Como se da las Aulas multigrado o el mito de la mala calidad de enseñanza en la escuela rural

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Experiencias

Las practicas las lleve a cabo en el Jardín de Niños Lic. Luis Donaldo Colosio Murrieta, donde observe con anterioridad al 3° grado, grupo “C” a cargo de la Maestra Marlene del Carmen Rodríguez Arguea; el saber que este 3° semestre practicaría me ponía un poco temerosa porque era la primera vez que planeaba,  y que estaría ya impartiendo clases frente a grupo, pero al mismo tiempo me sentía segura puesto que las maestras de los cursos a las que les compete orientarnos nos hicieron sugerencias, ejemplos y algunos consejos, como todas unas novatas.

La parte más laboriosa fue planear, tenía en claro el tema a plantear, pero la manera en que se los iba hacer llegar no tanto; me puse a pensar, imaginar y a recrear en mi mente como podía llegar a hacerlo, fue así como poco a poco fueron llegando a mi mente actividades que jamás pensé que podía realizar. Algo que no me pareció y que no estaba tan de acuerdo era el tema que teníamos que desarrollar en la primera semana de prácticas ya que nos limitaron en cuanto a los contenidos que podíamos abarcar sin antes haber hablado con la maestra titular del grupo.        

El primer día de práctica, como lo mencione anteriormente yo me dirigía al Jardín con un poco de miedo y temor porque no sabía cómo iba a reaccionar el grupo, me prestarían atención, como me iba a ver la maestra, si la directora también me observaría, eran tantas cuestiones que me asechaban, pero al mismo tiempo pensaba que ya tenía todo planeado, organizado y hecho, así que no podría pasar algo malo. Lo que repercutió mucho en este caso fue el estado del clima puesto que en esta semana estaban pronosticadas fuertes lluvias y tormentas, por lo que la asistencia de los niños a la escuela seria baja y efectivamente así fue.

Al principio mi idea era de que trabajar con pocos niños era mejor porque me ponían atención, participaban, realizaban las actividades y entendían de manera rápida lo que necesitaba que aprendieran, pero como fueron pasando los días se integraban más y cuando yo preguntaba al inicio de la mañana lo que habíamos visto la clase pasada los que no habían asistido obviamente no participaban, entonces cambio mi manera de pensar y lo que hacía era que los demás participaran y después les daba un resumen general de los visto el día anterior pero no era lo mismo escuchar el tema en dos o tres minutos a presenciarlo en toda una clase.

Estar frente al grupo interviniendo como docente, al principio fue sencillo, pero una vez  que llegaban todos no era nada fácil ya que tenía que escuchar a más de 20 alumnos cuando solicitaba su participación o en algunos casos que todos hablen al mismo tiempo; cuando yo hacía alguna retroalimentación sin usar ningún material o pizarrón, algunos se ponían a platicar otros salían al baño o tomaban material mientras yo explicaba y escuchaba a los que tenían la palabra, me paso una situación en la que me sentí mal conmigo misma porque no supe que hacer, no sé por qué, en una ocasión Fernando (alumno con TDH) alzo su brazo para participar pero al mismo tiempo la levanto Uriel (un alumno participativo) y le di el turno a Uriel en vez de a Fernando que tenía muchas ansias por participar, una vez que le cedí la palabra Fernando se puso a llorar y dijo que ya no quería participar; así estuvo toda una mañana aunque si trabajo en las actividades que les dejaba, entonces caí en cuenta de que estaba mal lo que había hecho ya que pude haber ideado alguna estrategia para que él participara y no ignóralo.

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