¿CÓMO LLEVO A LA PRÁCTICA EL RESPETO A LOS DERECHOS HUMANOS?

Es una muy buena pregunta la que se nos plantea como título y desarrollo del escrito , ya que el respeto a los “Derechos Humanos” facilita y promueve una sana convivencia entre todo individuo que integra la sociedad. Pero, ¿Qué pasa cuando estos derechos que el hombre trae consigo desde su nacimiento se omiten o no se cumplen como debe de ser?

En mis 15 años de vida, he visto cómo se llegan a violar estos derechos, como cuando veo a un niño en situación de pobreza con una mínima o quizá nula posibilidad de asistir a una escuela para poder salir delante de una mejor manera. O aquellas veces en que observo en la calle a personas que necesitan de un gran apoyo y en lugar de eso se encuentran pidiendo “limosna” para poder pagar algún gasto médico, o inclusive para sustentar a toda una familia. ¿Dónde quedó la lucha de los hombres por el “Bien común”?

Pero, retomando la pregunta central y basándome en mi persona, yo respeto los derechos humanos cuando respeto a los demás, sin importar su religión, color de piel, género, preferencia sexual, clase económica y social.

Un ejemplo de esto se presenta en el aula de clases, ya que cada compañero trae consigo un “yo” que varía en los aspectos ya mencionados y aun habiendo estas diferencias llevo una buena relación de compañerismo y amistad. Aunque claro, no todos llegan a respetarse y algunos de mis compañeros llegan a presentar un comportamiento demasiado irrespetuoso, o vulgar para con los demás, cosa que a veces me llega a enfadar, pero aun así trato de ser tolerante lo más que pueda.

Aunque siendo honesta, este respeto hacia los demás los fui desarrollando con el paso del tiempo, pues cuando contaba aproximadamente con unos 4 años de edad no llevaba del todo la práctica de los valores, pues según comentan mis padres presentaba actitudes egoístas, caprichosas; y en ocasiones les faltaba el respeto a mis compañeros de escuela e inclusive a ellos. Pero poco a poco me fui dando cuenta de que esas acciones que yo realizaba no eran correctas porque afectaba a mi entorno.

Con la ayuda de mis padres y mi formación académica fui mejorando en el ámbito de mi persona y al entrar a la primaria ya colaboraba más con actividades escolares y fui ahí donde me tomé conciencia de que todos somos iguales ante la ley desde que nacemos y que nada ni nadie puede impedirnos el derecho a ser libres, a profesar la religión que uno quiera, a tener sus propios pensamientos e ideales y de que podemos expresarlos sin ser restringidos pero que todas estas libertades traían consigo una obligación que se debía cumplir para mantener un equilibrio y buen desarrollo.

Uno como adolescente tal vez no puede hacer “grandes actos” que ayuden a que estos valores se respeten o se lleven a cabo, ya que para que estos se cumplan se requiere en gran parte del apoyo del gobierno.

Pero yo trato de poner “mi granito de

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