Currículo más significativo para la vida de los jóvenes en esta sociedad.

Al comienzo nos invita a reflexionar acerca de cómo se podría llegar a enriquecer la escuela, teniendo en cuenta el contexto de la sociedad contemporánea, instalando nuevamente a la educación como una preocupación central en el horizonte político, social y cultural. En primera instancia, lo primordial es crear, a partir de las propuestas pedagógicas de nuestras escuelas, un currículo más significativo para la vida de los jóvenes en esta sociedad.

Actualmente a la hora de imaginar la tarea que la escuela realiza, debemos tener en cuenta los distintos contextos de crisis y las complejas historias, que atraviesan los alumnos que llegan a la escuela.

Se identifican dos corrientes  opuestas, para la primera se considera a la escuela como  una categoría publica democrática que altera la tarea docente en la de un trabajador luego de un proyecto democrático y ético. Las últimas perciben a los educadores sumidos en la burocracia delegando versiones de la realidad social y de las historias afables o neutrales convirtiendo estas últimas en indiferente a ellos.

Es considerable que evaluaciones internacionales como el proyecto Pisa de la OCDE,  sitúe a la Argentina en un lugar desmoralizador del ranking, comprobando así, la situación crítica en cuanto a educación del país, donde se comprueban las desigualdades en razón social y educativa que han ido creciendo. Hoy se han colocado en nuevas categoría de análisis la infancia perdida, el aislamiento del hogar y la comunidad dividida.

Deben poder cuestionarse el papel que ocupan hombres y mujeres según el color de la piel, el sentido de los valores familiares y las identidades.  

Por otra parte la violencia ha sido naturalizada, transformando comportamientos que son ajenos a la cultura de las generaciones mayores.

Los niños en la actualidad se encuentran en sus casas sin compañía por lo cual, cocinan, pretenden determinador artefactos electrónicos ya sea una tv o una computadora, sin supervisión de ninguna de las actividades que pueden llevar a cabo. Esta realidad en que viven todos los días se ha convertido en su cotidianeidad, por tanto, la infancia se desdibuja.

Teniendo en cuenta lo anteriormente mencionado, la escuela pasa a ser modificada, por ende se convierte en un medio mejor para los niños que en esa casa en la que están solos, sea en el momento de recreación o fuera de las prácticas educativas del sistema.

Muchas de las miradas actuales referido al proceso de enseñanza prescinde de estas circunstancias y construyen planteos que no las tienen en cuenta.

Resulta necesario crear prácticas en las que se encare la vida cotidiana, pero también se la analice y critique, con el propósito constante de elaborar nuevas practicas más humanas y solidarias.

Narra historias de experiencias que han sucedido, crean y favorecen en desarrollo de la imaginación, podemos colocar el ejemplo de nuestros próceres del pasado histórico ayudan a liberar  a la imaginación y permiten una visión enriquecida del pasado.

Para concluir con esta primer parte podemos decir que los docentes con vocación de enseñanza vuelven a fabricar narrativas significativas con sus alumnos y alegan a las complicadas exigencias de la escuela de nuestros días con las complicaciones que incluye oír y desatender de forma alterna, en cuanto a la educación, los requisitos sociales y políticos de las familias, las sociedades y en si mismo una preocupación en el acto de enseñar.

Durante cinco décadas, tres corrientes teóricas establecieron las bases para reflexionar sobre la problemática de la enseñanza.

La primera coloca el énfasis en la planificación o pensar anticipadamente la clase. Desde dicha teoría, el oficio de enseñar se creó sobre el lema de entender la didáctica como ciencia que estudia el proceso de enseñanza- aprendizaje sin reconocer que se podía enseñar y no aprender o enseñar y aprender mal. Indiscutiblemente el lema enseñanza- aprendizaje plantea una unión precipitada en el que dos conceptos de historias y legitimidades diferentes, y sin la construcción interdisciplinaria requerida se convirtieron en una fuerte delimitación de la tarea, una relación construida sin la vigilancia epistemológica necesaria.

Las décadas del planeamiento tuvieron lugar en las décadas del cincuenta y sesenta. La profesión docente era la del buen planificador.

Pasamos a la segunda teoría, la cual se concentra en reflexionar acerca de la clase realizada, desde una perspectiva crítica en comunidades de práctica.

Dicha corriente tiene lugar en la década de los sesenta y los ochenta como efecto del impacto de la ciencia cognitiva en los estudios didácticos, desplazo el énfasis en la planeación por la reflexión luego de la clase. El docente reflexivo es en torno a la práctica acontecida.

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