Comunicación anecdotario

Comunicación anecdotario:

Anécdota personal:

Cuando tenía 9 años; mis tíos, como es de costumbre, vinieron de visita a Perú junto con mi prima en las vacaciones. Para hospedarse, eligieron un departamento cerca de Miraflores, ya que la vista al mar es preciosa y los alrededores también son turísticos y bonitos. Cada vez que ellos vienen, nos invitan a mí y a mi hermana a permanecer en el departamento y acompañarlos a sus salidas, por eso siempre que tienen la oportunidad de viajar, nos emocionamos y alegramos, además de que nos gusta verlos de nuevo.

Después de haber recorrido los parques y caminado por casi todo Miraflores, regresamos al departamento. Yo estaba muy emocionada porque habíamos comprado un juego de mesa e íbamos a ver películas. Cuando llegamos, con toda la alegría que llevaba dentro, corrí directamente al ascensor, sin darme cuenta de la mampara que había al frente. Corrí tan rápido que el choque me hizo rebotar y, para colmo; aparte del golpe que me dejó en la frente, caí encima de una maceta que terminó rompiéndose.  Sentí tanta vergüenza que, a pesar de que el choque me había dejado un poco inconsciente, traté de levantarme lo más rápido que pude para decirles a todos que estaba bien. Afortunadamente los únicos presentes eran mis tíos, mi prima, mi hermana y el recepcionista; quienes me ayudaron a levantarme.

Ya en el cuarto, yo todavía me sentía muy avergonzada. No quería que nadie más se enterara de lo que había ocurrido; sin embargo, fue imposible ya que mi hermana, a carcajadas, se lo contó a todo el resto de la familia. El momento de bochorno duró aproximadamente un mes, donde me sentía incómoda cada vez que mencionaban el incidente o incluso al tener que pasar una y otra vez por la misma mampara; por suerte, actualmente, creo que ya nadie recuerda lo sucedido y espero que permanezca así siempre.

Anécdota con mi grupo:

Era una noche de Halloween, mis amigas y yo decidimos salir con nuestros disfraces a pasear por las calles de Miraflores. Miles de niños y jóvenes más que todo, salieron con sus trajes; algunos eran muy impresionantes, se notaba que se habían esforzado en ello. Yo por mi parte, conseguí un disfraz de “La Casa de Papel”; estaba muy emocionada porque se había vuelto mi serie favorita e incluso llegué a comprar una metralleta de juguete y la careta.

Caminamos hasta que llegamos a Larcomar. Mientras andábamos por el centro comercial, a alguien se le ocurrió hacer una broma: que yo entrara a una tienda y gritara “esto es un atraco”, mientras les apuntaba con la metralleta (como la famosa escena de la serie) para asustar a la gente. Todas estábamos de acuerdo en entrar a una tienda de joyas si mal no recuerdo, solamente estaba la vendedora y una sola clienta. Entré e hice lo que habíamos planeado, pero a las señoras les tomó tanto por sorpresa que una de ellas me dijo “get out bi#ch”, yo me quedé en shock y luego una de mis amigas tuvo que entrar a sacarme. Una vez fuera de la tienda, nos empezamos a matar de la risa y a imitar a la empleada de la tienda que me había insultado.

Después de eso seguimos caminando y divirtiéndonos, contemplando los trajes de los demás, Halloween se volvió en una de mis festividades favoritas luego de lo ocurrido, nunca había hecho algo así antes, pero estoy segura de que lo volvería a hacer.

Anécdota de mi aula:

El año ante pasado, en tercero de secundaria, fuimos al club “el bosque” en el paseo con todo el colegio. Todas estábamos muy contentas y, tan luego llegamos, los grupos se empezaron a dispersar por el lugar; sin embargo, las profesoras nos reunieron para hacer alguna actividad juntas: la mayoría escogió jugar el famoso juego “San Miguel”.

...