Consumo de tabaco Chile

¿Son suficientes las políticas públicas para el control del tabaquismo en Chile?

El tabaquismo constituye uno de los problemas fundamentales que se ha intentado abordar y disminuir en el mundo. Este es una de las principales causas de muerte y, del mismo modo, una de las más evitables. Según la Organización Mundial de la Salud (2010), el consumo de tabaco mata a más de cinco millones de personas al año y es responsable de la muerte de 1 de cada 10 adultos.

En 1995, en Chile se promulgó la ley 19.419, más conocida como “Ley de Tabaco”. Esta fue la primera legislación en el país que establecía (a grandes rasgos) los sectores en los cuales estaba permitido fumar, como también la publicidad que se podía hacer al tabaco, los aditivos que contenía y la edad mínima para poder adquirir el producto (MINSAL, 1995).

Más tarde, en el año 2013, entró en vigencia la ley 20.660, llamada “Nueva Ley de Tabaco”, la cual modificó la ley anterior (19.419) y limitó los lugares en los cuales estaba permitido fumar, la publicidad que se podía hacer del producto, el diseño del empaque y los aditivos que contiene el cigarrillo (MINSAL, 2013). Ambas leyes fueron implementadas para disminuir el tabaquismo y crear una distancia física entre quienes consumen de forma directa el producto y quienes no.

Esta distancia se logró con éxito, ya que desde entonces se prohíbe fumar en, por ejemplo, establecimientos de educación primaria, en todo espacio cerrado que sea accesible al público o de uso comercial colectivo, recintos donde se expenda combustible, aeropuertos y terrapuertos, dependencias de órganos del Estado, entre otros (MINSAL, 2013). De esta manera se ha logrado separar efectivamente a quienes fuman de quienes quieren estar lejos del humo del cigarrillo. Sin embargo, a pesar de crear una distancia entre estos últimos, estos métodos no han ayudado a combatir la adicción al tabaco de manera importante.

A pesar de los intentos de los gobiernos por atenuar el tabaquismo, Chile es el país con más población fumadora adulta y joven de América. El país lidera la lista de prevalencia de consumo de tabaco hecha anualmente por la Organización Panamericana de la Salud (2013). Por prevalencia se entiende el consumo de cualquier producto de tabaco (con o sin humo) al menos una vez en los 30 días anteriores a la encuesta. Es por esto que es necesario implementar más políticas públicas para el control del tabaquismo en el país, ya que las actuales, son insuficientes.

Dentro de párrafos siguientes se ahondará en las políticas públicas faltantes que debiese tener Chile que disminuirían el consumo de tabaco. Se contrastará al país versus una situación internacional y, de esta forma, se probará que no son suficientes las políticas implementadas. Finalmente, se ofrecerán soluciones que, en palabras de expertos, ayudarían a controlar la adicción al tabaco en Chile.

En primer lugar, en Chile, está permitida la compra y venta de cigarrillos con mentol. En el país en el año 2013, se realizó la modificación a la ley 19.419. Particularmente, en el Artículo 9°, se especificó:

(…)El Ministerio de Salud podrá prohibir el uso de aditivos y sustancias que se incorporen al tabaco (…) cuando tales aditivos y sustancias aumenten los niveles de adicción, daño o riesgo en los consumidores de dichos productos. Además, en los casos mencionados anteriormente, podrá establecer los límites máximos permitidos de las sustancias contenidas en los productos de tabaco (2013, p. 5).

A pesar de esta modificación, establecida el primero de marzo de 2013, actualmente, todavía está autorizada la venta de cigarrillos con mentol, el cual tiene una serie de efectos negativos, como lo indica Series a continuación:

Menthol has a variety of physiological effects and thus increases the attractiveness of cigarettes. It promotes smoking initiation among children and adolescents and makes it more difficult for smokers to quit. When menthol is added, products that are already harmful to health are made even more risky (2012, p. 9).

Dentro de la ley se especifica que el Ministerio puede prohibir la aplicación de aditivos cuando aumenten los niveles de adicción, daño o riesgo, y este está en su deber de proteger la salud de los chilenos, ya que el uso del tabaco “no solo enferma y mata a quienes lo consumen, sino también a quienes se exponen al humo del tabaco” (Bianco, 2010, p. 94). Por lo tanto, a dos años de la promulgación de la ley 20.660, no debiesen seguir en venta los cigarrillos con mentol, ya que aumentan el atractivo del cigarro y la iniciación temprana de los fumadores.

En segundo lugar, para un mayor control de tabaquismo, la Organización Mundial de la Salud (2013) recomienda un aumento en los impuestos del producto, ya que, de esta manera, disminuiría el consumo. El Banco Mundial en conjunto con la Organización Panamericana de la Salud presentan las siguientes cifras:

Un aumento del precio del paquete de cigarrillos del 10% reduciría la demanda en alrededor de un 4% en los países de ingreso alto y en alrededor de un 8% en los de ingreso medio y bajo, donde los ingresos son menores y las personas son más receptivas a las variaciones de los precios (2000, p. 7).

En Chile, el porcentaje correspondiente a los impuestos totales por cajetilla de 20 cigarros corresponde a un 81,24% (incluyendo el impuesto al consumo específico, impuesto al consumo ad valorem y el impuesto al valor agregado) (Organización Panamericana de la Salud, 2013), por lo tanto, al aumentarlos, el valor total por cajetilla para el consumidor subiría, lo cual se traduciría en un descenso del consumo de tabaco y una política eficiente para el control del tabaquismo, según los expertos.

A 20 años de la primera ley de tabaco, aún no se han aumentado los impuestos hasta llegar a un precio que disminuya de forma considerable el consumo, lo cual queda demostrado con los estudios de la OMS, que indican que Chile lidera la lista de prevalencia de tabaquismo en América. Esto reafirma la postura, aun cuando el Gobierno de Chile tiene las facultades para aumentar el valor del impuesto, no realiza esta acción, lo cual no genera cambios en la prevalencia del consumo de tabaco en el país.

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