Crónica del confinamiento
Enviado por Kelly Ulloa • 13 de Abril de 2023 • Informe • 1.278 Palabras (6 Páginas) • 54 Visitas
CRÓNICA (TÍTULO EN ESPERA)
Desde la llegada del coronavirus a Colombia la vida de todos los habitantes de este país ha dado un giro de 360 grados, desde los estratos más bajos hasta la pequeña cúspide colombiana. Al parecer no todo estaba “bajo control” como solíamos creer.
El COVID-19, como fue denominado el virus llegado de Wuhan-China, comenzó a expandirse alrededor de todo el mundo causando una Infección Respiratoria Aguda, pero sobre todo generando cambios importantes en la vida cotidiana del ser humano. Uno de estos cambios fue el distanciamiento social, todo se paralizó, los decretos por parte de las alcaldías y la presidencia de la república expresaban claramente la normatividad para llevar a cabo medidas de protección contra el nuevo virus convertido en pandemia. A pesar de todo, las precauciones no se tomaron en serio, particularmente en Colombia este virus comenzó siendo una broma, era llamado: “una gripe más” “el nuevo meme”; pero todo resultó caótico. El pánico fue consumiendo a las personas y pasó de un extremo al otro. Una de mis amigas (en este relato la llamaré Rocío), se halló profundamente afectada al oír la noticia del confinamiento, ella no podía dejar de trabajar puesto que sus ingresos son los únicos en el hogar, tiene que mantener dos niños y se gana la vida “del diario”. La situación era una verdadera crisis; desde que se enteró de la noticia ahorro peso tras peso para abastecerse de alimentos en primera medida, sin embargo, no fue mucho lo que pudo conseguir; la localidad de Suba en la ciudad de Bogotá (lugar donde ella vive) estaba desabastecida, algunos supermercados que contaban con alimentos no podrían dejar pasar más personas, las filas eran lo suficientemente largas como para dar vuelta a la esquina. Rocío se decepcionó de inmediato y solicitó mi ayuda y la de mi familia para que le brindáramos algo de comer. Por suerte, logramos recaudar el alimento necesario por un tiempo, junto con otras personas del edificio en donde vivo que desearon contribuir, ella nos contó que logró distribuirlo bien, pero que cada día le resultaba una tortura oír en las noticias sobre la posible extensión de este “encierro”, como ella le denominó.
La presidencia de la república a través de las alocuciones expresó que el confinamiento iría entre las 00:00 a. m. del 25 de marzo y hasta la 00:00 a. m. del 13 de abril del 2020 y lo dictaminó por medio del Decreto 457 del 22 de Marzo de 2020, donde también se especifica qué grupos de personas pueden salir, estos eran todos aquellos que trabajaran en “necesidades básicas para el confinamiento”: salud, abastecimiento de alimentos, productos de limpieza, cuidado de niños y ancianos; también pueden salir personas del común que, aunque no trabajen en alguna de las ramas anteriores, necesitan asistencia de salud o la adquisición de alguno de los productos de necesidad básica, o, claramente, por algún motivo extraordinario. Personas como Rocío y como mi familia quedamos paralizados, los ingresos al hogar no iban a tener el mismo flujo. Fue en este momento en el que pensé ¿acaso debemos sentirnos afortunados por vivir el confinamiento en una clase llamada “media”? ¿Qué importancia tienen las clases sociales en épocas de confinamiento?
Si denominamos esto “un encierro”, tenemos que suponer un reto de paciencia y tolerancia, sin importar en donde nos encontremos es fundamental asumir la actitud de paz. ¿El lugar en donde estén las personas depende de cómo pasarán este momento? Me dedique a repasar los índices de desigualdad en años anteriores que no cambian mucho para este año en el que se presenta el virus. Para el año 2018 Colombia reportó 50,4% en el índice Gini, esto representa uno de los porcentajes más altos en este estudio que mide la desigualdad a nivel global. Para tener una imagen más cercana, investigué esto a nivel local. Ese mismo año, 2018, Bogotá aumentó el índice de desigualdad de 0,498 a 0,504, esta información es perturbadora, significa que los más ricos siguen manteniendo altos niveles de ingresos, mientras que las personas de bajos recursos aún no logran ascender en la pirámide social. El DANE se encargó de estratificar la vida de los bogotanos de la siguiente manera: 1, bajo-bajo; 2, bajo; 3, medio-bajo; 4, medio; 5, medio-alto y 6, alto. ¿Son necesarias realmente tantas estratificaciones? Según el DANE de esta forma logran diferenciar que los estratos 1, 2 y 3 cuentan con menos recursos y el 5 y 6 poseen mayores recursos económicos. Ese era el punto: los recursos.
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