Cultura Solidaria
Enviado por camilo999 • 23 de Febrero de 2014 • 891 Palabras (4 Páginas) • 335 Visitas
Se comprende por comunidad, un conjunto de personas que comparten algo en común, como por ejemplo el idioma, los hábitos y costumbres, los valores, las tareas, la ubicación geográfica (un barrio por ejemplo), estatus social y roles. Una comunidad surge con el asentamiento de la pluralidad civil en un territorio determinado, luego con el pasar del tiempo se desarrollan y determinan los aspectos antes mencionados.
En una comunidad se generan tres aspectos determinantes para la interacción de las personas: la solidaridad, la identidad, y el sentido de pertenencia. Las comunidades se despliegan de dos formas, la urbana y la rural. A ambas las atraviesan aspectos determinantes como: el trabajo, la historia, la comunicación, las características, la demografía, la economía, la salud, las tierras, el sistema educativo y los problemas sociales.
La participación y cooperación de sus miembros posibilitan la elección consciente de proyectos de transformación dirigidos a la solución gradual y progresiva de las contradicciones potenciadoras de su autodesarrollo. Es en este escenario en el que la democracia es determinante, para la participación activa y la toma de decisiones que procedan en pro del bienestar común de todos.
El cristianismo está llamado a ser en la historia fermento eficaz de la instauración de la Humanidad Nueva, el Reino de Dios. El cristianismo no es una religión del corazón ni una oferta de salvación puramente interior. La "metanoia" cristiana afecta a todo el hombre y a todos los hombres: pretende abarcar el interior y el exterior, la persona y la sociedad. La fe cristiana está atravesada por el clamor de la justicia y la libertad, pero no una justicia y libertad cualquiera, sino la más radical, en cuanto que es la libertad y la justicia que nacen del amor radical de Dios, de "su Reino y su Justicia". [tomado de: http://www.mercaba.org/FICHAS/CRISTIANO/compro_cristia.htm]
1. FUNDAMENTOS:
Desde León XIII, ha sido un denominador común en las enseñanzas de los Papas el recordar a los cristianos sus deberes "públicos". La Iglesia ha ido, además, descubriendo la fundamentación filosófico evangélica de dicho compromiso y transmitiéndola a lo largo de las diversas encíclicas sociales.
Juan XXIII,, en Pacem in Terris,, apoyaba este deber/compromiso, en la dignidad de la persona humana, en la propia razón, en la medida que ésta recoja los dictados de la conciencia humana, y en la obediencia a la voluntad salvífica de Dios.
Años más tarde, el Concilio Vaticano II, en la constitución Gaudium et Spes,, informaba el valor de la dimensión temporal del hombre y de su autonomía, y recordaba que la naturaleza de la comunidad política tiene su base en la dimensión social del hombre, creado así por Dios
Esta fundamentación de lo socio-político remontándose hasta la misma realidad de Dios será recogida por los Obispos españoles en el Documento:
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