Colonialismo

Comentario de ensayo El Tribunal supremo y el colonialismo

En este ensayo, primeramente, se cuestiona el nombramiento del Licenciado Ferdinand Mercado para ocupar el puesto de Juez Presidente del Tribunal Supremo de Puerto Rico. La confirmación de un juez para el Tribunal Supremo debe ser aceptada por el poder legislativo luego que el poder ejecutivo lo nomine. El problema en este cado, como en muchos otros en Puerto Rico, es que el nominado fue funcionario de gobierno durante la administración del PPD y participó activamente en actividades políticas de dicho partido. Por esta razón, creo que es antiético que una persona conocida mayormente por su afiliación a un partido político sea juez en un puesto donde se debe estar desligado de política pública de cualquier partido, y menos en el Tribunal Supremo.

En respecto al propósito del Tribunal Supremo de Puerto Rico, que es el tema con mayor enfoque en el ensayo, pienso que es necesario este tribunal para interpretar y decidir en conflictos constitucionales de gran controversia en la isla. Pese a que la Constitución del Estado Libre Asociado si fue revisada y aprobada por el Congreso estadounidense, respondemos al igual que otros estados de la Unión que teniendo su propio Tribunal Supremo, pueden apelar al Tribunal Supremo de Estados Unidos o al Tribunal Federal. No pienso que esto sea razón para conformarnos, sino para tener este recurso para tener la oportunidad de resolver problemas sobre nuestra sociedad y bajo nuestra Constitución en nuestro propio territorio, sin tener que dirigirnos directamente al sistema judicial y las leyes de la metrópoli. Sin ningún otro recurso para esto, a través de este Tribunal Supremo se preservan nuestros derechos constitucionales. El ejemplo que se plantea de la pena de muerte y cómo se prohíbe bajo nuestra Constitución en nuestra jurisdicción y sin embargo el Tribunal Federal puede sentenciar a la pena de muerte en Puerto Rico es válido. Esto es una falla evidente donde Estados Unidos no respeta nuestra Constitución. Sin embargo, al haber puertorriqueños participando como jurado, nos podemos unir como pueblo para que cada puertorriqueño que participe tenga claro que es prohibida la pena de muerte en la isla y abstenerse a estar a favor de este castigo, ya que un voto en contra anula esta sentencia. Esto es sólo un ejemplo donde la solución es la unión para derrotar las faltas, que es lo que está ausente. Al unirnos, podemos estar de acuerdo de que el Tribunal Supremo tiene la última palabra y no apelar para que se nos ejerza un poder extranjero, siempre y cuando la decisión sea constitucionalmente justa. Está claro que sería mucho más conveniente si la última decisión la toma el Tribunal Supremo de Puerto Rico, pero sigue siendo una vía por la que podemos reclamar nuestros derechos frente a las injusticias.

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