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Cruzada Nacional Contra El Hambre


Enviado por   •  23 de Febrero de 2014  •  2.967 Palabras (12 Páginas)  •  411 Visitas

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LA CRUZADA NACIONAL CONTRA EL HAMBRE: OPORTUNIDADES Y DESAFÍOS

La puesta en marcha de la Cruzada Nacional contra el Hambre es un reconocimiento implícito de que tanto el modelo económico como los programas de atención social implementados durante los últimos 30 años en México no han funcionado. No se ha podido evitar que el país enfrente una mayor pobreza, y que además deba resolver un aspecto aún más básico para cualquier ser humano, el de garantizar su alimentación.

El hecho de reconocer que México se encuentra en dicha espiral negativa es loable, y representa un viraje respecto al manejo que se le dio tanto en el discurso como en la implementación de la política social en la administración anterior, la cual negó y minimizó el problema. Los hechos han rebasado dicha postura y la necesidad de su atención constituye la oportunidad de dar un objetivo claro no únicamente a la gestión del Presidente Enrique Peña Nieto, también es la ocasión para que la sociedad recobre la sensibilidad respecto al estado de marginación en la que se encuentra una parte creciente de la misma. Se tiene la opción de construir un legado diferente, que se pase de una sociedad marcada por la inequidad y acechada por la violencia a una en donde se reconstruya el tejido social, todo ello por el bien del país. Es la oportunidad de que el poder eje-cutivo deje una herencia de bienestar, generando acciones, políticas y reformas que lleguen a donde no sus antecesores fallaron: a mejorar la vida diaria de los mexicanos en aspectos funda-mentales como alimentación, salud, educación, empleo, salario digno y seguridad. La única con-dicionante es que los programas a implementar verdaderamente se enfoquen a resolver los des-equilibrios, que vayan más allá del discurso, que se transformen en hechos. Para ello se debe in-volucrar a la sociedad, hemos sido demasiado permisivos con los malos resultados, con el avance de la pobreza y la inequidad, con la ineficacia y la corrupción, es un buen momento de que en la construcción de este legado participe la mayor parte de los mexicanos.

Evidentemente el reconocimiento del problema no es suficiente, en realidad se debe ir más allá: si no se eliminan las causas de la pobreza y el hambre difícilmente se podrán resolver los enormes desafíos que estos flagelos representan. De igual manera es prioritario que se observe que la cru-zada debe ser el inicio de un proceso más amplio e integral, en donde se cuestione y reconstruya el tejido social y la administración pública en sus tres niveles. El objetivo de la cruzada es positivo pero lo hasta hoy manifestado es insuficiente y la razón simple: muchas de las causas de este des-equilibrio social tienen su origen en el propio modelo económico que se ha implementado en las últimas tres décadas, y en la forma en la que se ha manejado la política económica.

En el último punto no puede dejarse de mencionar la incapacidad técnica y la falta de transparencia con la que en ocasiones se han operado los programas y recursos destinados para el desarrollo económico y social, particularmente en estados y municipios. Sin lugar a dudas los gobiernos estatales también deben declarar que la cruzada es parte de sus prioridades, de otra manera los esfuerzos federales no cubrirán las necesida-des locales, algo particularmente delicado en entidades en donde la tendencia de la pobreza vinculada al mercado laboral va al alza. Por tanto uno de los primeros retos que tendrá la cruzada es el de convertirse en un programa más ambicioso que cuestione y rectifique lo que desde la esfera pública se ha instrumentado durante los últimos lustros. La ventaja que por corto tiempo tiene la presente administración es que puede revisar el modelo y transformarlo a uno con un verdadero objetivo social, que vaya más allá del discurso del equilibrio macroeconómico, y en donde el control de la inflación se ha logrado con el sacrificio de los sala-rios. De no hacerlo, de mantenerse bajo la misma perspectiva económica que sus antecesores difícilmente podrá obtener resultados diferentes.

Para que la Cruzada Nacional contra el Hambre se transforme en un proyecto que trascienda a lo inmediato debe buscarse una meta más ambiciosa: construir una Sociedad de Bienestar y Equidad. Indudablemente el problema del hambre debe ser resuelto, pero también se deben cubrir aspectos relevantes como el de una nutrición adecuada y el acceso a satisfactores de calidad de vida que permitan alcanzar una mayor movilidad social. El declarar que el objetivo es alcanzar una Sociedad de Bienestar y Equidad implica señalar compromi-sos de largo plazo, debidamente consensados no únicamente con la clase política, también debe alcanzar acuerdos con otros actores de la sociedad, quienes pueden y deben contribuir a la consecución de la meta. En concordancia con lo anterior es prioritario que la Cruzada Nacional contra el Hambre sea incluida en el Programa Nacional de Desarrollo y en el Programa Nacional de Financiamiento del Desarrollo. Con ello se ga-rantiza el crear un marco institucional adecuado para un objetivo que genere amplios concesos sociales, pero además haga posible el que se den pasos firmes para evitar que sea la propia operación burocrática la que limite el alcance del mismo.

Generar una Sociedad de Bienestar y Equidades un proyecto que no culminará en un sexenio, en realidad la administración actual debe sembrar la semilla que permita obtener resultados más ambiciosos posteriormen-te. Sin embargo, la Sociedad de Bienestar y Equidad puede permitir alinear programas y reformas que hasta hoy se encuentran desvinculados, desvirtuados y que en algunos casos son obsoletos o presa de intereses meramente políticos. En este sentido el mejor ejemplo lo constituyen reformas como la laboral, la hacendaria y aún la energética, en donde el cuestionamiento básico es para qué se realizan, quién es el beneficiario de las mismas, o en otras palabras cuál es el propósito de las mismas. Indicar que es para darle más recursos al sector público, cuando éste es ineficiente o para aumentar la competitividad y productividad cuando no se tiene una distribución justa de la riqueza es plantear que las reformas no necesariamente garantizan el desa-rrollo social, es decir una mayor equidad y movilización social. Si la política económica y los cambios estructu-rales se alinean a la construcción de una Sociedad de Bienestar y Equidad por fuerza la acción de la adminis-tración pública debe garantizar que sus propuestas y acciones deban cumplir con ese objetivo, de otra mane-ra se encuentran descoordinadas y fuera de foco.

Derivado de lo anterior, se debe cuestionar del verdadero alcance que la Cruzada Nacional contra el Hambre tendrá. La intención de alinear los programas federales, estatales y municipales mediante la cruzada no es suficiente.

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