Comercio Internacional y Aduanas
Enviado por apdiaz96 • 3 de Diciembre de 2015 • Documentos de Investigación • 3.605 Palabras (15 Páginas) • 286 Visitas
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Política Fiscal[a]
Ana Paulina[b] Díaz González
Comercio Internacional y Aduanas
Macroeconomía
Índice[c]
Introducción………………………………………………………. 3
Desarrollo ……………………………………………………….. 4-11[d]
Conclusión ………………………………………………………… 11
Bibliografía ………………………………………………………… 12
En este ensayo se verá la política fiscal en todos sus entornos. Su[e] definición la cual dice que es primordialmente el conjunto de instrumentos y medidas que toma el Estado con el objeto de recaudar los ingresos necesarios para realizar las funciones que le ayuden a cumplir los objetivos de la política económica general. Así como los tipos de economía fiscal, un poco de su historia, el propósito de esta ciencia, sus mecanismos, su relación con el empleo y las críticas que ésta recibe. Cada una fue explicada de la manera más detalladamente para así comprender las definiciones y que estas sean fácilmente digeridas por el lector. En este ensayo se hace mención al autor John Maynard Keynes ya que tuvo grandes contribuciones en la economía, así como en la política fiscal. El objetivo de este ensayo es que el lector comprenda la importancia de la política fiscal, el cómo funciona, a qué afecta y todo lo relacionado con esta ciencia.
La política fiscal[f] ha tenido gran impacto en la sociedad en los últimos años. En los cuales también se ha ido modificando en varios entornos. La política fiscal tiene varias definiciones ya que el termino es muy amplio para entenderlo y analizarlo ya que no es posible unificarlo a un criterio o idea por tanto la definición con la cual me siento más identificada es la que dice que la política fiscal son las actuaciones de los gobiernos con el fin de influir sobre el gasto agregado en sus economías, mediante modificaciones en los impuestos y los gastos. También cabe a mencionar que es una rama de de la política económica. Esto quiere decir que la política fiscal se encarga de que la economía este estable, que haya empleo y que la inflación no suba; contribuye a mantener una economía creciente. Su principal manifestación se materializa en los presupuestos del estado y consiste en el conjunto de medidas que toma un gobierno referente al gasto público y a los ingresos públicos[g]. En lo referente al gasto, se ha de determinar su cuantía total, concretando la composición del mismo, y su destinatario, es decir, si son compras directas de bienes y servicios por el Estado o transferencias de fondos realizadas a las empresas y a los ciudadanos. En cuanto a los ingresos se debe consignar la previsión de cuanto se espera recaudar, a través de qué impuestos, y como síntesis la relación entre ingresos y gastos del Estado. Cada estado comprende tres funciones básicas en toda actividad económica, las cuales son: una función de asignación de recursos, una función redistributiva, y una función estabilizadora. En la primera función, el Estado suministra bienes que el mercado no proporciona adecuadamente debido a la existencia de los fallos del mercado. La función redistributiva, trata de conciliar las diferencias de criterio que se producen entre la distribución de la riqueza que realiza el sistema de mercado y la que la sociedad considera justa. Existen varias tareas en esta función las cuales intervienen fundamentos éticos, políticos, y económicos. La función estabilizadora, donde se encuadra la política fiscal, trata de conseguir la estabilidad del sistema económico, evitar sus desequilibrios, y provocar los ajustes necesarios en la demanda agregada para superar en cada caso las situaciones de inflación o desempleo. Las metas de la política fiscal pueden variar de acuerdo a los objetivos generales de la política económica que persiga el Gobierno en un momento determinado. De esta manera, debe existir una adecuada coordinación entre las políticas monetaria y fiscal, para lograr la incidencia que se desea, sobre las variables macroeconómicas y así determinar: el nivel del ingreso nacional, la suavización de los ciclos económicos, la redistribución del ingreso, el desarrollo de la infraestructura del país, aumentos en el empleo, etc. Existen dos tipos de política fiscal los cuales son: política fiscal expansiva y política fiscal restrictiva. La Política fiscal expansiva o de estímulo a la economía es cuando hay crisis y la demanda agregada es insuficiente, esto supone que hay capacidad productiva sin utilizar y se genera desempleo. El Gobierno puede estimular la demanda a través de: aumentos del gasto público a través de la inversión en obras pública como carreteras, hospitales, etcétera, o incrementando las ayudas a las familias y empresas (transferencias). Esto se traduce en un aumento de la demanda agregada que supone un incremento de la producción y el empleo. El efecto negativo que pudiera ocurrir