Cristología Sistemática y Trinidad
Enviado por Martín Díaz Núñez • 13 de Diciembre de 2015 • Trabajo • 4.211 Palabras (17 Páginas) • 156 Visitas
[pic 1]
LA TEOLOGÍA DE ANTIOQUÍA
Martín Díaz Núñez
Cristología Sistemática y Trinidad
26-11-2015
Introducción
En este informe se intentará hacer comprender cuáles son las principales características de la Teología antioquena, considerando también cuáles son sus principales diferencias con las escuela de Alejandría y mostrando cuáles son sus mayores exponentes: Diodoro, Juan Crisóstomo y Teodo de Mopsuestia, ahondando, así, (sobre todo en la vida de Teodoro y la doctrina que trajo con él) en cada una de sus vidas para así comprender de mejor forma la tradición de esta cuestionada escuela.
La Escuela de Antioquía
La escuela de Antioquía fue fundada por Luciano de Samosata en una clara oposición al método alegórico de Orígenes. La escuela de Antioquía se centraba cuidadosamente en la atención al texto mismo y encaminó a sus discípulos hacia una interpretación de tipo literal y al estudio histórico y gramatical de la Sagrada Escritura.
En Antioquía el fin de la investigación sobre la escritura era, de cierto modo, descubrir el sentido más obvio de ésta, por el contrario de lo que pasaba en Cesarea o en Alejandría en donde la atención iba dirigida directamente a las figuras de Cristo. Antioquía en cambio estableció puso como principio fundamental no reconocer en el Antiguo Testamento figuras de Cristo más que ocasionalmente. También admitió una “prefiguración” del Salvador sólo allí donde la semejanza era evidente y la analogía en sí era clara. Los tipos formaron la excepción, mas no la regla; la Encarnación, aunque era preparada en todas partes, no siempre estaba prefigurada.
La diversidad de método obedecía a una diferencia de mentalidad que ya se había hecho sentir en la tradicional filosofía helénica. Para hacer la comparación, el idealismo alejandrino y su inclinación a la “especulación” se debían al influjo de Platón sobre ellos. En cambio en Antioquía, de cierto modo, se basaban en el empirismo lo cual lo hacían indudablemente tributarios de Aristóteles. La primera de éstas se inclinaba más hacia el misticismo, la segunda más al racionalismo.
Los comienzos de la escuela antioquena fueron bastante modestos, nunca pudo gloriarse de un director de la talla como de Orígenes, a pesar de aquello, fue cuna de una tradición importante de tipo exegética, alcanzando así su apogeo a finales del siglo IX bajo la dirección de Diodoro de Tarso. Por su parte, San Juan Crisóstomo fue el discípulo más claro de Diodoro y Teodoro de Mopsuestia el más extremista.
La tendencia racionalista ya nombrada anteriormente, fue la causa de que se convirtiera, sin duda alguna, en una tremenda iniciadora de herejías; sin ir más lejos, su fundador Luciano de Samosata fue el maestro de Arrio.
La imagen cristológica de la escuela de Antioquía
La escuela de Antioquía se distinguió por su sobria exégesis gramatical de la Sagrada Escritura. Como ya se expuso anteriormente, defensora más bien Aristotélica, que estaba influida por un evidente soplo racionalista. Su benemérita y venerable cabeza durante el siglo IX, Diodoro, tomó demasiado en serio el ser humano de Cristo; corrió el riesgo de relajar su unión substancial con la divinidad (que él obviamente conocía) y lo redujo a una unión exclusivamente de tipo oral. Esta tendencia aflora apenas en su gran discípulo San Juan Crisóstomo, quien sucedió a Nectario en la sede de Constantinopla, algo más en el influyente Teodoro de Mopsuestia y fuertemente acentuado en su discípulo Nestorio, quien a la muerte de su maestro fue nombrado Obispo de Constantinopla. La diferencia entre ambas concepciones queda de relieve en la imagen que utilizaban los antioquenos para sensibilizar la unión de la naturaleza divina y humana de Cristo: el logos habita en el hombre Jesús como en un templo.
Grandes exponentes de Antioquía
Diodoro de Tarso
Su fecha de nacimiento es incierta; murió alrededor del año 392 d.C. Perteneció a una familia noble, probablemente de Antioquía. San Basilio lo llama el “niño de pecho” de Silvano, obispo de Tarso, pero no se sabe si su discipulado fue en Antioquía o en Tarso. Estudió en Atenas, y luego abrazó el estado monástico. Llegó a ser la cabeza de un monasterio en o cerca de Antioquía, y San Juan Crisóstomo fue su discípulo. Cuando Antioquía gemía bajo los obispos arrianos, él no se unió al pequeño partido de irreconciliables liderado por Paulino, incluso cuando el obispo Leoncio nombró diácono a Aecio, Diodoro y Flaviano amenazaron con dejar su comunión y retirarse a Oriente, y el obispo cedió. Estos dos santos, aunque no eran sacerdotes enseñaron al pueblo a cantar los Salmos en coros alternados (una práctica que se extendió rápidamente a toda la Iglesia) primero en las capillas de los mártires, luego, a invitación de Leoncio, en las iglesias.
Cuando al fin, en 361, el partido arriano nombró a un obispo ortodoxo en la persona de Melecio, Diodoro fue ordenado sacerdote. Él parece haber escrito algunas de sus obras contra los paganos tan temprano como en el reinado de Juliano el Apóstata, pues ese emperador declaró que Diodoro había usado el conocimiento y elocuencia de Atenas contra los dioses inmortales, quienes lo habían castigado con enfermedad de la garganta, delgadez, arrugas y con una vida difícil y amarga. En la persecución de Flavio Valente, Flaviano y Diodoro, ahora sacerdotes, mantuvieron la unidad de los católicos durante el destierro de Melecio, y los reunían en la rivera norte del Orontes, pues el emperador arriano no permitía el culto católico dentro de la ciudad. Desterrado muchas veces, en 372 Diodoro se relacionó con San Basilio en Armenia, a donde dicho santo vino a visitar a Melecio. Al regreso de este último a su rebaño, nombró a Diodoro obispo de Tarso y metropolitano de Cilicia. Poco después Teodosio I emitió un decreto nombrando a Diodoro y a San Pelagio de Laodicea modelos de la ortodoxia para todo Oriente. Diodoro asistió a los Concilios de Antioquía en 379 y al Primer Concilio Ecuménico de Constantinopla en 381. Sozomeno lo hace responsable en este último concilio de proponer a Nectario como obispo de esa ciudad, y lo representa como uno de los principales promotor de San Flaviano como sucesor de Melecio, por el cual el desafortunado cisma en Antioquía se prolongó.
Diodoro vino a Antioquía en 386 o después, cuando San Juan Crisóstomo ya era un sacerdote. En un sermón él habló de Crisóstomo como el San Juan Bautista, la voz de la Iglesia, el cayado de Moisés. Al día siguiente Crisóstomo subió al púlpito y declaró que cuando la gente aplaudió, él gimió; era Diodoro, su padre, quien era el San Juan Bautista, los antioquenos eran testigos de cómo él había vivido sin propiedades, recibiendo su alimento de las limosnas, y perseverando en la oración y en la predicación; como el Bautista, él había enseñado al otro lado del río, a menudo había sido encarcelado, no, algunas veces fue decapitado, por lo menos en los deseos, por la fe. En otro sermón él asemeja a Diodoro a los mártires: “¡Vean sus miembros mortificados, su cara, que tiene la forma de un hombre, pero la expresión de un ángel!”
...