Cronica DIA DE MUERTOS

DIA DE MUERTOS

El dos de noviembre es un día muy importante para el país mexicano. Oficialmente el día de todos los muertos. Un día feriado en la mayor parte del país.

En este día, los mexicanos dan sus ofrendas en agradecimiento y recuerdo para quienes amaron o tuvieron algún cariño en especial en la vida.

Normalmente por las fechas, me imagine que debía haber sido un día frio que me calara hasta los huesos y tal vez con algo de lluvia que al tocar mi cara me recordara que aun estoy viva. Pero para mi sorpresa esta vez fue la excepción.

Desperté y lo primero que hice fue salir al jardín para admirar el paisaje que se ve desde mi casa, aprecie la mañana de un cielo azul resplandeciente, con unas cuantas nubes que lo adornaban. El sol dejo ver sus primeros rayos, iluminando la sierra del cañón de las salinas, dando a saber que seria un día diferente a otro día de muertos que haya vivido.

Me alisté y me preparé, salí de casa caminando rumbo a la florería, llegué y había unas cuantas personas que llegaron antes que yo, así que empecé a ver las flores que tenían mientras llegaba mi turno de ser atendida.

Al final compré un ramo de rosas rojas y blancas, flores muy tradicionales para este día.

Salí de la florería rumbo al panteón que queda a unas cuantas cuadras de la florería. El ambiente era diferente al de cualquier otro día. Se veía a mucha gente en la calle caminar con flores en familia.

Llegué algo temprano al panteón y vi como la gente poco a poco empezó a llegar. Aprecié caras melancólicas al atravesar las puertas y otras cuantas con una sonrisa reflejada al visitar a esa persona que se les adelanto en el camino.

Llegué a la tumba donde descansa mi abuelo. Tal vez suene loco pero empecé a platicar con él. Entre risas y lagrimas recordé anécdotas y momentos especiales que compartimos cuando estaba en vida, dejé las flores y me despedí.

Al ir recorriendo mi camino a la salida, me percate de las costumbres que tienen algunas personas de mi pueblo en este día. Unas llegaban con los alimentos favoritos del difunto, a otros se les veía arreglar con todo tipo de flores unas naturales y otras de papel de china, que acompañaban también con banderitas típicas de colores de esta celebración. Pero hubo algo en especial que llamo mi atención.

La mayoría de los habitantes de mi pueblo tienen la costumbre de llevar sus niños y les explican de este bella tradición de visitar a sus muertos. Tal vez por su corta edad no comprendan lo que esta pasando o porque la gente hace eso, pero creo que con el pasar de los años entenderán y crecerán pasando esta tradición, generación tras generación.

Al salir del panteón visité los puestos que se encontraban a fuera, donde la gente se encontraba comprando comida y flores. Así que decidí comprarme un rico elote asado, como tradicionalmente ya lo hago después de ir a visitar a mis difuntos. Regresé a casa.

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