Costa Rica

Entre las causas y condicionantes más reiterados entre los especialistas para explicar estos resultados se encuentran los siguientes (ya tendremos ocasión de valorarlos):

1. Un crecimiento económico insuficiente (menor al 6% sugerido por la CEPAL), pero sobre todo, volátil y concentrado (desigual);

2. Insuficiente creación de capacidades en la población vulnerable (persisten importantes brechas en educación secundaria y universitaria, lo mismo que en capacitación técnica);

3. Una política social caracterizada por intervenciones no suficientemente lideradas, coordinadas y comprensivas (ente rector itinerante, ausencia de un Ministerio de Bienestar Social);

4. Problemas de eficacia relacionados con una gestión excesivamente centralizada y clientelar, propicia a hacer de la pobreza un tema “de campaña” y de manipulación de conciencias (caso típico: bonos de vivienda);

5. La existencia de “filtraciones” que impiden que las acciones tengan un impacto mayor en la población meta (ejemplo: las becas del FONABE);

6. Falta de consistencia en el financiamiento, en la continuidad y en el respaldo político de los programas, que suelen variar de énfasis en cada administración, más debido a ocurrencias que a evaluaciones objetivas (auge y declinación de los EBAIS, por ejemplo);

7. Ausencia de participación activa de la población afectada, tanto en el diseño como en la evaluación (participación escasa, asistemática y pasiva);

8. Problemas reiterados en los sistemas de información utilizados para identificar a la población meta y para ejercer controles cruzados sobre los fondos asignados a beneficiarios (precario registro de beneficiarios, ausencia de expedientes digitales);

9. Agotamiento de las políticas tradicionales (ortodoxas), incapaces de alcanzar logros permanentes y que apenas permiten que “los pobres” sobrelleven su situación (ejemplos: abuso del asistencialismo-clientelismo, transformación de la educación de mecanismo de movilidad social a reproductor de las desigualdades);

10. El notorio incremento observado en la desigualdad en la última década (concentración del ingreso en el quinto quintil y en ciertas regiones del país);

11. La incapacidad del modelo de crecimiento económico para generar empleo de calidad y oportunidades de trabajo decente para toda la fuerza de trabajo;

12. Un enfoque de política social más inspirado –en el mejor de los casos-, en la “igualdad de oportunidades” que en la igualdad real (“igualdad de posiciones” e “igualdad en los resultados”).

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