es que al aumentar la demanda suban también los precios (aumente la inflación). Y Bajadas de los impuestos: así aumenta la renta que las familias disponen para consumir y disminuyen los impuestos de las empresas. Por lo tanto, las empresas tendrán más recursos para invertir, lo que supone un aumento de la demanda agregada, que llevará a las empresas a incrementar la producción y por lo tanto el empleo. El efecto negativo como en el caso anterior puede ser un aumento de la inflación. La Política fiscal restrictiva o contractiva es cuando hay inflación el Gobierno puede intervenir con el objetivo de controlar la demanda agregada y así provocar un descenso de los precios. Para ello utilizará los mismos instrumentos que en la política expansiva, pero en sentido inverso. Actuará por tanto disminuyendo el gasto público, si el Estado gasta menos en inversiones públicas, transferencias o comprando menos, contraerá la demanda y por lo tanto los precios; el efecto negativo es que al disminuir la demanda puede también afectar a la producción y al empleo. Y subiendo los impuestos: disminuye así la renta disponible de las familias que reducirán el consumo, y las empresas al tener mayores costes disminuirán la inversión. La reducción de ambos supondrá una disminución de la demanda agregada y por lo tanto de los precios, pero puede afectar negativamente al empleo. El objetivo de La política fiscal es el utilizar los impuestos, el gasto público o una combinación de los dos para afectar la dirección general de la economía. A menudo, el gobierno utiliza medidas fiscales para estimular una economía en problemas, como el gobierno de Estados Unidos lo hizo durante la Gran Depresión en la década de 1930. Entonces, el gobierno utilizó una serie de nuevos programas y medidas de gasto, tales como proyectos de infraestructura, para estimular la actividad económica. Durante una desaceleración de la economía, las empresas producen menos bienes y los consumidores gastan menos dinero, lo que reduce la demanda agregada y la reduce la producción económica nacional. Al aumentar sus compras de bienes y servicios o mediante la reducción de impuestos para poner más dinero en manos de la gente, el gobierno trata de aumentar la demanda agregada y aumentar la producción, que es medida por el producto interno bruto (PIB). La política fiscal tiene su efecto más inmediato sobre la demanda agregada de bienes y servicios a través de la economía. La política fiscal también afecta el comportamiento del consumidor. Las altas tasas de impuestos marginales, que cobran tasas más altas a medida que aumentan los ingresos, reducen los incentivos para ganar más dinero. La política fiscal expansiva, en la que el gobierno aumenta el gasto para estimular la economía, puede desplazar la inversión del sector privado. Existen dos mecanismos de control sugeridos por los keynesianos los cuales son; gasto público e impuestos. En cuanto al gasto público, este se define como el gasto que realizan los gobiernos a través de inversiones públicas. Un aumento en el gasto público producirá un aumento en el nivel de renta nacional, y una reducción tendrá el efecto contrario. Durante un periodo de inflación es necesario reducir el gasto público para manejar la curva de la demanda agregada hacia una estabilidad deseada. El manejo del gasto público representa un papel clave para dar cumplimiento a los objetivos de la política económica. El gasto público se ejecuta a través de los Presupuestos o Programas Económicos establecidos por los distintos gobiernos, y se clasifica de distintos maneras pero básicamente se consideran el Gasto Neto que es la totalidad de las erogaciones del sector público menos las amortizaciones de deuda externa; y el Gasto Primario, el cual no toma en cuenta las erogaciones realizadas para pago de intereses y comisiones de deuda pública, este importante indicador económico mide la fortaleza de las finanzas públicas para cubrir con la operación e inversión gubernamental con los ingresos tributarios, los no tributarios y el producto de la venta de bienes y servicios, independientemente del saldo de la deuda y de su costo. Los impuestos son cantidades obligatorias que los ciudadanos y las empresas han de pagar al Sector Público sin recibir una contraprestación directa los cuales se pueden dividir en directos e indirectos. Los directos son aquellos que gravan la obtención de renta y se dividen en neutrales; cuyo porcentaje es aplicable igualmente para todos, no influyen en la distribución de la renta por ejemplo: Impuesto de sociedades. Y progresivos; cuyo porcentaje aumenta a medida que aumenta la renta, por ejemplo: IRPF (impuestos sobre la renta de las personas físicas).Los indirectos son aquellos que gravan actos de consumo, perjudican a las clases sociales más desfavorecidas. Ejemplos: IVA, Impuestos especiales (Tabaco), ITP (Impuesto de transmisiones patrimoniales). La política fiscal puede trabajar coordinadamente