Confinados por la pandemia

Confinados por la pandemia

Por: Carlos Díaz Cornejo.

Abril 17 de 2020.

¡Quien lo hubiera creído! ¡Salud! Decíamos el 31 de diciembre. ¡Salud! Cómo estábamos convencidos que nada especial ocurriría hasta el próximo año, en que estaríamos viviendo igual, y de pronto hasta mejor. ¡Salud, y más salud! Brindaríamos una y muchas veces más.

Pero estamos en abril, ya ha pasado marzo y nuestra vida cambió. Ahora estamos encerrados porque un virus mutó y a la humanidad tiene encerrada para evitar su propagación. Es tiempo de hacer cuentas porque ahora toca compartir más tiempo con los que decíamos compartir. Esos familiares cercanos, con los que solo nos veíamos al despertar y luego en la noche al regresar, ahora los tenemos que ver en toda la cotidianidad. Compartíamos con amigos, el mundo era nuestro lugar de reunión, pero ahora nuestro hogar es el mundo y ahí es que tenemos que encontrarnos en cordial unión.

Para quienes acostumbraban a vivir solos, es de verdadera emoción, ver que los demás ahora tienen que compartir su sensación. Pero para quienes no podían contemplar la vida sin dar rienda a la desorganización, ahora están condenados a refrenar su pasión.

Cuánto puede cambiar la vida un ser que es casi de imaginación. Un virus que para nada capta normalmente nuestra atención, ahora es el gran enemigo, que bien logra infundir temor. Sin embargo son mayoría quienes no logran comprender la dimensión del contagio a que se exponen por no tener precaución. Que nuestros parientes no viajan, dicen los de menos condición, y por eso estamos exentos de sufrir contaminación. Pero no comprenden que alguien que sí viajó y a su pariente, al llegar contaminó, ahora son dos y más que contaminan nuestros medios de transportación.

Sabia medida esta del confinamiento, mandar a la casa a los estudiantes que son un gran foco de propagación. Pero esta medida ha permitido conocer a muchos de buena posición, que ahora se quejan de que a sus hijos no les están dando una educación de gran calidad al tener que usar el internet y otros medios de comunicación. No han entendido que de la noche a la mañana los docentes se han visto en la obligación de cambiar la clase en aula y acomodarse a una nueva situación. Ahora sí se tendrá que poner en evidencia aquella directriz de la Constitución que dice que los padres son el primer educador.

Pero si eso no lo sabían a pesar de su privilegiada posición, y si lo sabían no importaba pues para eso pagaban una buena pensión, para mandar al colegio a los críos mientras ellos al salir de cumplir con su diaria labor, podían irse a sus clubes a ejercitarse y a departir con amigos antes de ir a su nocturna reunión. Se ha demostrado aquí una conocida lección que dice que hay gente tan pobre que a duras penas tiene de dinero un montón.

¡Ah!, tiempos de pandemia, que de muchos hace aflorar su mejor o su peor condición.

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