Crónica de un indigente
Enviado por dayanaajaimes • 18 de Septiembre de 2016 • Ensayo • 1.017 Palabras (5 Páginas) • 298 Visitas
Universidad Jorge Tadeo Lozano
Humanidades I. De la Ilustración al conservatismo.
Yeimy Dayana Jaimes Pabón
Vivencias y pensamientos de un indigente
Hace unos días decidí caminar por los lados del Ricaurte, ví a un señor sentado en un andén, con la mirada distante hacia los cerros y una expresión de frustración, su rostro se veía afligido, por un momento, quise seguir mi camino, y la curiosidad me detuvo, para preguntarle del por qué se encontraba en aquel lugar y por qué se encontraba en esa situación. Me acerqué con temor de hablarle, ya que no sabía cómo iba a reaccionar, -me acerque y lo salude: “buenos días, ¿como esta?” -y él cambio su expresión, se tornó más atento muy amablemente, me contesto: “me encuentro triste”.
Días antes, unos hombres que se encontraban borrachos se acercaron y sin ningún motivo ni razón lo golpearon produciéndole una herida en la mano y la cabeza con una botella. Vio la oportunidad y salió a correr para evitar que lo siguieran golpeando.
Me comentó porqué tenía esas heridas, me permitió preguntarle más sobre de su vida, de las razones por las cuales terminó en las calles y afirmó varias veces que se arrepentía, de haber caído en las calles, aunque al principio buscó ayuda en su familia, pero nadie le dio la mano.
Don Juan fracasó en su taller por endeudamiento y discusiones con su familia por la falta de ingresos.
Don Juan tenía su taller cerca del Ricaurte, perdió su taller por malos negocios, puesto que su máquina necesitaba reemplazarla por una más sofisticada y para ello vendió su carro junto con la máquina, pero le hicieron fraude, le pagaron con un cheque sin fondos. Desde ese momento comenzó uno de tantos fracasos, ya que según él fue el inicio de su desgracia.
Él contaba que en la misma familia había sentimientos de envidia, mejor dicho, en la misma sociedad reinaba la envidia por eso estamos como estamos, en una sociedad donde nadie ayuda a nadie, cada uno mira como no hundirse y como buscar su propio beneficio.
Don Juan, ya tiene 15 años de estar en las calles, antes de estos 15 años él dice que tenía una vida con comodidades, no muchas, pero si mejor que estar en la calle.
Me contaba que había estudiado mercadotecnia en la universidad Jorge Tadeo Lozano, trabajó en ventas por muchos años, se enteró hace unos meses que hubiese podido obtener pensión de ese trabajo, el problema era que su cédula la habían robado, otros indigentes por robarle lo que tenía en ese momento.
Platicando con un señor, conocido se ofreció a ayudarle a sacar la cédula, así que pronto la obtuvo y llevó los documentos para recibir su pensión. Le dieron un comprobante que le dio a guardar a su hermano, pues él pensó que si lo tenía se lo podían robar, así como había sucedido con su cédula.
Pero luego fue a buscar aquel documento y su hermano le dijo que él no lo tenía, él sabía que su hermano lo tenía, pero su dolor al saber que su hermano lo tenía hizo que jamás volviera a buscarlo.
Agradece a Dios, porque nunca ha pasado hambre, siempre hay una persona que le da comida. En el momento que me acerque hablarle, justamente estaba comiendo de una bolsa, le habían dado algo de sobros. Dice que tiene suerte porque a muchos de sus compañeros les toca mirar en el contenedor de basura.
En las noches frías de Bogotá solo cartones y periódicos son los que lo acobijan, aunque de noche casi nunca duerme pues siempre está pendiente de que no lo roben, también sale a caminar para poder conseguir algo de reciclaje, y así, poder alimentar su vicio, según él muy poco consume, esto que consume se le llama “maduro”, esto es una mezcla de marihuana con perico, le cuesta mil pesos.
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