Comenzar contando la tradición “La camisa de Margarita”
Enviado por mayra19990 • 21 de Junio de 2019 • Resumen • 1.485 Palabras (6 Páginas) • 323 Visitas
Comenzar contando la tradición “La camisa de Margarita”.
Este cuento de Ricardo Palma tiene un contexto y fondo de carácter social y familiar.
Es recreado en Lima, en 1765.
Los temas que desarrolla son diversos, entre ellos están:
- La identidad ante la sociedad: Esto quiere decir, prevalece más el status social de la familia de donde provenías y el qué dirán de las personas que los sentimientos de los demás miembros familiares involucrados.
Del mismo modo, se hace notoria la manera en como el padre de Margarita, Don Raimundo, desprecia a Luis, ya que no es de su misma condición social.
- La familia: Antiguamente, los padres escogían con qué persona se casaría su hija. Es decir, siempre buscaban el bienestar para su hija y el compromiso por parte de la pareja. De esta manera, se buscaba que la familia no esté desunida y que no les falte nada. Esto se puede notar cuando Don Raimundo y Don Honorato hacen un compromiso y pacto para que Margarita y Luis se puedan casar con total tranquilidad.
- La belleza en las jóvenes de esa época: Ricardo Palma siempre describió a Margarita como una chica súper hermosa, que cautivaba a cualquier hombre sin que ella lo planease.
Personajes:
- En primera instancia había un padre soltero (Don Raimundo) de una clase social muy alta, que tenía su hija que cautivaba a cualquier muchacho.
- Por otro lado, estaba Don Honorato que también poseía fortuna y tenía un sobrino de nombre Luis Alcázar.
- Tanto la hija, como el sobrino se enamoran perdidamente, pero el padre lo rechaza. Cuando la chica enferma el padre le ruega a Don Honorato para que Luis se case con Margarita.
Según Rodríguez, I. (2016) “Dramatiza ese amor puro y espontáneo en los dos, incorporando los modos de vivir, la mentalidad, funcionamiento de los intereses y las prácticas sociales de la época de la colonia en Lima.”
Relación con la actualidad:
Esta situación, de María y Luis ya no se ve a menudo en la sociedad limeña, pero aún prevalecen ese tipo de costumbres. Es decir, todavía existen padres que desean que sus hijas se casen con una persona que tenga riquezas, tierras, casas, empresas, etc. De esta manera “aseguran su futuro”. Esto no solo se puede comparar con Lima, sino que esto es muy común verlo en provincias, en donde la mujer sigue luchando por obtener libertad de opinión, de ejercer sus propios derechos y lo que ellas realmente desean. En la sierra son muy apegados a sus costumbres, por ende son los padres, que en su mayoría, escogen y deciden el futuro de muchas de sus hijas.
Lenguaje utilizado:
-mancebo: hombre joven y soltero
- aragonés rancio y linajudo: Persona de Aragón de edad y aristócrata- con riquezas.
- pelado como una rata: pobre
- le llenó el ojo y le flechó el corazón: Lo cautivó, enamoró por completo
- el galán era plato muy de su gusto: A Margarita también le atrajo Luis.
- más se subía el aragonés a la parra: exigir algo desmesurado
- maravedí: moneda española con valores bajos
Margarita Pareja era (por los años de 1765) la hija más mimada de D. Raimundo Pareja, caballero de Santiago y colector general del Callao.
La muchacha era una de esas limeñitas que por su belleza cautivan al mismo diablo y lo hacen persignarse y tirar piedras. Lucía un par de ojos negros que eran como dos torpedos cargados con dinamita y que hacían explosión sobre las entretelas del alma de los galanes limeños.
Llegó por entonces de España un arrogante mancebo, hijo de la coronada villa del oso y del madroño, llamado D. Luis Alcázar. Tenía éste en Lima un tío solterón y acaudalado, aragonés rancio y linajudo, y que gastaba más orgullo que los hijos del rey Fruela.
Por supuesto que, mientras le llegaba la ocasión de heredar al tío, vivía nuestro D. Luis tan pelado como una rata y pasando la pena negra. Con decir que hasta sus trapicheos eran al fiado y para pagar cuando mejorase de fortuna, creo que digo lo preciso.
En la procesión de Santa Rosa conoció Alcázar a la linda Margarita. La muchacha le llenó el ojo y le flechó el corazón. La echó flores, y aunque ella no le contestó ni sí ni no, dio a entender con sonrisitas y demás armas del arsenal femenino que el galán era plato muy de su gusto. La verdad, como si me estuviera confesando, es que se enamoraron hasta la raíz del pelo.
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