Colombia una nacion a pesar de si misma

Durante el resto de la noche no pare de pensar en quien pudo haber sido capaz de hacer algo así. Fue entonces a la mañana siguiente que decidí ir a buscar respuestas con la persona más cercana a mi papa y con la cual había compartido muchos momentos desde que mi papa comenzó a trabajar como profesor, el Sr. Duran.

Cuando entre a la oficina, lo encontré sentado en su escritorio, con una tasa de café junto al computador y fumándose un cigarrillo que por la cantidad que ya habían quemados en el cenicero y el olor tan concentrado a tabaco, parecía ser el quinto del día. Estaba ido, con la mirada perdida, (ni si quiera había notado mi presencia aun) y con unas ojeras que delataban su falta de sueño de varios días, lo que levanto grandes sospechas en mí. -¿Cómo esta señor Duran?- le pregunte con una voz retadora. Él se quedó atónito y palideció al escuchar mi voz. Al ver que no respondía le pregunte con un poco de rabia       -¿Por qué no responde señor Duran? ¿Acaso le sorprende verme?-.En ese momento despertó del trance, e intento disimular como si no me hubiera dado cuenta del estado en el que estaba. Finalmente me respondió – ¡Mi amigo, que sorpresa! ¿Cómo has estado querido amigo, a que se debe tu visita?-. Yo intentaba controlar mis gestos de desprecio, pero era inevitable y sin pensar antes de hablar agarrándolo de la camisa, le dije -Eres un desgraciado, tú mataste a mi padre, y ahora te odio por eso-. Me miro sabiendo que de esta no podía escapar y vencido suspiro diciéndome. –Tenemos que hablar, las cosas no son como tú crees-. Lo solté, y ya un poco más calmado deje que hablara.

 Me conto que mi padre se había metido en negocios con narcotraficantes porque lo habían contratado para ayudarles con unas cuentas que tenían con otros grupos de narcos a cambio de 30 millones de dólares por negocio, ya que según el señor Duran mi papa estaba próximo a quedarse sin trabajo debido a su edad y a que habían momentos en los que se le olvidaban las cosas y su mente quedaba en blanco, lo cual no fue algo pasajero y decidió mandarse hacer exámenes (lo que nunca nos mencionó) en donde en el resultado salió que tenía una bacteria que le iba quitando poco a poco la memoria y además lo hacía delirar; los médicos dijeron que no había nada que hacer y que pronto mi papa quedaría con la memoria completamente perdida. Al saberlo mi padre se frustro mucho y decidió tomar este negocio como su última oportunidad antes de perder por completo la memoria. Pero cuando estaba sacando una de las cuentas de las deudas que tenían los narcos con otro grupo aún más peligroso que ellos, algo en su cabeza fallo y el resultado que escribió fue equivoco, lo que perjudico gravemente a los narcos y serian mandados a matar por una deuda mal pagada.

Los narcos culparon a mi padre, lo iban a mandar matar antes de que los mataran a ellos, pero mi papa, con la intención de que no nos enteráramos de sus negocios, acudió al señor Duran, para que lo ayudara a morir y que pareciera una muerte accidental. Pretendían hacer una especie de juego mortal, como la ouija, para que fuera casi imposible analizar esa muerte. No funciono, y mi padre se sentía cada vez más frustrado y depresivo por eso.

Fue entonces que le dijo al señor Duran que se iba a suicidar, un día en su casa se reunieron a cenar y mi padre en un movimiento inesperado le puso un revolver en las manos del señor Duran y apretó el gatillo poniendo los dedos sobre los de el para que no quedaran sus huellas ahí, se pegó un tiro en la cabeza y murió instantáneamente.

También me conto que desde esa noche ha vivido con miedo de que los narcos lo estén buscando a él para matarlo por haberles quitado su presa y que por eso no había podido pegar el ojo desde hacía muchas horas.

Cuando termino de contarme, se acercó a su escritorio y saco unas notas con unas pistas (mal escritas producto de su falta de memoria en la escritura) y una carta que había dejado mi padre para que la policía diera con los narcos y yo tuviera un recuerdo de él.

El señor Duran, dejo las notas y la carta sobre el escritorio, se me acerco y me pidió perdón por no haberme dicho nada, fue tan sincero que me conmovió. No me dio tiempo de decirle lo que pensaba cuando una bala atravesó la ventana abierta que estaba junto a Duran y se le incrusto en la cabeza, muriendo instantáneamente similar a como murió mi padre, solo que esta vez era obvio que había sido un enviado de los narcos por haberse metido en sus asuntos. Quedo tirado en el piso, tome las notas y la carta y salí de ahí al darme cuenta de que se acercaba cada vez más el sonido de una sirena de patrulla.

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