con iniciativas más amplias de reforma estructural para estimular la creación de empleo. En primer lugar, la política fiscal puede propiciar condiciones macroeconómicas que estimulen la actividad económica y los mercados laborales. A modo de ejemplo, es posible diseñar y programar una reducción del déficit de modo tal de minimizar los efectos negativos que esta pueda tener sobre el empleo. Lógicamente, la combinación adecuada de políticas para cada país debe ajustarse en función de sus circunstancias específicas. En segundo lugar, la política fiscal puede facilitar las reformas estructurales en el mercado laboral. ¿Cómo? La política fiscal puede contrarrestar los posibles costos económicos a corto plazo de la reforma. También puede ayudar a formar consenso político sobre la reforma; por ejemplo, retribuyendo a grupos que puedan verse perjudicados por el cambio. Una política fiscal eficaz que contribuya a la reforma estructural debe reunir determinadas condiciones, no debe aumentar los riesgos para la sostenibilidad de la deuda; los costos y beneficios de la reforma deben estar debidamente identificados; los costos deben acotarse en tamaño y duración, y debe haber certeza suficiente de que las reformas habrán de llevarse adelante hasta el final. Y en tercer lugar, la política fiscal puede ser parte del diseño general de las medidas de política estructural. En las economías en desarrollo y de mercados emergentes, observamos que la eliminación de barreras impositivas, la prestación de servicios públicos básicos, y un mayor acceso a recursos financieros y capacitación pueden contribuir a resolver las dificultades relacionadas con la informalidad y el bajo crecimiento de la productividad laboral. La política fiscal a través de los años ha tenido varias críticas, por ejemplo a partir de los años 70´s dejó de ser efectiva ya que no pudo resolver la situación conocida ahora como estanflación, que consiste en la coexistencia simultánea de una fuerte inflación y a la vez una alta tasa de desempleo, motivada por la crisis del petróleo de 1973. También recibe otras críticas las cuales mencionaré a continuación; Efecto expulsión el cual en caso de recesión se aplica una política expansiva: se aumenta el gasto público o se bajan los impuestos. Para poder financiarse, el Estado necesita dinero, y lo encuentra en el mercado privado vendiendo títulos de deuda pública. Al vender tantos, el precio de los títulos baja, y la gente compra más ya que parecen rentables. Al final, la gente está invirtiendo mucho en el Estado, pero no en el mercado privado, que era lo que se pretendía. En resumen, puede bajar la demanda de inversión cuando lo que se esperaba era que aumentara. Provoca déficit comercial; en el caso anterior (se emite Deuda pública para financiarse), si los títulos los compran los extranjeros, la moneda propia subirá de valor. Eso hará que bajen las exportaciones (porque a los de fuera les sale más caro comprar), y no es bueno que pase eso en una fase de recesión. Retrasos; para que funcione bien la política fiscal, hay que tener muy en cuenta del ciclo economico, ya que si se aplica una política restrictiva durante un período de recesión, será un fracaso. Este tipo de recomendaciones son de carácter heterodoxo, y se basan en la idea de que aplicar políticas restrictivas en la parte descendente del ciclo económico, no hará más que acentuarlo. Propensión al consumo, no constante; los clásicos opinan que no siempre vamos a gastar el mismo porcentaje de nuestra renta; por tanto, la propensión marginal al consumo (o al ahorro) no es constante. Además, depende mucho de cada tipo de persona. La política fiscal es la propuesta por John Maynard Keynes, que propone teorías innovadoras. “la ley de Say ("a oferta genera su propia demanda) no se cumple, ya que puede haber equilibrio económico aunque exista mucho paro.” Cree que el Estado es quien debe intentar resolver el problema del paro (a diferencia de los clásicos y los monetaristas, que creen que se soluciona por sí sólo). Para hacerlo, el estado tiene que controlar la demanda agregada a través de esta política fiscal. Y el estado de pleno empleo es algo transitorio, y la economía es fluctuante. Estas teorías revolucionarias dan comienzo a la macroeconomía como ciencia. La economía keynesiana se centró en el análisis de las causas y consecuencias de las variaciones de la demanda agregada y sus relaciones con el nivel de empleo y de ingresos. El interés final de Keynes fue intentar dotar a las instituciones nacionales o internacionales de poder para controlar la economía en las épocas de recesión y crisis. Este control se ejercía mediante el gasto presupuestario del Estado, política que se llamó política fiscal. La justificación económica para actuar de esta manera, parte sobre todo, del efecto multiplicador que, según Keynes, se produce ante un incremento en la demanda agregada.
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