Vida Y Sociedad
Enviado por teruelborja • 3 de Febrero de 2013 • 349 Palabras (2 Páginas) • 414 Visitas
Hoy en día todos los seres humanos por una razón o otra necesitamos vivir en sociedad, compartir nuestros pensamientos o nuestras opiniones. Vivimos en una sociedad en la que muchas de las cosas que vemos o oímos inciden sobre nosotros, sobre nuestra manera de ver la realidad. Desde una canción hasta una noticia en el periódico. Cada palabra, la entonación o los sentimientos con los que se cuenta algo influye en los demás. Estamos viviendo un periodo de cambios tanto en lo social, como en lo político, como en lo económico. Los cambios que están ocurriendo no podemos superarlos buscando en la historia, es necesario transformarnos y buscar una nueva forma de ver la realidad.
Para vivir en sociedad necesitamos una serie de normas creadas por los miembros de distintos grupos sociales, lo que implica distintas formas de pensar. La influencia social esta relacionada con la forma adecuada de comportarse en función de la situación.
Desde que nacemos cada persona esta inmersa en un mundo social y su desarrollo depende de la interacción con otros miembros del grupo, estas interacciones son múltiples y condicionan sus ideas, creencias y modos de comportamiento.
Esta influencia puede ser de 3 tipos:
-Interpersonal: comunicación cara a cara, grupos pequeños como padre – hijo entre hermanos, novios etc.
-Persuasión: el comunicador influye en una audiencia, en un mitin político o conferencia
-Influencia de medios visuales: Falta de contacto directo entre emisor y receptor, la importancia radica en la penetración de la percepción y conducta de las personas y grupo
Pasamos de guiarnos por nuestro instinto a guiarnos por la justicia y dando a nuestras acciones la moralidad que les faltaba antes solo entonces, cuando dejamos de lado el impulso y el derecho al apetito nos vemos obligados a obrar con arreglo a otros principios y a consultar su razon antes de escuchar sus inclinaciones.
Pasamos de guiarnos por nuestro instinto a guiarnos por la justicia, que le da a nuestras acciones la moralidad que les faltaba. De este modo dejamos de lado el impulso y nuestro instinto y nos vemos obligados a realizar las acciones basandonos en otros principios generales.
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