciplinares. La disciplina de la ciencia política se fue convirtiendo durante estos años en una “profesión moderna”. Los departamentos de Ciencia Política, Gobierno o Política comenzaron a existir.

El medio siglo transcurrido desde el final de la Segunda Guerra Mundial en la formación y la investigación en ciencia política ha generado una importante profesión académica, con muchas subespecialidades, y ha hecho grandes contribuciones sustantivas a nuestro conocimiento y comprensión de la política en todas sus manifestaciones.

• Métodos deductivos y matemáticos, consiste en modelos económicos del enfoque de la “elección racional- individualismo metodológico”. Mantiene la perspectiva de una teoría de la ciencia política acumulativa y unificada, basada en los axiomas o las asunciones comunes que se derivan esencialmente de la ciencia económica. La teoría es parsimoniosa, lógicamente consistente, matemática, y prefiere los métodos experimentales a las observaciones inductivas para comprobar su hipótesis.

Aunado a todo lo ya dicho, hay una distinción importante por hacer, en la cual, su eje central es el concepto de valores; definidos en su acepción más clara:  principios, virtudes o cualidades que caracterizan a una persona; estos valores pueden ser “transferidos” al objeto que el individuo, en función de sus intereses, va a estudiar; es decir, son atribuidos al objeto por el individuo, por lo que, esa sustancia de estudio tendrá las medidas axiológicas que el sujeto le quiera proporcionar. Es importante haber hecho esta aclaración, pues en la medida que se le atribuyan más valores al estudio en cuestión, tendrá un sesgo personal más amplio, donde esos valores se transforman muchas veces en doctrina ideológica y, en consecuencia, el estudio perderá su “objetividad”.

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