Crónica sobre el pueblo Alaspungo
Enviado por Lau RoMo • 27 de Diciembre de 2020 • Tarea • 613 Palabras (3 Páginas) • 101 Visitas
Alaspungo, la ausencia de los jóvenes
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Comuna de Alaspungo, Quito, Ecuador.
Por: Laura Rodríguez
Enero, 24, 2015
En 1974, en una casa de Alaspungo, aproximadamente a 18km de Quito, una comunera que allí vivía, escuchó el llanto despavorido de un bebé. Entró a la casa de dónde provenía el ruido y allí estaba Hortensia Oñate, una joven de 17 años con su hija de 2 amarrada a su espalda y agachada sobre una estera dando a luz a su otro hijo. Los 4 hijos que tuvo Hortensia Oñate, no fueron fruto del amor, sino producto de constantes violaciones que sufría por parte de uno de los trabajadores que laboraba en la misma hacienda para la cual ella trabajaba. La mujer, después de eso, nunca pudo confiar en ningún hombre y luego de que sus hijos se marcharon a la ciudad, como hacen la mayoría de los jóvenes de Alaspungo, Hortensia se quedó sola. A sus 58 años, se levanta a las cinco de la mañana para cosechar su huerto donde siembra papa chaucha, coles y habas y su única compañía es un televisor de 21 pulgadas en donde ve las novelas de la tarde.
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Hortensia Oñate, comunera de Alaspungo, Quito, Ecuador.
Alaspungo es una comuna que está rodeada por el camino que utilizaban los Yumbos, un pueblo que data del período pre-incaico, para desplazarse desde Tulipe hasta la sierra. En este pueblo viven 20 familias, los que laboran la tierra producen para su consumo y no para la venta. Los que se encargan de ordeñar las vacas van a la ciudad a vender el queso y la leche que les sobra de su producción. En este lugar no hay un centro médico, pero como sustituto los comuneros utilizan plantas medicinales, que como sus ancestros los yumbos, saben preparar para aliviar sus malestares.
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Comuna de Alaspungo, Quito, Ecuador.
La comuna está conformada por unas casas que bordean una cancha de vóley, entre ellas está incluida una pequeña tienda, una casita de dos pisos que funciona como mirador- y es el único rastro que el gobierno ha dejado por allí- una especie de casa comunal donde los habitantes realizan sus diferentes reuniones y una parroquia, dedicada a San Francisco de Asís, santo al que los comuneros veneran y al que celebran con una fiesta cada 4 de octubre. En la subida de una cuesta, está una antigua escuelita llamada Princesa Pacha, que dejó de funcionar hace unos 10 años, pero que parece que el tiempo no hubiera pasado por ella, pues aún están las bancas y el pizarrón escrito, como si todavía esperara que los chicos volvieran para la próxima clase.
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